«En toda mi vida no he conocido gente sabia que no leyera todo el tiempo. Ninguna. Cero» CM

Acaba de fallecer Charlie Munger (sus seres más queridos le han llegado a definir como un «libro con piernas») y hoy en su honor queremos hablar de qué supone ser un buen gestor. A los estudiantes y profesionales financieros les obsesiona las finanzas y todos llevan un gestor innato. El conocimiento financiero es algo eliminatorio, pero lo determinante es la inquietud y la capacidad de lectura que es lo que te genera un modelo de vida y mental. Un modelo mental se describe, a grandes rasgos, como el mecanismo del pensamiento mediante el cual un ser humano intenta explicar cómo funciona el mundo real. No es tanto un tema ni económico ni de finanzas cuyas diferencias trataremos de explicar. Es más una metodología, un proceso.

Charlie Munger, mito de las finanzas, conocido también con el apodo de el abominable señor NO, por su ferocidad al rechazar posibles inversiones, falleció el pasado martes a los 99 años.

«El juego de la vida es el juego del aprendizaje eterno. Al menos lo es si quieres ganar».

Para un Gestor, la relación vida interior, vida personal y trabajo hoy en día es total y como dice Woody Allen: el trabajo no deja de ser una invasión de nuestra privacidad. El que quiera ser gestor esa línea entre el mundo personal y laboral no es que la pierda, pero no será capaz de discernirla.

Charlie Munger tenía una curiosidad sin límites y era un apasionado de la lectura. Ciego de un ojo desde 1980, estaba estos últimos años quedándose ciego del otro y aprendió a leer en braille para seguir saciando su ansia por saber.

Aunque hablamos de dos disciplinas que están relacionadas, lo cierto es que la economía y las finanzas no se refieren a lo mismo. Hay que tener en cuenta que las finanzas se dirigen al mundo de los negocios en particular, en tanto que la economía está orientada a la sociedad en general. El matiz que distingue lo económico de lo financiero no es demasiado grande, pero, en la práctica, puede suponer una gran diferencia. Lo primero que cabe explicar es que lo financiero es una parte de lo económico, es decir, la economía engloba dentro de sí a las finanzas.

Por ello, en finanzas se estudian ciencias como la administración y la contabilidad, mientras que la economía se vale más de otras ramas de conocimiento como la sociología e incluso la historia. A lo que hay que añadir que las finanzas buscan la forma más adecuada de obtener los recursos para crear proyectos de inversión o infraestructuras, y la economía estudia el impacto de esas inversiones. Sin embargo, hay una disciplina que lo impregna todo y es la jurídica. Las leyes marcan el devenir de los sectores y la regulación el de muchas industrias. El derecho y la economía confluyen. Los grandes gestores suelen huir del BoE. No les gustan los negocios regulados. Se fijan en el retorno y los márgenes y en la capacidad de defenderlos de los distintos modelos de negocio.

Pues bien, para ser un buen gestor hay que unir muchas disciplinas, analizar muchas memorias pero también leer muchos temas cualitativos, debatir, pensar, relacionar, extrapolar y todo aderezado con humildad.

Tu cerebro cambia y orienta el pensamiento a como monetizar los modelos de negocio y surgen conceptos como ventaja competitiva sostenible, barreras de entrada etc. Es algo parecido a un penalista con el móvil del crimen. Por cierto, siempre he pensado que salvo los delitos por celos el móvil suele ser económico.

También al hilo de lo anterior, hay que destacar que los profesionales de las finanzas suelen trabajar en entidades financieras como bancos, sociedades de valores, gestoras etc. En cambio, los economistas ejercen su labor a menudo en otro tipo de entidades, como centros de investigación, entidades reguladoras, centros de estudios etc.

“Personalmente, soy escéptico ante el bombo que se le ha dado a la inteligencia artificial. Creo que la inteligencia a la antigua funciona bastante bien” Charlie Munger

No pensamos que la inteligencia artificial suplante la profesión de gestor. La va a complementar muy bien, pero hay un factor que es el de relacionar, que el ser humano lo hace en función de sus vivencias y capacidades. No depende de información ni datos solo sino de una creatividad intangible que solo da la lectura, la inquietud, viajar y conversar.

Pero para ser un buen gestor tienes que tener pensamiento propio, juicio crítico, valor para ir contraconsenso y humildad ante el error.

Más allá de sus logros como inversor, Munger ha sido una persona fascinante por su forma de pensar y la manera en que controla las emociones. Su noción de sabiduría elemental y mundana, un conjunto de modelos mentales que abarcan desde la economía, los negocios y la psicología a la ética y la gestión, le permite mantener las emociones al margen de sus inversiones y evitar las malas decisiones más habituales

Para alguien que quiera trabajar en gestión puede complementar su formación con distintas titulaciones. Las hay centradas en riesgos financieros, como la FRM que otorga la Asociación Global de Profesiones en Riesgos (GARP, por sus iniciales en inglés), o la certificación CAIA, referente en la gestión de activos alternativos. Pero si hay una acreditación verdaderamente ansiada es la de analista financiero certificado CFA (chartered financial analyst), el sello más prestigioso y difícil de conseguir, gestionado por el CFA Institute.

Se trata de un exigente programa de estudio que requiere aprobar tres niveles que, tras superar unas 300 horas de estudio al año, y en función del cumplimiento de una serie de requisitos profesionales y, muy importante, también éticos, el candidato obtiene esta titulación CFA.

Para ejercer una profesión como la de gestor de fondos, no solo necesitarás contar con aptitudes y conocimientos, también deberás aunar una gran responsabilidad personal y altos niveles de honestidad profesional, ya que serás el encargado de conseguir la máxima rentabilidad de carteras de inversión y fondos de inversión.

El sistema general de gestión de las finanzas requiere que haya gente que haga ver que puede hacer cosas que no puede hacer y que haga ver que les gusta cuando en realidad no les gusta. Es una forma terrible de pasar la vida, pero está muy bien pagada. ” Charlie Munger

Welcome.

Nos despedimos con lo que consideramos el decálogo del gestor:

  • Humildad
  • Vocación
  • Inquietud
  •  Lectura sin límites
  • Capacidad de análisis
  • Capacidad de relación
  • Análisis crítico y huir del consenso
  • Compartir conocimiento
  • Transmitir
  • Superar los errores

“La primera regla para ser feliz es rebajar sus expectativas. Así es como me casé. Mi esposa rebajó sus expectativas. ”Charlie Munger

El famoso eslogan del Partido Comunista Chino al que pertenece Xi Jinping “Common Prosperity” ha desarrollado un nuevo significado al que tenía para el país años atrás. Este eslogan se usó por primera vez por el partido en 1950 y se consideraba desde hace una década el principio fundamental del socialismo asiático. En la actualidad, es la base para evitar “la trampa de las rentas medias”, que ocurre en la fase de desarrollo económico de un país a caballo entre un mercado desarrollado y uno en proceso de serlo, cuando es probable que el nivel de renta se quede estancado, provocando una fragmentación social con difícil arreglo.

