La fiesta del Día de Acción de Gracias consiste, como su nombre indica, en agradecer. Originalmente, fue un día de agradecimiento por la cosecha y por el año anterior.

En nuestro caso, estamos a punto de recoger una buena cosecha durante 2023, y por tanto, debemos de dar la gracias por el sorprendente desempeño de los mercados financieros en 2023, y en especial el americano.

El crecimiento en Estados Unidos ha sido robusto, tanto a nivel de actividad macro, como en resultados empresariales. Muchas hablan de complacencia, pero la realidad hoy en día es que los resultados agregados soportan la fortaleza. Según las cifras oficiales, el crecimiento económico de EE. UU. aumentó en el 3Q23 a su ritmo más rápido desde el 4Q21, logrando así un aumento anualizado del 4,9%, mejor de lo previsto, y que supone una aceleración importante frente al 2,1% del 2Q23. Las elevadas cifras de consumo, reforzadas por la rigidez del mercado laboral, fueron uno de los principales motores del crecimiento, mientras que las exportaciones y el gasto público estatal, local y federal también aumentaron. A nivel empresarial, de acuerdo con el proveedor de datos Refinitiv, más del 90% de las empresas del S&P 500 ya han publicado sus resultados. Una vez más, las sorpresas positivas predominaron, el 83% logró cumplir o batir resultados y el 60% batió en ingresos. Los beneficios crecen +1,3% yoy con ventas +2,1% yoy. Consumer Discretionary y Communication Services fueron los que más contribuyeron al crecimiento de los beneficios, con especial relevancia de alguno de los 7 Magníficos ( Meta y Google pertenecen al sector  Comunication Services, mientras que Amazon está en Consumer Discrecionary ), mientras que Energía y Real Estate fueron los que más se resintieron.

Pero no todo son luces al otro lado del Atlántico. La dislocación en valoración y previsiones de beneficios se amplifica en USA. Por ejemplo, el segmento de pequeñas y medianas compañías en USA, medido por el índice representativo RUSSELL 2000, el 40% de las empresas que están dentro del índice pierde dinero. Ratio muy alto históricamente. Se sigue notando las nuevas condiciones financieras, y el cambio de ciclo.

Con este panorama, la bolsa americana marcha hacia uno de los noviembres más alcistas de la historia (S&P500 +8,7%, Nasdaq100 +11,0%). Desde 1980, el S&P500 solo ha tenido mejor comportamiento en noviembre en 2020 (+10,8%). Un motivo para dar las gracias.

Por fin los beneficios vuelven a crecer tras 4 trimestres consecutivos cayendo. El consenso de mercado espera que se aceleren. Los analistas suben sus estimaciones de beneficios para el 4Q y 2024. Prevén beneficios +2,8% yoy en el 4Q. Y adicionalmente, estima que los beneficios del S&P 500 crecerán un 11% en 2024, casi tres puntos más que en un año de expansión típico. No parece que 2024 sea un año ni típico, ni de expansión.

Y aquí está la clave para los próximos trimestres, los mercados descuentan un escenario idílico. No estamos de acuerdo. A medida que los apoyos fiscales se desvanezcan y los tipos se mantengan altos, esperamos que los balances se deterioren y el crecimiento disminuya gradualmente. A medida que el crecimiento disminuye y la desaceleración del gasto se acentúa, los márgenes están a punto de contraerse, con una desventaja adicional, en caso de que el crecimiento de los salarios supere a la inflación.

Por ejemplo, a nivel de actividad las alertas siguen saltando. El indicador adelantado LEI ( Leading Economic Index) sigue desacelerando. El LEI se contrajo un -3,3% durante el período abril y octubre de 2023. Una disminución que añade a la sufrida entre octubre de 2022 a abril de 2023 que fue de -4.5%. Este indicador adelantado de actividad disminuyó en octubre por decimonoveno mes consecutivo. Esta racha de 19 meses sólo se superó en el período de recesión de 2008 y en el período de recesión de 1974. No debemos pasarlo por alto

Las condiciones comerciales, el índice ISM de nuevos pedidos más bajo, la caída de las acciones y las condiciones crediticias más estrictas impulsaron la caída del índice. Una inflación elevada, los altos tipos de interés y la contracción del gasto de los consumidores (debido al agotamiento de los ahorros pandémicos y a los pagos obligatorios de los préstamos estudiantiles) es probable que lleven a la economía estadounidense a una recesión.

El impacto de tipos de interés más altos empieza a sentirse y va calando de lentamente en la economía real. La Fed de Nueva York ha publicado unos datos interesantes sobre la deuda de los consumidores en el tercer trimestre. El tipo medio de las tarjetas de crédito se sitúa en el 21,2%, nivel más alto desde que comenzase la serie histórica en 1994. La morosidad de las tarjetas de crédito ha alcanzado el 8%, un punto más que pre-pandemia. Entretanto, la morosidad de los préstamos subprime para la compra de automóviles ha alcanzado el 6%, también nivel más alto de toda la serie histórica.

Por otra parte, el tipo medio de hipotecas en vigor es solo 3,6% frente al tipo actual para las nuevas, que está cercano al 7,75%. Así que, en la deuda a más largo plazo, los consumidores estadounidenses siguen protegidos por tipos más bajos, a diferencia la deuda nueva, que empieza a verse muy afectada. Esta dicotomía entre deuda antigua frente a nueva, como el tensionamiento del mercado laboral, explica la resistencia del consumo y el buen comportamiento de ventas minoristas.

A nivel bursátil, los descuentos actuales no reflejan los riesgos que enfrentan las ganancias y los márgenes de las acciones estadounidenses. Y aquí es donde debemos de tener en cuenta las valoraciones.

La valoración es útil porque es el único motor de rentabilidad de las acciones que no es necesario pronosticar.

Midamos la valoración en cada momento de entrada, a través del CAPE. El índice CAPE (también conocido como índice Shiller P/E o PE 10) es un acrónimo de índice precio-beneficio ajustado cíclicamente. El ratio se calcula dividiendo el precio de las acciones de una empresa, en este caso de un índice, por el promedio de las ganancias durante los últimos diez años, ajustado a la inflación.

Como podemos ver en el gráfico adjunto, la valoración del punto de partida en el que uno decide invertir explica casi un tercio (0.29) de la variabilidad en los rendimientos de las acciones en los próximos 10 años.

Por ejemplo, el crecimiento de las EPS  reales, explica un 15%. Lamentablemente, no tenemos el mismo gráfico para las EPS nominales. Por lo tanto, no podemos comentar sobre el poder explicativo de esa métrica, pero nos inclinaríamos a pensar que no sería mucho mayor.

Con un R2=0,15, lo interpretamos como la constatación de que los precios/rendimientos se ven afectados por muchos otros factores además del crecimiento de los beneficios. En un mundo ideal debería ser más alto, pero los mercados también se ven impulsados ​​por el sentimiento y otros factores más allá de los beneficios. 2023 es un buen ejemplo de un rendimiento total del mercado cercano al 18% hasta la fecha con un crecimiento de las ganancias en 2023 del 0%.

Y en que punto estamos hoy. Actualmente el CAPE del SP500 está cercano a 30, lo que supone que la expectativa de retornos para los próximos años siga la distribución de la línea roja, y por tanto la probabilidad de los rendimientos se sitúe muy cerca de cero.

Cascabel al gato. La valoración es una guía particularmente poderosa en los extremos. Y estamos en uno de esos puntos. No dejen de usarla a la hora de construir posiciones en renta variable

Los Bancos Centrales están solos porque los Estados están realizando políticas fiscales expansivas con la economía creciendo. Grave error. Debemos estar muy cautos.

Hay veces en que las medidas que se toman consiguen lo que se persigue y esta es una de ellas. Un ejemplo es el dato de precios del martes en Estados Unidos. No es un escenario de ricitos de oro, sino cuanto menos de ralentización. Sólo hay que ver la reacción de los tipos a largo y del dólar. El problema es que a la subida de tipos se le suma el efecto “crowding out” de la refinanciación de la emisión de deuda debido al déficit que comentamos arriba. El multiplicador económico de esa deuda es mucho menor a 1, mucho menor. Allí donde la riqueza se destruye tanto como se crea, y donde se juega a juegos de suma cero y negativa, habrá ganadores y perdedores económicos. Es probable que los inversores quieran identificar quiénes son. Los perdedores van a ser los emisores de deuda corporativa de empresas en dificultades. Las empresas zombi sufrirán. El ahorrador tuvo que convertirse en inversor y el inversor en especulador. Ahora todo vuelve a su perfil de riesgo habitual.

Habrá una transferencia de valor del accionista al bonista en las empresas. Los bancos se están viendo beneficiados por el margen de intermediación, por invertir en deuda pública a rentabilidades atractivas y por la sustitución de emisiones de deuda por financiación bancaria. Ello servirá para compensar el incremento de la morosidad.