El 40% de la población en China tiene unos ingresos inferiores al salario mínimo. Estas políticas de “Common Prosperity” tienen el objetivo de incrementar los ingresos de esta población con rentas bajas, ampliar la clase media, y disminuir en definitiva la desigualdad social apoyando la vivienda, la sanidad y la educación.

El 1% de la población china posee un tercio de la riqueza total de los hogares, lo que provoca una gran fragmentación social. El objetivo de China es incrementar ahora la renta media como porcentaje de total de habitantes para 2035.

Su renta per cápita media se sitúa en los 12.556USD anual y, pese a llevar años en continuo aumento, ahora corre un alto riesgo de estancarse.

A esta situación no ayuda el alto desempleo juvenil, situándose en máximos de un 21% en el último dato publicado (y el último que se va a publicar, según anunciaron el pasado agosto). Tenemos a jóvenes universitarios recién salidos de la carrera que tardan meses en encontrar un trabajo cualificado, y con las restricciones al sector tecnológico y las trabas al sector privado, unido al distanciamiento con Estados Unidos hace muy difícil que estas cifras mejoren. De hecho, hemos visto ya declaraciones en las que el gobierno los anima a buscar un trabajo no cualificado para empezar a tener experiencia laboral.

Otro factor clave han sido los problemas en el sector inmobiliario, la deuda inmobiliaria total de China aumentó del 16% al 54% del PIB entre 2008 y 2020. Las normas creadas a mediados del 2020 para restringir la financiación de los promotores y evitar la especulación en el sector, fue el detonante para desenmascarar el problema de Evergrande y de otros muchos promotores, que comenzaron a caer ante la falta de liquidez y su elevado apalancamiento.

El cambio político hacia un gobierno autócrata ha provocado que la prioridad haya dejado de ser el crecimiento económico para centrarse en el bienestar social, implementando una política proteccionista. El gobierno está muy preocupado por la fragmentación social en China y está enfocado en solventar estas diferencias sociales fruto del capitalismo salvaje implementado estos últimos años.

Este giro hacia una política más centralizada y socialista pone sin duda en riesgo el crecimiento económico. La inversión en China supone un 55% de su PIB y en un momento en el que ya no necesitan dicha inversión, con las exportaciones también en declive, poder suplirlo por consumo interno no es baladí.

Por estos motivos, en deuda emergente evitaríamos eminentemente China, la recuperación económica esperada del país tras la pandemia no se ha producido, y en nuestra opinión es cada vez más un activo no invertible, con unos riesgos regulatorios cada vez mayores, unidos al problema no resuelto en su Real Estate y al giro ideológico.

Al país tampoco le ha ayudado el proceso de desglobalización iniciado tras los cortes de suministros en la pandemia, con las industrias acercando y diversificando sus cadenas de suministro, algo que sin duda ha iniciado un nuevo régimen de inflación en Europa impidiendo que vuelva a los niveles ultrabajos que vimos durante la última década. Este proceso de retroceso en la globalización también está afectado por las restricciones y prohibiciones comerciales por el incremento de las tensiones geopolíticas. Por otro lado, las tensiones geopolíticas tampoco ayudan, hay una lucha por ser un líder mundial, las relaciones entre China y Estados Unidos no eran tan malas desde el 89 y se han convertido en enemigos geoestratégicos. La fragmentación de la globalización ha creado mayores diferencias entre los bloques de aliados a Estados Unidos (Europa, Canadá, Japón…) y los aliados a China (Rusia, Irán, Pakistan…). Además, el país asiático ha pasado a representar el 14% de las importaciones comerciales de EE.UU desde el 22%. Esto no solo afecta al PIB asiático, sino que también al bono americano. Los tenedores de Treasuries americanos son un 30% extranjeros, de los que una parte significativa históricamente era China, pero esta última etapa hemos visto como sus tenencias de Tesoro Americano se iban reduciendo debido a dos puntos fundamentales: el enfrentamiento entre ambos países y la reducción de dólares que ingresaban derivados de las ventas que eran los que dedicaban a la compra de bonos americanos.

China representa el 18% de la economía mundial, siendo el segundo país más importante por PIB nominal tras Estados Unidos, como inversores no podemos perder de vista el avance del continente asiático. Para Europa la evolución de China es clave ya que somos el principal exportador del país seguido de Estados Unidos. En una economía tan abierta como la europea, en un momento como el actual con caídas en demanda interna nos deberíamos apoyar en el sector exterior, pero no ha sido posible ya que tras el fin de la política de Covid 0, la recuperación del país ha sido muy inferior a la esperada, lastrando nuestra demanda externa.

Por todos estos motivos, creemos que es momento de vigilar de lejos, con un buen catalejo al país asiático, no invirtiendo en él, pero atentos al efecto de las políticas proteccionistas en su economía de manera que podamos anticiparnos a como afectará a Europa y a Estados Unidos.

Por ello, estas próximas semanas, estaremos atentos a las declaraciones de la Central de Trabajo Económico en China, en el que se espera den pistas sobre el objetivo del crecimiento de su PIB para el año entrante, nuevas políticas y estímulos en el sector privado para equilibrar la caída de la demanda.

La fiesta del Día de Acción de Gracias consiste, como su nombre indica, en agradecer. Originalmente, fue un día de agradecimiento por la cosecha y por el año anterior.

En nuestro caso, estamos a punto de recoger una buena cosecha durante 2023, y por tanto, debemos de dar la gracias por el sorprendente desempeño de los mercados financieros en 2023, y en especial el americano.

El crecimiento en Estados Unidos ha sido robusto, tanto a nivel de actividad macro, como en resultados empresariales. Muchas hablan de complacencia, pero la realidad hoy en día es que los resultados agregados soportan la fortaleza. Según las cifras oficiales, el crecimiento económico de EE. UU. aumentó en el 3Q23 a su ritmo más rápido desde el 4Q21, logrando así un aumento anualizado del 4,9%, mejor de lo previsto, y que supone una aceleración importante frente al 2,1% del 2Q23. Las elevadas cifras de consumo, reforzadas por la rigidez del mercado laboral, fueron uno de los principales motores del crecimiento, mientras que las exportaciones y el gasto público estatal, local y federal también aumentaron. A nivel empresarial, de acuerdo con el proveedor de datos Refinitiv, más del 90% de las empresas del S&P 500 ya han publicado sus resultados. Una vez más, las sorpresas positivas predominaron, el 83% logró cumplir o batir resultados y el 60% batió en ingresos. Los beneficios crecen +1,3% yoy con ventas +2,1% yoy. Consumer Discretionary y Communication Services fueron los que más contribuyeron al crecimiento de los beneficios, con especial relevancia de alguno de los 7 Magníficos ( Meta y Google pertenecen al sector  Comunication Services, mientras que Amazon está en Consumer Discrecionary ), mientras que Energía y Real Estate fueron los que más se resintieron.

Pero no todo son luces al otro lado del Atlántico. La dislocación en valoración y previsiones de beneficios se amplifica en USA. Por ejemplo, el segmento de pequeñas y medianas compañías en USA, medido por el índice representativo RUSSELL 2000, el 40% de las empresas que están dentro del índice pierde dinero. Ratio muy alto históricamente. Se sigue notando las nuevas condiciones financieras, y el cambio de ciclo.

Con este panorama, la bolsa americana marcha hacia uno de los noviembres más alcistas de la historia (S&P500 +8,7%, Nasdaq100 +11,0%). Desde 1980, el S&P500 solo ha tenido mejor comportamiento en noviembre en 2020 (+10,8%). Un motivo para dar las gracias.

Por fin los beneficios vuelven a crecer tras 4 trimestres consecutivos cayendo. El consenso de mercado espera que se aceleren. Los analistas suben sus estimaciones de beneficios para el 4Q y 2024. Prevén beneficios +2,8% yoy en el 4Q. Y adicionalmente, estima que los beneficios del S&P 500 crecerán un 11% en 2024, casi tres puntos más que en un año de expansión típico. No parece que 2024 sea un año ni típico, ni de expansión.

Y aquí está la clave para los próximos trimestres, los mercados descuentan un escenario idílico. No estamos de acuerdo. A medida que los apoyos fiscales se desvanezcan y los tipos se mantengan altos, esperamos que los balances se deterioren y el crecimiento disminuya gradualmente. A medida que el crecimiento disminuye y la desaceleración del gasto se acentúa, los márgenes están a punto de contraerse, con una desventaja adicional, en caso de que el crecimiento de los salarios supere a la inflación.

Por ejemplo, a nivel de actividad las alertas siguen saltando. El indicador adelantado LEI ( Leading Economic Index) sigue desacelerando. El LEI se contrajo un -3,3% durante el período abril y octubre de 2023. Una disminución que añade a la sufrida entre octubre de 2022 a abril de 2023 que fue de -4.5%. Este indicador adelantado de actividad disminuyó en octubre por decimonoveno mes consecutivo. Esta racha de 19 meses sólo se superó en el período de recesión de 2008 y en el período de recesión de 1974. No debemos pasarlo por alto

Las condiciones comerciales, el índice ISM de nuevos pedidos más bajo, la caída de las acciones y las condiciones crediticias más estrictas impulsaron la caída del índice. Una inflación elevada, los altos tipos de interés y la contracción del gasto de los consumidores (debido al agotamiento de los ahorros pandémicos y a los pagos obligatorios de los préstamos estudiantiles) es probable que lleven a la economía estadounidense a una recesión.

El impacto de tipos de interés más altos empieza a sentirse y va calando de lentamente en la economía real. La Fed de Nueva York ha publicado unos datos interesantes sobre la deuda de los consumidores en el tercer trimestre. El tipo medio de las tarjetas de crédito se sitúa en el 21,2%, nivel más alto desde que comenzase la serie histórica en 1994. La morosidad de las tarjetas de crédito ha alcanzado el 8%, un punto más que pre-pandemia. Entretanto, la morosidad de los préstamos subprime para la compra de automóviles ha alcanzado el 6%, también nivel más alto de toda la serie histórica.

Por otra parte, el tipo medio de hipotecas en vigor es solo 3,6% frente al tipo actual para las nuevas, que está cercano al 7,75%. Así que, en la deuda a más largo plazo, los consumidores estadounidenses siguen protegidos por tipos más bajos, a diferencia la deuda nueva, que empieza a verse muy afectada. Esta dicotomía entre deuda antigua frente a nueva, como el tensionamiento del mercado laboral, explica la resistencia del consumo y el buen comportamiento de ventas minoristas.

A nivel bursátil, los descuentos actuales no reflejan los riesgos que enfrentan las ganancias y los márgenes de las acciones estadounidenses. Y aquí es donde debemos de tener en cuenta las valoraciones.

La valoración es útil porque es el único motor de rentabilidad de las acciones que no es necesario pronosticar.

Midamos la valoración en cada momento de entrada, a través del CAPE. El índice CAPE (también conocido como índice Shiller P/E o PE 10) es un acrónimo de índice precio-beneficio ajustado cíclicamente. El ratio se calcula dividiendo el precio de las acciones de una empresa, en este caso de un índice, por el promedio de las ganancias durante los últimos diez años, ajustado a la inflación.

Como podemos ver en el gráfico adjunto, la valoración del punto de partida en el que uno decide invertir explica casi un tercio (0.29) de la variabilidad en los rendimientos de las acciones en los próximos 10 años.

Por ejemplo, el crecimiento de las EPS  reales, explica un 15%. Lamentablemente, no tenemos el mismo gráfico para las EPS nominales. Por lo tanto, no podemos comentar sobre el poder explicativo de esa métrica, pero nos inclinaríamos a pensar que no sería mucho mayor.

Con un R2=0,15, lo interpretamos como la constatación de que los precios/rendimientos se ven afectados por muchos otros factores además del crecimiento de los beneficios. En un mundo ideal debería ser más alto, pero los mercados también se ven impulsados ​​por el sentimiento y otros factores más allá de los beneficios. 2023 es un buen ejemplo de un rendimiento total del mercado cercano al 18% hasta la fecha con un crecimiento de las ganancias en 2023 del 0%.

Y en que punto estamos hoy. Actualmente el CAPE del SP500 está cercano a 30, lo que supone que la expectativa de retornos para los próximos años siga la distribución de la línea roja, y por tanto la probabilidad de los rendimientos se sitúe muy cerca de cero.

Cascabel al gato. La valoración es una guía particularmente poderosa en los extremos. Y estamos en uno de esos puntos. No dejen de usarla a la hora de construir posiciones en renta variable

Los Bancos Centrales están solos porque los Estados están realizando políticas fiscales expansivas con la economía creciendo. Grave error. Debemos estar muy cautos.

Hay veces en que las medidas que se toman consiguen lo que se persigue y esta es una de ellas. Un ejemplo es el dato de precios del martes en Estados Unidos. No es un escenario de ricitos de oro, sino cuanto menos de ralentización. Sólo hay que ver la reacción de los tipos a largo y del dólar. El problema es que a la subida de tipos se le suma el efecto “crowding out” de la refinanciación de la emisión de deuda debido al déficit que comentamos arriba. El multiplicador económico de esa deuda es mucho menor a 1, mucho menor. Allí donde la riqueza se destruye tanto como se crea, y donde se juega a juegos de suma cero y negativa, habrá ganadores y perdedores económicos. Es probable que los inversores quieran identificar quiénes son. Los perdedores van a ser los emisores de deuda corporativa de empresas en dificultades. Las empresas zombi sufrirán. El ahorrador tuvo que convertirse en inversor y el inversor en especulador. Ahora todo vuelve a su perfil de riesgo habitual.

Habrá una transferencia de valor del accionista al bonista en las empresas. Los bancos se están viendo beneficiados por el margen de intermediación, por invertir en deuda pública a rentabilidades atractivas y por la sustitución de emisiones de deuda por financiación bancaria. Ello servirá para compensar el incremento de la morosidad.