A pesar de las tensiones geopolíticas, el precio del crudo está cayendo y podría ser un estabilizador automático para combatir la recesión. El comportamiento de las materias primas y de los fletes es un fiel reflejo de que la ralentización está en marcha.

En un paseo por la historia podemos ver la dificultad de que se dé una ralentización frente a una recesión. Eso se debe a que los efectos de estas medidas no son instantáneos y cuando afloran su magnitud es difícil de prevenir.

Cuando se confirme la recesión habrá que comenzar a invertir gradualmente en ciclo, small caps y crecimiento en renta variable. De momento es mejor ser cautos. En renta fija según otros ciclos deberíamos coger duración ya, pero este ciclo es diferente por la política fiscal tan expansiva que obliga a más emisiones de deuda soberana en un momento de inflaciones todavía altas y de caída de las exportaciones en los principales países financiadores de Estados Unidos. Por ello, frente a otras recesiones, en esta habrá que esperar a su confirmación para tomar duración o quizá lo adelante, pero con un intervalo de tiempo mucho menor.

Apostar a una recesión suave es como cuando mi hijo me dice que lleva el examen de 5: suspende seguro. La verdad es que pocas veces se da. Por lo menos tendrán el estabilizador automático de los tipos. Sin embargo, la reducción de balance de los Bancos Centrales que ya se ha iniciado se ralentizará. Está ocurriendo. La economía mundial decelera, pero de forma sigilosa y no obvia, por lo que el consenso sigue apuntando a un aterrizaje suave como escenario más probable, a pesar de que representaría una anomalía en términos histórico como hemos visto en la tabla de arriba.

Hay que respetar el reloj de la inversión. Tras un 2022 criminal en renta fija (y en todos los activos ) creemos que 2024 será el año de la recuperación del activo. Las tensiones en la oferta que fueron el origen de este ciclo inflacionario están más que superadas y ahora nos enfrentamos a un escenario donde, en la medida en que los salarios se vayan estabilizando, debemos avanzar hacia escenario de inflaciones ajustadas a los objetivos de los Bancos Centrales que permitan volver a relajar la política monetaria. En la Eurozona ya se ve algunos países con inflaciones 0%. Los Países Bajos. De momento parece impensable pero ya se ha corregido el lado de la oferta y el de la demanda está en curso. A la luz de la desaceleración, el BCE ha sugerido claramente que no volverá a subir tipos, a menos que se produzca un shock inesperado. En el BCE, desde Lagarde a Villeroy, han lanzado el mismo mensaje: confían en que, si los tipos se mantienen en los niveles actuales durante el tiempo suficiente, la inflación volverá al objetivo del 2%

No obstante, la corrección de los bonos vino dada por la duración y la convexidad, queda un último apretón por el lado de los spreads. Sin embargo el propio “carry” servirá para neutralizar parte de este efecto.

Los resultados trimestrales corporativos indican un crecimiento nominal de ventas mundiales del -1,1% interanual, que alcanza el -7% en Europa y +1,3% en Estados Unidos.

Estas cifras prácticamente confirman un estancamiento que también reflejan los datos de exportación asiáticos: en octubre, las exportaciones chinas se contrajeron un 6,4% interanual Vs. el -3,3% esperado. Por su parte, las exportaciones de Taiwán sufrieron una contracción del 4,5% Vs. el crecimiento plano (0%) esperado.

Los precios del petróleo acusan la desaceleración también, ya que ni los recortes de producción OPEP, ni las tensiones geopolíticas, ni las potenciales compras estadounidenses han logrado respaldar los precios: el Brent ha caído en torno a un 5% en lo que de año y un 15% en términos interanuales.

Este año creemos que cerrará con la renta fija y la renta variable subiendo. En 2024 quién sabe. Trataremos de dar algo más de luz en el estratégico del año que viene:

El 31 de julio la mayoría de los índices marcaron máximos, y desde entonces igual que las horas de luz, han ido menguado poco a poco. A mediados de octubre esa caída se agudizaron las caídas hasta marcar el mínimo el 27/10. Aunque las caídas hayan sido de aproximadamente de un 10%, más de una cuarta parte del S&P500 cayó más de la barrera del 20% que es la caída que indica que estas en un bear market.

Las bolsas mundiales continúan estando guiadas por los tipos. Desde verano los datos macro de Estados Unidos estaban siendo correctos, y el mercado estaba empezando a poner en precio el higher for longer en los tipos, lo que arrastró a los índices mundiales.