A pesar de las tensiones geopolíticas, el precio del crudo está cayendo y podría ser un estabilizador automático para combatir la recesión. El comportamiento de las materias primas y de los fletes es un fiel reflejo de que la ralentización está en marcha.

En un paseo por la historia podemos ver la dificultad de que se dé una ralentización frente a una recesión. Eso se debe a que los efectos de estas medidas no son instantáneos y cuando afloran su magnitud es difícil de prevenir.

Cuando se confirme la recesión habrá que comenzar a invertir gradualmente en ciclo, small caps y crecimiento en renta variable. De momento es mejor ser cautos. En renta fija según otros ciclos deberíamos coger duración ya, pero este ciclo es diferente por la política fiscal tan expansiva que obliga a más emisiones de deuda soberana en un momento de inflaciones todavía altas y de caída de las exportaciones en los principales países financiadores de Estados Unidos. Por ello, frente a otras recesiones, en esta habrá que esperar a su confirmación para tomar duración o quizá lo adelante, pero con un intervalo de tiempo mucho menor.

Apostar a una recesión suave es como cuando mi hijo me dice que lleva el examen de 5: suspende seguro. La verdad es que pocas veces se da. Por lo menos tendrán el estabilizador automático de los tipos. Sin embargo, la reducción de balance de los Bancos Centrales que ya se ha iniciado se ralentizará. Está ocurriendo. La economía mundial decelera, pero de forma sigilosa y no obvia, por lo que el consenso sigue apuntando a un aterrizaje suave como escenario más probable, a pesar de que representaría una anomalía en términos histórico como hemos visto en la tabla de arriba.

Hay que respetar el reloj de la inversión. Tras un 2022 criminal en renta fija (y en todos los activos ) creemos que 2024 será el año de la recuperación del activo. Las tensiones en la oferta que fueron el origen de este ciclo inflacionario están más que superadas y ahora nos enfrentamos a un escenario donde, en la medida en que los salarios se vayan estabilizando, debemos avanzar hacia escenario de inflaciones ajustadas a los objetivos de los Bancos Centrales que permitan volver a relajar la política monetaria. En la Eurozona ya se ve algunos países con inflaciones 0%. Los Países Bajos. De momento parece impensable pero ya se ha corregido el lado de la oferta y el de la demanda está en curso. A la luz de la desaceleración, el BCE ha sugerido claramente que no volverá a subir tipos, a menos que se produzca un shock inesperado. En el BCE, desde Lagarde a Villeroy, han lanzado el mismo mensaje: confían en que, si los tipos se mantienen en los niveles actuales durante el tiempo suficiente, la inflación volverá al objetivo del 2%

No obstante, la corrección de los bonos vino dada por la duración y la convexidad, queda un último apretón por el lado de los spreads. Sin embargo el propio “carry” servirá para neutralizar parte de este efecto.

Los resultados trimestrales corporativos indican un crecimiento nominal de ventas mundiales del -1,1% interanual, que alcanza el -7% en Europa y +1,3% en Estados Unidos.

Estas cifras prácticamente confirman un estancamiento que también reflejan los datos de exportación asiáticos: en octubre, las exportaciones chinas se contrajeron un 6,4% interanual Vs. el -3,3% esperado. Por su parte, las exportaciones de Taiwán sufrieron una contracción del 4,5% Vs. el crecimiento plano (0%) esperado.

Los precios del petróleo acusan la desaceleración también, ya que ni los recortes de producción OPEP, ni las tensiones geopolíticas, ni las potenciales compras estadounidenses han logrado respaldar los precios: el Brent ha caído en torno a un 5% en lo que de año y un 15% en términos interanuales.

Este año creemos que cerrará con la renta fija y la renta variable subiendo. En 2024 quién sabe. Trataremos de dar algo más de luz en el estratégico del año que viene:

El 31 de julio la mayoría de los índices marcaron máximos, y desde entonces igual que las horas de luz, han ido menguado poco a poco. A mediados de octubre esa caída se agudizaron las caídas hasta marcar el mínimo el 27/10. Aunque las caídas hayan sido de aproximadamente de un 10%, más de una cuarta parte del S&P500 cayó más de la barrera del 20% que es la caída que indica que estas en un bear market.

Las bolsas mundiales continúan estando guiadas por los tipos. Desde verano los datos macro de Estados Unidos estaban siendo correctos, y el mercado estaba empezando a poner en precio el higher for longer en los tipos, lo que arrastró a los índices mundiales.

Principales índices de renta variable y el 10 años americano invertido

Pero la semana pasada las bolsas comenzaron a rebotar sin motivo aparente, lo que desconcertó al mercado. Fue un rebote significativo, el mayor rebote semanal del S&P500 en lo que llevamos de año.

¿Qué ha provocado este rebote en las bolsas?

Estando en temporada de resultados cabría esperar que pudiera ser por los resultados empresariales, o por los mensajes que dieran las compañías en sus presentaciones. Pero en este trimestre los resultados están siendo flojos a ambos lados del Atlántico. Destaca en el lado negativo Europa donde las ventas han caído un 9% frente al año pasado y no se han cumplido las expectativas.

El rally de las bolsas de estados dos últimas semanas, igual que la caída de verano, vuelve a deberse a la renta fija. El bono a 10 años americano ha caído en rentabilidad desde el 5% el 4,49% al que llego el miércoles. Lo que no está claro es el motivo por el que la rentabilidad del 10 años americano ha caído tanto en las últimas semanas. Parece que no tiene un motivo claro, y es probable que se trate de un conjunto de motivos:

1.El bono a 10 años americano llegó al 5% de rentabilidad, con los tipos reales por encima del 2,5%, los niveles más atractivos de los últimos 20 años.

2.Como comentamos la semana pasada el tesoro americano publicó sus próximas subastas de bonos a largo plazo, y fueron menores de lo estimado, lo que reduce la oferta y comprime los yields en los plazos más largos.

3.Los datos macroeconómicos comienzan a dar signos de enfriamiento, con los PMIs Manufactureros y de Servicios por debajo de lo esperado, y un mercado laboral en el que el desempleo ha subido un 0,5% desde los mínimos.

    La suma de estos factores ha comprimido la rentabilidad del bono a 10 años americanos desde niveles del 5% al 4,62% actuales, y esto es lo que ha impulsado el rebote de estas dos últimas semanas en bolsa.

    Nosotros no pensamos que este rally no se puede prolongar mucho más, ya que los datos macro americanos creemos que van a continuar débiles durante los próximos meses y vemos más riesgo a la baja que al alza.

    No cabe duda de que el principal “driver” de los mercados este año ha sido el bono a 10 años USA. Ese camino recorrido desde el 0.50% de agosto de 2020 hasta el 5% alcanzado en octubre de este 2023, ha marcado la valoración y comportamiento de todos los activos y mercados mundiales.

    Nos hemos centrado mucho en intentar determinar cual es el nivel de TIR que debería alcanzar desde el lado macro. En ese sentido, en los últimos 10 días hemos visto como ante datos macro algo mejores a lo esperado respecto a inflación (Core PCE del 3.7%, aunque lejos del 2% objetivo de la FED), y algo peores respecto a empleo (100.000 empleos creados menos en la revisión de los últimos dos meses, pero con una baja tasa de desempleo del 3.9% todavía), han llevado el 10 años USA hasta el 4.54%. Por motivos, explicados en anteriores escritos, pensamos que debería permanecer durante meses en este rango 4.50%/5%).

    Algunos pensaron que el movimiento vino por el discurso de Powell tras la reunión de la Reserva Federal, que ha llevado al mercado a descontar bajadas de tipos de más de 100 puntos básicos el próximo año, como se observa en el gráfico inferior. Bajadas que no compartimos por razones mencionadas en anteriores escritos.

    Realmente, el movimiento vino marcado principalmente por otro hecho. El Departamento del Tesoro de Yellen sorprendió al mercado anunciando oferta de bonos largos menor de lo esperado en su plan de emisiones de los dos próximos trimestres. Anunció que emitirá 338bn en el Q4 y 348bn en el Q1. Eso es mucho menos de lo que esperaban los analistas que estaba en el rango 396-450bn. A cambio emitirán muchas más letras que son mucho más fáciles de absorber por el conjunto del mercado. Cuando se publicó a las 13.30h, los bonos USA reaccionaron con fuertes alzas en precios. En el gráfico intradiario, abajo, se puede apreciar la bajada de rentabilidad del 10 años en el momento del anuncio.

    Con ello, aumentan de manera importante la financiación en el corto plazo. En este gráfico se puede observar como está aumentando la financiación a través de letras:

    Algunos pensarán que este aumento de financiación en el corto plazo es porque el Tesoro americano piensa que los tipos van a bajar. En nuestra opinión, se ha debido a una ausencia de fuertes compradores en los vencimientos largos. Y lo que hace es aplazar el problema.

    Hoy queremos centrarnos en otro aspecto importante para el precio de cualquier activo, y como no, del bono USA a 10 años. Nos referimos al flujo, a la cantidad de papel y dinero Es uno de los aspectos que creemos que va a hacer que el bono americano vaya a estar débil.

    Por el lado del papel, hay variaos factores que hacen que vaya a haber abundancia de emisión neta. En primer lugar, tenemos un déficit público en USA que supone un 7% del PIB, 2 trillones de USD, y las previsiones para el año que viene son idénticas (raro sería un recorte del déficit en año electoral). Por otro lado, uno de los principales tenedores de deuda, La Reserva Federal está reduciendo su balance. En el próximo año lo reducirá cerca de 1 trillón de USD. Por lo tanto, los inversores deberán absorber 3 trillones netos de USD para equilibrar la balanza. En el lado del dinero, vamos a ver quienes son los tenedores de la deuda americana:

    Durante la pandemia, los ciudadanos estadounidenses depositaron en los bancos más de 5 trillones de USD. De este importe, los bancos USA dedicaron 2.3 trillones de USD a la compra de renta fija. Posteriormente se produjo el proceso de subida de tipos con caídas en los precios de los bonos. A medida que se sacaba dinero de los depósitos, tuvieron que vender activos reconociendo perdidas y surgió el problema de los bancos regionales. Por todo ello, los bancos no van a ser compradores netos de bonos americanos.

    Como vemos, el 50% lo poseen la Reserva Federal y los no residentes. La Reserva Federal ya hemos visto que está reduciendo su balance, por lo que va a ser vendedor neto. Respecto a los no residentes, estos son los principales tenedores:

    A China le has declarado tu enemigo geoestratégico, por lo que va reduciendo sus tenencias de deuda USA y no te va a sacar del atolladero. Además, ha pasado a representar el 14% de las importaciones comerciales de EE.UU desde el 22%. Estos dólares en ventas eran los que dedicaba a la compra de bonos USA. Al reducirse, también se reduce la posibilidad de compra.

    Japón, principal tenedor no residente, ha hecho una política monetaria expansiva mientras USA la ha hecho restrictiva. Por ello los tipos entre ambos países han divergido y los costes de cobertura de divisa se han disparado hasta el 6% al año, como se ve en el gráfico de abajo en la línea azul oscura.

    Por ello, si eres una aseguradora japonesa, compras un bono USA y cubres la divisa, tendrás rentabilidad negativa. Al mismo tiempo, el bono japonés a 10 años ha pasado del 0.10% al 0.91%. Resultado, el inversor japonés no compra bonos USA.

    Con todo ello, la gran incógnita que nos tenemos que resolver es ¿QUIÉN COMPRARÁ LA DEUDA USA?.

    De momento, está comprando el inversor minorista y algunas aseguradoras estadounidenses y europeas (aunque de manera pausada), pero queda mucho papel que absorberrrrrrrrrrrrr.

    Los economistas e inversores observan el mercado de Treasuries Americanos con el fin de sacar pistas acerca de cuándo vendrá la próxima recesión. Especialmente, se mira con detenimiento la curva de tipos. Cuando la curva se invierte, actualmente invertida desde mediados del 2022, significa casi siempre que una recesión se acerca. Siendo un indicador adelantado de recesión, esto tiende a ocurrir entre 12 y 24 meses antes de que la economía comience a decrecer.

    En las últimas semanas hemos visto como esta inversión de la curva se está corrigiendo en una forma que eleve las preguntas sobre si la economía americana ha conseguido capear la recesión o si la recesión es inminente.

    En un mercado “normal” los inversores demandan una rentabilidad superior en inversiones a largo plazo por el exceso de riesgo que implica. Por lo general las curvas tienen una pendiente positiva. El mercado comienza a alarmarse cuando el rendimiento de un bono a 2 años paga más que el de 10 años. Esto indica que los inversores esperan bajadas de tipos de interés en el largo plazo, produciéndose estas bajas debido a que la economía se ralentiza y necesita condiciones de financiación más favorables para reactivarse.

    Cuando la curva comienza a corregir esta situación por lo general indica que la economía se acerca a una contracción inminente y las tires de los bonos a corto plazo se reducen anticipando bajadas de tipos en las siguientes reuniones. Esta vez el movimiento de vuelta, que no ha terminado de producirse, está siendo de otra forma, el largo es el que está subiendo para volver a la normalidad. Como podemos ver a continuación los bonos a largo plazo han visto unas subidas en sus tires, empinando la curva. El 10 años americano ha pasado de niveles cercanos al 4% hasta llegar incluso a tocar el 5%.

    Todos estos movimientos se han producido porque en el mercado ha calado el mensaje que lleva anunciando la Fed desde hace meses: “Higher for longer”. El mercado tiene que interiorizar que el principal mandato de los bancos centrales es mantener la inflación estable. Siempre que la inflación siga disparada, los tipos de interés no pueden reducirse.  