Principales índices de renta variable y el 10 años americano invertido

Pero la semana pasada las bolsas comenzaron a rebotar sin motivo aparente, lo que desconcertó al mercado. Fue un rebote significativo, el mayor rebote semanal del S&P500 en lo que llevamos de año.

¿Qué ha provocado este rebote en las bolsas?

Estando en temporada de resultados cabría esperar que pudiera ser por los resultados empresariales, o por los mensajes que dieran las compañías en sus presentaciones. Pero en este trimestre los resultados están siendo flojos a ambos lados del Atlántico. Destaca en el lado negativo Europa donde las ventas han caído un 9% frente al año pasado y no se han cumplido las expectativas.

El rally de las bolsas de estados dos últimas semanas, igual que la caída de verano, vuelve a deberse a la renta fija. El bono a 10 años americano ha caído en rentabilidad desde el 5% el 4,49% al que llego el miércoles. Lo que no está claro es el motivo por el que la rentabilidad del 10 años americano ha caído tanto en las últimas semanas. Parece que no tiene un motivo claro, y es probable que se trate de un conjunto de motivos:

1.El bono a 10 años americano llegó al 5% de rentabilidad, con los tipos reales por encima del 2,5%, los niveles más atractivos de los últimos 20 años.

2.Como comentamos la semana pasada el tesoro americano publicó sus próximas subastas de bonos a largo plazo, y fueron menores de lo estimado, lo que reduce la oferta y comprime los yields en los plazos más largos.

3.Los datos macroeconómicos comienzan a dar signos de enfriamiento, con los PMIs Manufactureros y de Servicios por debajo de lo esperado, y un mercado laboral en el que el desempleo ha subido un 0,5% desde los mínimos.

    La suma de estos factores ha comprimido la rentabilidad del bono a 10 años americanos desde niveles del 5% al 4,62% actuales, y esto es lo que ha impulsado el rebote de estas dos últimas semanas en bolsa.

    Nosotros no pensamos que este rally no se puede prolongar mucho más, ya que los datos macro americanos creemos que van a continuar débiles durante los próximos meses y vemos más riesgo a la baja que al alza.

    No cabe duda de que el principal “driver” de los mercados este año ha sido el bono a 10 años USA. Ese camino recorrido desde el 0.50% de agosto de 2020 hasta el 5% alcanzado en octubre de este 2023, ha marcado la valoración y comportamiento de todos los activos y mercados mundiales.

    Nos hemos centrado mucho en intentar determinar cual es el nivel de TIR que debería alcanzar desde el lado macro. En ese sentido, en los últimos 10 días hemos visto como ante datos macro algo mejores a lo esperado respecto a inflación (Core PCE del 3.7%, aunque lejos del 2% objetivo de la FED), y algo peores respecto a empleo (100.000 empleos creados menos en la revisión de los últimos dos meses, pero con una baja tasa de desempleo del 3.9% todavía), han llevado el 10 años USA hasta el 4.54%. Por motivos, explicados en anteriores escritos, pensamos que debería permanecer durante meses en este rango 4.50%/5%).

    Algunos pensaron que el movimiento vino por el discurso de Powell tras la reunión de la Reserva Federal, que ha llevado al mercado a descontar bajadas de tipos de más de 100 puntos básicos el próximo año, como se observa en el gráfico inferior. Bajadas que no compartimos por razones mencionadas en anteriores escritos.

    Realmente, el movimiento vino marcado principalmente por otro hecho. El Departamento del Tesoro de Yellen sorprendió al mercado anunciando oferta de bonos largos menor de lo esperado en su plan de emisiones de los dos próximos trimestres. Anunció que emitirá 338bn en el Q4 y 348bn en el Q1. Eso es mucho menos de lo que esperaban los analistas que estaba en el rango 396-450bn. A cambio emitirán muchas más letras que son mucho más fáciles de absorber por el conjunto del mercado. Cuando se publicó a las 13.30h, los bonos USA reaccionaron con fuertes alzas en precios. En el gráfico intradiario, abajo, se puede apreciar la bajada de rentabilidad del 10 años en el momento del anuncio.

    Con ello, aumentan de manera importante la financiación en el corto plazo. En este gráfico se puede observar como está aumentando la financiación a través de letras:

    Algunos pensarán que este aumento de financiación en el corto plazo es porque el Tesoro americano piensa que los tipos van a bajar. En nuestra opinión, se ha debido a una ausencia de fuertes compradores en los vencimientos largos. Y lo que hace es aplazar el problema.

    Hoy queremos centrarnos en otro aspecto importante para el precio de cualquier activo, y como no, del bono USA a 10 años. Nos referimos al flujo, a la cantidad de papel y dinero Es uno de los aspectos que creemos que va a hacer que el bono americano vaya a estar débil.

    Por el lado del papel, hay variaos factores que hacen que vaya a haber abundancia de emisión neta. En primer lugar, tenemos un déficit público en USA que supone un 7% del PIB, 2 trillones de USD, y las previsiones para el año que viene son idénticas (raro sería un recorte del déficit en año electoral). Por otro lado, uno de los principales tenedores de deuda, La Reserva Federal está reduciendo su balance. En el próximo año lo reducirá cerca de 1 trillón de USD. Por lo tanto, los inversores deberán absorber 3 trillones netos de USD para equilibrar la balanza. En el lado del dinero, vamos a ver quienes son los tenedores de la deuda americana:

    Durante la pandemia, los ciudadanos estadounidenses depositaron en los bancos más de 5 trillones de USD. De este importe, los bancos USA dedicaron 2.3 trillones de USD a la compra de renta fija. Posteriormente se produjo el proceso de subida de tipos con caídas en los precios de los bonos. A medida que se sacaba dinero de los depósitos, tuvieron que vender activos reconociendo perdidas y surgió el problema de los bancos regionales. Por todo ello, los bancos no van a ser compradores netos de bonos americanos.

    Como vemos, el 50% lo poseen la Reserva Federal y los no residentes. La Reserva Federal ya hemos visto que está reduciendo su balance, por lo que va a ser vendedor neto. Respecto a los no residentes, estos son los principales tenedores:

    A China le has declarado tu enemigo geoestratégico, por lo que va reduciendo sus tenencias de deuda USA y no te va a sacar del atolladero. Además, ha pasado a representar el 14% de las importaciones comerciales de EE.UU desde el 22%. Estos dólares en ventas eran los que dedicaba a la compra de bonos USA. Al reducirse, también se reduce la posibilidad de compra.

    Japón, principal tenedor no residente, ha hecho una política monetaria expansiva mientras USA la ha hecho restrictiva. Por ello los tipos entre ambos países han divergido y los costes de cobertura de divisa se han disparado hasta el 6% al año, como se ve en el gráfico de abajo en la línea azul oscura.

    Por ello, si eres una aseguradora japonesa, compras un bono USA y cubres la divisa, tendrás rentabilidad negativa. Al mismo tiempo, el bono japonés a 10 años ha pasado del 0.10% al 0.91%. Resultado, el inversor japonés no compra bonos USA.

    Con todo ello, la gran incógnita que nos tenemos que resolver es ¿QUIÉN COMPRARÁ LA DEUDA USA?.

    De momento, está comprando el inversor minorista y algunas aseguradoras estadounidenses y europeas (aunque de manera pausada), pero queda mucho papel que absorberrrrrrrrrrrrr.

    Los economistas e inversores observan el mercado de Treasuries Americanos con el fin de sacar pistas acerca de cuándo vendrá la próxima recesión. Especialmente, se mira con detenimiento la curva de tipos. Cuando la curva se invierte, actualmente invertida desde mediados del 2022, significa casi siempre que una recesión se acerca. Siendo un indicador adelantado de recesión, esto tiende a ocurrir entre 12 y 24 meses antes de que la economía comience a decrecer.

    En las últimas semanas hemos visto como esta inversión de la curva se está corrigiendo en una forma que eleve las preguntas sobre si la economía americana ha conseguido capear la recesión o si la recesión es inminente.

    En un mercado “normal” los inversores demandan una rentabilidad superior en inversiones a largo plazo por el exceso de riesgo que implica. Por lo general las curvas tienen una pendiente positiva. El mercado comienza a alarmarse cuando el rendimiento de un bono a 2 años paga más que el de 10 años. Esto indica que los inversores esperan bajadas de tipos de interés en el largo plazo, produciéndose estas bajas debido a que la economía se ralentiza y necesita condiciones de financiación más favorables para reactivarse.

    Cuando la curva comienza a corregir esta situación por lo general indica que la economía se acerca a una contracción inminente y las tires de los bonos a corto plazo se reducen anticipando bajadas de tipos en las siguientes reuniones. Esta vez el movimiento de vuelta, que no ha terminado de producirse, está siendo de otra forma, el largo es el que está subiendo para volver a la normalidad. Como podemos ver a continuación los bonos a largo plazo han visto unas subidas en sus tires, empinando la curva. El 10 años americano ha pasado de niveles cercanos al 4% hasta llegar incluso a tocar el 5%.