    Existen otros muchos indicadores adelantados como pueden ser: PMIs manufactureros, niveles inferiores a 50 implica que se está ralentizando la economía, siendo el nivel actual 49; índices confianza empresarial, llevando el índice de confianza de Michigan una tendencia positiva en el año +6,6%; permisos construcción viviendas, habiendo descendido un -4,4% en la última publicación; LEI, índice compuesto por 10 indicadores adelantados, estando en terreno negativo -7,8; o bolsas teniendo a caer antes de que llegar las recesiones por las expectativas de los beneficios de las empresas, llevando el S%P una rentabilidad 7,63%.

    Con los tipos cero, los bancos no tenían competencia en cuanto a la captación de depósitos con otros bancos. No obstante, una vez hemos vuelto a tipos positivos el mercado ha vuelto al escenario “normal” de guerras de depósitos. Con la pandemia, del exceso de liquidez que se generó, los bancos invirtieron 5 trillones en deuda, de los cuales 3 fueron a treasuries con vencimientos largos. Por lo que la banca americana, tiene una alta concentración en bonos de gobierno. Con las subidas de tipos los inversores han decidido deshacer estos depósitos para invertir en treasuries y recibir mayores remuneraciones. Si se producen salidas de depósitos los bancos se ven obligados a vender los treasuries incurriendo en grandes pérdidas ya que los bonos a largo plazo han caído en valoración debido a las subidas de tipos. A modo de ejemplo los bonos a 2050 emitidos en 2020 han caído un 50% en precio. Esto es lo que ocurrió en SVB y podrían pasar en más bancos. En Europa la situación es distinta, la regulación no permite poner todos los huevos en la misma cesta y los bancos no tienen esa enorme exposición a bonos de gobierno a largo plazo. Por esta razón, estamos viendo a la banca americana ofreciendo en Europa ofreciendo depósitos en euro al 3,9% frente a niveles inferiores de los bancos regulados bajo la regulación europea.

    Ninguna crisis o recesión es igual que la anterior. En este momento existe una gran diferencia frente a otros tensionamientos, la digitalización. Nunca había sido tan fácil comprar o vender activos financieros para particulares. También para institucionales los procesos han mejorado con los mercados electrónicos. La velocidad a la que reacciona al mercado ante noticias en brutal. Todo esto ha provocado un cambio en el mercado de treasuries enorme, ahora los inversores particulares tienen sus bancas online a través de las cuales pueden comprar letras del tesoro americano con un simple click. Como podemos observar en el gráfico siguiente los inversores particulares son los que más han aumentado su porcentaje de participación en treasuries, mientras que otros lo han recudido como la Fed. ¿y cuáles son las consecuencias de esto? Tal vez los depósitos que ofrecen los bancos dejan de ser tan atractivos. Si quieres remunerar tus ahorros de la forma más segura posible, ¿Qué hay mejor que bonos del gobierno americano? Los bancos americanos tienen una tarea muy importante de ofrecer tasas de depósitos lo suficientemente atractivas para que los ahorradores americanos quieran abrir depósitos con ellos y no invertir en letras a través de sus móviles. Niveles altos de depósitos provoca que los bancos vean sus márgenes estrecharse.

    ¿puede ser la digitalización el detonante de la actual economía?

    Hoy vamos a tratar de desnudarnos y explicar cuál es nuestra metodología para invertir en empresas.

    A lo largo de la década pasada hemos asistido a una intervención de los Bancos Centrales brutal que ha desvirtuado los términos de la inversión. Hoy vamos a tratar de dar algo de luz. Al descontar a tasas muy bajas los flujos en una década el “growth” dobló en rentabilidad al “value” y aquellos que asumieron más riesgo fueron extremadamente recompensados, no tanto por el crecimiento sino por la tasa de descuento. Se confundió acertar con adivinar. Al comenzar la subida de tipos esta circunstancia se dio la vuelta y el año pasado el “value” lo hizo mejor en un 22%. Y llegó 2023 y nada cuadró. Esto se debe a que lo que ha subido se concentra en muy pocos valores que descuentan un crecimiento desmesurado basado en el nuevo paradigma de la inteligencia artificial. Por lo tanto, ¿de veras este debate tiene sentido? ¿Considerar el “value” sin el “growth” tiene lógica?.

    Comprar a un ratio bajo en veces valor en libros no es “value”. El valor en libros en una economía industrial puede tener sentido, en una sociedad del conocimiento, tecnológica o de servicios mucho menos. Por ello nosotros nos hemos centrado en el “quality”. ¿Qué es una compañía “quality”? Las compañías “quality” son empresas que reúnen los siguientes requisitos: 1) Generación de caja sostenible. 2) Márgenes por encima de su competencia. 3) Negocios probados sin disrupciones en el medio plazo. Las compañías “quality” disponen de ventajas competitivas y/o barreras de entrada. Apple ya no crece, pero tiene unos márgenes y unos retornos excelentes. ¿Ha pasado de ser “quality growth” a “quality value”? Pues no lo sabemos, ¿pero es eso relevante?

    Aunque el factor “quality” muchas veces resulta desconocido, históricamente ha tenido un comportamiento muy superior a los más conocidos, como el “value y el growth”.

    Para nosotros es fundamental descomponer el ROE en margen,rotación y apalancamiento.Inditex tiene un gran retorno por margen y rotación. Su ventaja competitiva está en la flexibilidad y rapidez en el cambio de moda que genera rotación y en control del margen bruto.

    Muchas empresas con ventajas competitivas sostenibles pasan al estado de “compounders”. No hay que venderlas nunca: ¿de verdad? Apple no estuvo a punto de desaparecer, Microsoft no estuvo 20 años enrangada, qué es de General Electric… etc. Cuando una empresa buena está muy cara se justifica por el crecimiento, pero ¿estamos cuestionando nuestras asunciones lo suficiente? Si una persona come dos corderos y otra ninguna no significa que los dos comen uno. El problema de las medias de las carteras nos lleva a decisiones erróneas. Las compañías europeas y americanas pequeñas están muchas de ellas aberrantemente baratas. Nadie las quiere. Es increíble el auge del “private equity” y la demolición que han tenido las pequeñas compañías. ¿Es esto lógico?

    Si tuviéramos que elegir en qué nos fijamos en una empresa, tras los márgenes y retornos sin duda sería la caja generada. Esta podrá revertir en forma de dividendos, recompra de acciones o inversiones que garanticen el crecimiento o defiendan la ventaja competitiva haciéndola sostenible.

    También es muy importante la estructura de capital. Huyan de empresas muy endeudadas. EL mejor analista de equity es el de crédito. Huyan de empresas dónde hay un trasvase de valor del accionista al bonista. Eso pasó con los bancos desde 2008.

    Finalmente, tras el análisis “bottom up” si quieren corroborarlo con uno “top down” fíjense en tres variables clave: la expansión del crédito, la base monetaria y el crecimiento de los beneficios.

    A truly great business must have an enduring “moat” that protects excellent returns on invested capital. The dynamics of capitalism guarantee that competitors will repeatedly assault any business “castle” that is earning high returns.