    Todos estos movimientos se han producido porque en el mercado ha calado el mensaje que lleva anunciando la Fed desde hace meses: “Higher for longer”. El mercado tiene que interiorizar que el principal mandato de los bancos centrales es mantener la inflación estable. Siempre que la inflación siga disparada, los tipos de interés no pueden reducirse.  

    Existen otros muchos indicadores adelantados como pueden ser: PMIs manufactureros, niveles inferiores a 50 implica que se está ralentizando la economía, siendo el nivel actual 49; índices confianza empresarial, llevando el índice de confianza de Michigan una tendencia positiva en el año +6,6%; permisos construcción viviendas, habiendo descendido un -4,4% en la última publicación; LEI, índice compuesto por 10 indicadores adelantados, estando en terreno negativo -7,8; o bolsas teniendo a caer antes de que llegar las recesiones por las expectativas de los beneficios de las empresas, llevando el S%P una rentabilidad 7,63%.

    Con los tipos cero, los bancos no tenían competencia en cuanto a la captación de depósitos con otros bancos. No obstante, una vez hemos vuelto a tipos positivos el mercado ha vuelto al escenario “normal” de guerras de depósitos. Con la pandemia, del exceso de liquidez que se generó, los bancos invirtieron 5 trillones en deuda, de los cuales 3 fueron a treasuries con vencimientos largos. Por lo que la banca americana, tiene una alta concentración en bonos de gobierno. Con las subidas de tipos los inversores han decidido deshacer estos depósitos para invertir en treasuries y recibir mayores remuneraciones. Si se producen salidas de depósitos los bancos se ven obligados a vender los treasuries incurriendo en grandes pérdidas ya que los bonos a largo plazo han caído en valoración debido a las subidas de tipos. A modo de ejemplo los bonos a 2050 emitidos en 2020 han caído un 50% en precio. Esto es lo que ocurrió en SVB y podrían pasar en más bancos. En Europa la situación es distinta, la regulación no permite poner todos los huevos en la misma cesta y los bancos no tienen esa enorme exposición a bonos de gobierno a largo plazo. Por esta razón, estamos viendo a la banca americana ofreciendo en Europa ofreciendo depósitos en euro al 3,9% frente a niveles inferiores de los bancos regulados bajo la regulación europea.

    Ninguna crisis o recesión es igual que la anterior. En este momento existe una gran diferencia frente a otros tensionamientos, la digitalización. Nunca había sido tan fácil comprar o vender activos financieros para particulares. También para institucionales los procesos han mejorado con los mercados electrónicos. La velocidad a la que reacciona al mercado ante noticias en brutal. Todo esto ha provocado un cambio en el mercado de treasuries enorme, ahora los inversores particulares tienen sus bancas online a través de las cuales pueden comprar letras del tesoro americano con un simple click. Como podemos observar en el gráfico siguiente los inversores particulares son los que más han aumentado su porcentaje de participación en treasuries, mientras que otros lo han recudido como la Fed. ¿y cuáles son las consecuencias de esto? Tal vez los depósitos que ofrecen los bancos dejan de ser tan atractivos. Si quieres remunerar tus ahorros de la forma más segura posible, ¿Qué hay mejor que bonos del gobierno americano? Los bancos americanos tienen una tarea muy importante de ofrecer tasas de depósitos lo suficientemente atractivas para que los ahorradores americanos quieran abrir depósitos con ellos y no invertir en letras a través de sus móviles. Niveles altos de depósitos provoca que los bancos vean sus márgenes estrecharse.

    ¿puede ser la digitalización el detonante de la actual economía?

    Hoy vamos a tratar de desnudarnos y explicar cuál es nuestra metodología para invertir en empresas.

    A lo largo de la década pasada hemos asistido a una intervención de los Bancos Centrales brutal que ha desvirtuado los términos de la inversión. Hoy vamos a tratar de dar algo de luz. Al descontar a tasas muy bajas los flujos en una década el “growth” dobló en rentabilidad al “value” y aquellos que asumieron más riesgo fueron extremadamente recompensados, no tanto por el crecimiento sino por la tasa de descuento. Se confundió acertar con adivinar. Al comenzar la subida de tipos esta circunstancia se dio la vuelta y el año pasado el “value” lo hizo mejor en un 22%. Y llegó 2023 y nada cuadró. Esto se debe a que lo que ha subido se concentra en muy pocos valores que descuentan un crecimiento desmesurado basado en el nuevo paradigma de la inteligencia artificial. Por lo tanto, ¿de veras este debate tiene sentido? ¿Considerar el “value” sin el “growth” tiene lógica?.