    Therefore a formidable barrier such as a company’s being the low-cost producer (GEICO, Costco) or possessing a powerful world-wide brand (Coca-Cola, Gillette, American Express) is essential for sustained success. Business history is filled with “Roman Candles,” companies whose moats proved illusory and were soon crossed. Warren Buffet.

    Quality = La intersección entre el Value y el Growth Compounders = Cuando acertar no es adivinar

    La deuda High Yield ha tenido el mejor comportamiento como activo de renta fija este año, con rentabilidades YTD superiores al 5% en Estados Unidos y del 6% en Europa. El principal motivo de este buen comportamiento se debe a la duración mucho más baja que tiene el activo de manera general.
     
    El gran movimiento en la renta fija este último año, ha sido por duración de tipos de interés y no por crédito, en nuestra opinión los diferenciales de crédito no han ampliado especialmente y continúan en cierta manera estrechos. Sin embargo, como podemos ver en el gráfico de abajo el movimiento en la deuda pública americana a largo plazo ha sido el mismo que el de la bolsa americana en la crisis del 2008, convirtiéndose en la caída del activo más larga y mayor de la historia:
    Este fuerte movimiento ha provocado que la rentabilidad del bono a diez años americanos se acerque a la rentabilidad por dividendos del S&P de manera no vista desde el año 2000:
    Y lo mismo ocurre con el crédito BBB, batiendo por primera vez desde la crisis financiera a la rentabilidad por dividendo del S&P:
    Fuente:PIMCO

    Pese a este movimiento nosotros continuamos sin coger duración, principalmente por tres motivos:

    En primer lugar, creemos que la Reserva Federal va a retrasar las bajadas de tipos de interés todavía más de lo que descuenta el mercado.

    Por otro lado, los tradicionales tenedores de deuda americana son la propia Fed (20%), que está en proceso de retirada y un 30% no residentes. Estos inversores no residentes eran principalmente China, que ya no va a comprar más tras la escalada de tensión entre ambos países, y Japón, tradicionalmente a través de grandes aseguradoras japonesas que compraban deuda y la cubrían, pero a los niveles actuales de cobertura y tras las últimas decisiones de su gobierno en torno a su curva esto ya no les interesa. Todo esto provoca que la emisión neta no vaya a ser muy positiva al no tener grandes flujos de entrada.

    Por último, no debemos olvidar las amenazas de bajada de rating, ahora mismo es Moody´s el único que mantiene la máxima nota de solvencia a su deuda soberana americana, tras el varapalo del downgrade de Fitch este agosto por el deterioro fiscal, siguiendo los pasos de S&P apenas un mes antes.

    Aunque no es nuestro escenario principal, no debemos olvidarnos del actual conflicto entre Israel y Palestina, en el que una potencial escalada por la intervención de países terceros podría hacer subir el crudo, repuntando la inflación y obligando a los Bancos Centrales a continuar con el ritmo de subidas de tipos de interés.

    Como comentábamos, la duración de la deuda sin grado de inversión es reducida y la tendencia ha sido a la baja tras la falta de emisiones este último periodo. El 85% de las emisiones por debajo de High Yield se emitieron hace 3-5 años con las condiciones ultralaxas de bajos tipos de aquel entonces y una parte significativa tiene vencimientos en 2024 y 2025, especialmente en deuda BB.

    Las difíciles condiciones de financiación estos últimos 18 meses han provocado un parón en este tipo de emisiones, lo que unido a la búsqueda de TIR y a su baja duración ha provocado el buen comportamiento del activo. Sin embargo, este gran muro de vencimientos el próximo año nos preocupa especialmente si tenemos en cuenta que gran parte de estos bonos cotizan a niveles bajopar en precios de 80%´s por lo que los diferenciales en precio son enormes y puede hacer a aquellas compañías con falta de caja sufran según se acerquen los vencimientos de su deuda.

    El pasado mes, veíamos al primer emisor BB, recurrente en el mercado de capitales como Fnac Darty retirando su emisión en primario a cinco años aludiendo que las condiciones de financiación no eran suficientemente atractivas.

    Como podemos ver en el gráfico de más abajo, 127.000 millones de dólares (un 12%) de la deuda High Yield en Estados Unidos vence en los próximos dos años y en Europa 97.000 millones de dólares, lo que implica un 23% del índice de HY europeo. Si incluyésemos el 2026, casi la mitad de la deuda HY tiene vencimientos en los próximos 3 años.

    Esta semana publicaba S&P su informe sobre la evolución de los ratings en el último trimestre en las que resalta la gran divergencia entre Estados Unidos, donde se concentran el mayor número de defaults, y otras regiones. Norte América continúa destacando como la región con mayor número de bajadas de rating incluyendo defaults en el tercer trimestre del año, marcando una tendencia que parece continuar los próximos meses, tal y como vemos en los gráficos de abajo:

    Fuente:S&P

    Según se lee en este informe, las caídas de rating han estado lideradas por aquellos sectores ligados al consumo. Los defaults sin embargo han bajado con respecto al trimestre anterior, pero continúan un 40% arriba respecto al mismo trimestre en 2022. El sector media y entretenimiento lideró las quiebras del trimestre y los activos distress fueron los culpables del 53% de los defaults del trimestre (las bancarrotas cayeron un 73% respecto al mes anterior).

    Las quiebras en las compañías más pequeñas se están disparando en 2023, según publicaba el Wall Street Journal la pasada semana:

    En el último Comité de Inversión de Welcome AM hemos bajado nuestra recomendación en High Yield a “underweight”. De esta manera, nos posicionamos muy cautos en High Yield por el endurecimiento en las condiciones de financiación y con caídas fuertes en concesión del crédito. situándose además en tipos muy altos. Las tasas defaults se van a disparar y esta tendencia ya hemos comenzado a verla en Estados Unidos, donde las rebajas de Moody´s superan el escenario esperado en un 10% y un 6% a nivel global.

    Por otro lado, no debemos olvidar que el consumo en Estados Unidos siempre ha estado muy ligado al crédito, y como podemos ver en los gráficos de abajo la morosidad comienza a aparecer, tanto en créditos directos al consumo como en tarjetas de crédito.
     
    Gráfico de mora de diferentes tipos de préstamos:
     
    Tasa de mora en tarjetas de crédito en bancos pequeños:
    Además, no debemos olvidar que la tasa de ahorro que se disparó durante la pandemia ya se ha consumido:
    Ante la llegada del endurecimiento en las condiciones de financiación, este último mes hemos visto como las empresas energéticas estadounidenses (emisores High Yield) aprovechaban “la última ola de apetito” que las subidas de precio del petróleo producía, despertando de nuevo el apetito por el activo de los inversores para emitir hasta 7000 millones de dólares de deuda en primario. En este sentido, hemos visto emisores como la perforadora de alta mar Transocean o Civitas Resources, para la adquisición de activos petrolíferos. Cabe resaltar que las compañías del sector no habían apenas acudido al mercado de capitales desde el 2018 ante la mala prensa generada tras las abundantes quiebras durante la pandemia.
     
    En definitiva, en el Asset Allocation nos bajamos a “infraponderar” desde “neutral” la deuda High Yield, pero nos mantenemos positivos en renta fija. Actualmente preferimos cogerla a través de crédito, especialmente subordinado, en duraciones que no excedan los dos/tres años o en deuda de gobiernos con similar duración, que creemos que no solo nos proporciona un buen colchón con Tires superiores al 3,50% si no que además será una buena cobertura ante potenciales eventos desfavorables.

    Durante los últimos 12 meses, estamos avisando que estamos viviendo un cambio en el régimen de mercados y de cómo afrontar las inversiones. Los bancos centrales se enfrentan a una posición incómoda, muy diferente a lo experimentado en las últimas décadas: presionar el crecimiento o vivir con una inflación más alta. 2022 fue un año de inflación. La mayoría de los bancos centrales han estado detrás de la curva y tuvieron que apretar el acelerador agresivamente para ponerse al día. Este año, el foco se ha centrado más en el ciclo económico. La inflación está bajando lentamente. La pregunta que hoy todos nos hacemos es ¿tendremos una recesión? ¿Aterrizaje suave o duro? Parece la obra teatral, “Esperando a Godot”, quien nunca llegó. No nos aventuremos a pensar que no viene, y pongamos las cosas en perspectiva.

    La pandemia desató el mayor impulso fiscal y monetario desde la Segunda Guerra Mundial.

    Todos somos conscientes de lo poderoso de esas dos acciones combinadas. Nunca habían actuado de forma coordinada. El resultado, una burbuja de activos tanto para las acciones como para los bonos. Los rendimientos reales se desplomaron hasta el -2% (a 5 años), y las valoraciones de las acciones se inflaron hasta 25-30 veces, y en el caso de los 7 magníficos, Alphabet, Amazon, Apple, Meta, MSFT, Nvidia y Tesla, hasta niveles aún más extremos.

    Muchas señales de alerta están parpadeando, sin embargo, los activos de riesgo parecen mirar hacia otro lado. Cascabel al gato. Para analizar esas alertas, un equipo del Deutsche Bank, ha analizado 34 recesiones estadounidenses que se remontan a 1854, en búsqueda de patrones. Del estudio, destacaron cuatro factores macroeconómicos clave que han causado recesiones en el pasado: el rápido aumento de las tasas de interés a corto plazo, el aumento de la inflación, las inversiones de la curva de rendimiento y los shocks de los precios del petróleo.

    En Estados Unidos, desde 1854, cuando las tasas de interés a corto plazo aumentaron 2,5 puntos porcentuales en un período de 24 meses, se ha producido una recesión en menos de tres años alrededor del 69% de las veces. Recordemos que estamos viviendo la más rápida y brusca subida de tipos desde los años setenta.

    El rendimiento del treasury estadounidense a 10 años alcanzó esta semana el 4,8%, su nivel más alto desde 2007, mientras que el bono a 2 años superó el 5%. La Reserva Federal de EE.UU. controla el extremo corto de la curva. Mientras que el mercado controla las tasas a diez años. A los mercados les preocupa cada vez más que las economías sean demasiado robustas, que el mercado laboral está demasiado tensionado y que, como resultado, los riesgos de inflación persistan a niveles elevados. Todo esto podría impedir que los bancos centrales rebajen tipos, poniendo en riesgo el escenario de un aterrizaje suave por el que se decanta el mercado.

    Como muestra el siguiente gráfico, históricamente las subidas del 10 años americano, no han terminado bien.

    Por el lado de los tipos, esto se ve agravado por la actual generosidad fiscal en Washington, lo que lleva a grandes déficits, y a una teatralidad política, no vista nunca.

    Los déficits pueden absorberse cuando los bancos centrales son los compradores de primer y último recurso. Sin embargo, ahora asistimos a una ausencia importante de los compradores clásicos de esa deuda, como son la FED, o países como China o Japón, que han desaparecido en un momento en que las emisiones de deuda y los intereses pagados por ella se disparan.

    Desde 1854, un aumento de tres puntos porcentuales en la inflación durante un período de 24 meses ha causado una recesión en tres años el 77% de las veces.

    Como muestra el gráfico, estamos mejor, pero todavía pronto para cantar victoria.

    En cuanto a la inversión de la curva, la señal es más evidente. Históricamente, cuando la curva de rendimiento se invierte así, la economía se desacelera significativamente o entra en recesión. En Estados Unidos vuelve a tener el mayor índice de aciertos, recesión en tres años el 74.1% de las veces.

    Y por último, cuando los precios del petróleo han subido un 25% en un período de 12 meses, Estados Unidos ha experimentado una recesión el 45,9% de las veces históricamente.

    Es evidente que no podemos mirar hacia otro lado. Posiblemente septiembre ha sido un chequeo de esta nueva realidad.

    En este nuevo régimen de mayor volatilidad macroeconómica y de mercado, ¿cómo pueden los inversores actuar, y ser más agiles?

    El telón de fondo de los últimos 10 a 12 años se ha invertido. Como se mencionó anteriormente, la inflación será más alta y los bancos centrales no podrán bajar los tipos como se esperaba. Venimos de un entorno en el que los bancos centrales llevaron las tasas a cero y suprimieron la volatilidad. Cada vez que sucedía algo malo, la Fed intervenía, ayudaba y proporcionaba liquidez. Ya no estamos en ese entorno; estamos en uno donde la volatilidad será mayor, lo que crea una oportunidad masiva para la dispersión y los gestores activos. Lo que preocupa a los inversores ya no es dónde se sitúa la prima de riesgo de la renta variable (que pocas veces ha estado tan baja en los últimos 100 años, a excepción de 1929-30 y 1999-00), sino qué prima exigirles a los bonos en un entorno marcado por posibles cierres gubernamentales o rebajas de calificación soberana, mientras se lleva a cabo un ajuste cuantitativo.

    Hoy en día, estamos sobrecargados de información, pero estamos hambrientos de conocimiento. La capacidad de desconectar del ruido a corto plazo e identificar las cosas que impulsan el valor a largo plazo, o que lo pueden destruir, es una ventaja en el entorno actual.

    Mayor dispersión implica mayores oportunidades. Los crecientes rendimientos en los títulos de renta fija, y el estancamiento sigiloso de la economía, no son condiciones favorables para recomendar sobreponderar renta variable. Aprovechemos que la dispersión de las valoraciones dentro de los sectores ha aumentado significativamente para comprar compañías de calidad.

    Mientras llega la oportunidad en renta variable, sobreponderemos la renta fija. El respaldo de los rendimientos aumenta el atractivo de los bonos, tanto gobiernos como crédito a corto plazo para generar ingresos.

    Y preparémonos para más oportunidades, que sin duda llegarán, y harán que seamos capaces de adelantar a 15 coches cuando llegue la lluvia.