    Comprar a un ratio bajo en veces valor en libros no es “value”. El valor en libros en una economía industrial puede tener sentido, en una sociedad del conocimiento, tecnológica o de servicios mucho menos. Por ello nosotros nos hemos centrado en el “quality”. ¿Qué es una compañía “quality”? Las compañías “quality” son empresas que reúnen los siguientes requisitos: 1) Generación de caja sostenible. 2) Márgenes por encima de su competencia. 3) Negocios probados sin disrupciones en el medio plazo. Las compañías “quality” disponen de ventajas competitivas y/o barreras de entrada. Apple ya no crece, pero tiene unos márgenes y unos retornos excelentes. ¿Ha pasado de ser “quality growth” a “quality value”? Pues no lo sabemos, ¿pero es eso relevante?

    Aunque el factor “quality” muchas veces resulta desconocido, históricamente ha tenido un comportamiento muy superior a los más conocidos, como el “value y el growth”.

    Para nosotros es fundamental descomponer el ROE en margen,rotación y apalancamiento.Inditex tiene un gran retorno por margen y rotación. Su ventaja competitiva está en la flexibilidad y rapidez en el cambio de moda que genera rotación y en control del margen bruto.

    Muchas empresas con ventajas competitivas sostenibles pasan al estado de “compounders”. No hay que venderlas nunca: ¿de verdad? Apple no estuvo a punto de desaparecer, Microsoft no estuvo 20 años enrangada, qué es de General Electric… etc. Cuando una empresa buena está muy cara se justifica por el crecimiento, pero ¿estamos cuestionando nuestras asunciones lo suficiente? Si una persona come dos corderos y otra ninguna no significa que los dos comen uno. El problema de las medias de las carteras nos lleva a decisiones erróneas. Las compañías europeas y americanas pequeñas están muchas de ellas aberrantemente baratas. Nadie las quiere. Es increíble el auge del “private equity” y la demolición que han tenido las pequeñas compañías. ¿Es esto lógico?

    Si tuviéramos que elegir en qué nos fijamos en una empresa, tras los márgenes y retornos sin duda sería la caja generada. Esta podrá revertir en forma de dividendos, recompra de acciones o inversiones que garanticen el crecimiento o defiendan la ventaja competitiva haciéndola sostenible.

    También es muy importante la estructura de capital. Huyan de empresas muy endeudadas. EL mejor analista de equity es el de crédito. Huyan de empresas dónde hay un trasvase de valor del accionista al bonista. Eso pasó con los bancos desde 2008.

    Finalmente, tras el análisis “bottom up” si quieren corroborarlo con uno “top down” fíjense en tres variables clave: la expansión del crédito, la base monetaria y el crecimiento de los beneficios.

    A truly great business must have an enduring “moat” that protects excellent returns on invested capital. The dynamics of capitalism guarantee that competitors will repeatedly assault any business “castle” that is earning high returns.

    Therefore a formidable barrier such as a company’s being the low-cost producer (GEICO, Costco) or possessing a powerful world-wide brand (Coca-Cola, Gillette, American Express) is essential for sustained success. Business history is filled with “Roman Candles,” companies whose moats proved illusory and were soon crossed. Warren Buffet.

    Quality = La intersección entre el Value y el Growth Compounders = Cuando acertar no es adivinar

    La deuda High Yield ha tenido el mejor comportamiento como activo de renta fija este año, con rentabilidades YTD superiores al 5% en Estados Unidos y del 6% en Europa. El principal motivo de este buen comportamiento se debe a la duración mucho más baja que tiene el activo de manera general.
     
    El gran movimiento en la renta fija este último año, ha sido por duración de tipos de interés y no por crédito, en nuestra opinión los diferenciales de crédito no han ampliado especialmente y continúan en cierta manera estrechos. Sin embargo, como podemos ver en el gráfico de abajo el movimiento en la deuda pública americana a largo plazo ha sido el mismo que el de la bolsa americana en la crisis del 2008, convirtiéndose en la caída del activo más larga y mayor de la historia:
    Este fuerte movimiento ha provocado que la rentabilidad del bono a diez años americanos se acerque a la rentabilidad por dividendos del S&P de manera no vista desde el año 2000:
    Y lo mismo ocurre con el crédito BBB, batiendo por primera vez desde la crisis financiera a la rentabilidad por dividendo del S&P:
    Fuente:PIMCO

    Pese a este movimiento nosotros continuamos sin coger duración, principalmente por tres motivos:

    En primer lugar, creemos que la Reserva Federal va a retrasar las bajadas de tipos de interés todavía más de lo que descuenta el mercado.

    Por otro lado, los tradicionales tenedores de deuda americana son la propia Fed (20%), que está en proceso de retirada y un 30% no residentes. Estos inversores no residentes eran principalmente China, que ya no va a comprar más tras la escalada de tensión entre ambos países, y Japón, tradicionalmente a través de grandes aseguradoras japonesas que compraban deuda y la cubrían, pero a los niveles actuales de cobertura y tras las últimas decisiones de su gobierno en torno a su curva esto ya no les interesa. Todo esto provoca que la emisión neta no vaya a ser muy positiva al no tener grandes flujos de entrada.

    Por último, no debemos olvidar las amenazas de bajada de rating, ahora mismo es Moody´s el único que mantiene la máxima nota de solvencia a su deuda soberana americana, tras el varapalo del downgrade de Fitch este agosto por el deterioro fiscal, siguiendo los pasos de S&P apenas un mes antes.

    Aunque no es nuestro escenario principal, no debemos olvidarnos del actual conflicto entre Israel y Palestina, en el que una potencial escalada por la intervención de países terceros podría hacer subir el crudo, repuntando la inflación y obligando a los Bancos Centrales a continuar con el ritmo de subidas de tipos de interés.

    Como comentábamos, la duración de la deuda sin grado de inversión es reducida y la tendencia ha sido a la baja tras la falta de emisiones este último periodo. El 85% de las emisiones por debajo de High Yield se emitieron hace 3-5 años con las condiciones ultralaxas de bajos tipos de aquel entonces y una parte significativa tiene vencimientos en 2024 y 2025, especialmente en deuda BB.

    Las difíciles condiciones de financiación estos últimos 18 meses han provocado un parón en este tipo de emisiones, lo que unido a la búsqueda de TIR y a su baja duración ha provocado el buen comportamiento del activo. Sin embargo, este gran muro de vencimientos el próximo año nos preocupa especialmente si tenemos en cuenta que gran parte de estos bonos cotizan a niveles bajopar en precios de 80%´s por lo que los diferenciales en precio son enormes y puede hacer a aquellas compañías con falta de caja sufran según se acerquen los vencimientos de su deuda.

    El pasado mes, veíamos al primer emisor BB, recurrente en el mercado de capitales como Fnac Darty retirando su emisión en primario a cinco años aludiendo que las condiciones de financiación no eran suficientemente atractivas.

    Como podemos ver en el gráfico de más abajo, 127.000 millones de dólares (un 12%) de la deuda High Yield en Estados Unidos vence en los próximos dos años y en Europa 97.000 millones de dólares, lo que implica un 23% del índice de HY europeo. Si incluyésemos el 2026, casi la mitad de la deuda HY tiene vencimientos en los próximos 3 años.

    Esta semana publicaba S&P su informe sobre la evolución de los ratings en el último trimestre en las que resalta la gran divergencia entre Estados Unidos, donde se concentran el mayor número de defaults, y otras regiones. Norte América continúa destacando como la región con mayor número de bajadas de rating incluyendo defaults en el tercer trimestre del año, marcando una tendencia que parece continuar los próximos meses, tal y como vemos en los gráficos de abajo:

    Fuente:S&P

    Según se lee en este informe, las caídas de rating han estado lideradas por aquellos sectores ligados al consumo. Los defaults sin embargo han bajado con respecto al trimestre anterior, pero continúan un 40% arriba respecto al mismo trimestre en 2022. El sector media y entretenimiento lideró las quiebras del trimestre y los activos distress fueron los culpables del 53% de los defaults del trimestre (las bancarrotas cayeron un 73% respecto al mes anterior).

    Las quiebras en las compañías más pequeñas se están disparando en 2023, según publicaba el Wall Street Journal la pasada semana:

    En el último Comité de Inversión de Welcome AM hemos bajado nuestra recomendación en High Yield a “underweight”. De esta manera, nos posicionamos muy cautos en High Yield por el endurecimiento en las condiciones de financiación y con caídas fuertes en concesión del crédito. situándose además en tipos muy altos. Las tasas defaults se van a disparar y esta tendencia ya hemos comenzado a verla en Estados Unidos, donde las rebajas de Moody´s superan el escenario esperado en un 10% y un 6% a nivel global.

    Por otro lado, no debemos olvidar que el consumo en Estados Unidos siempre ha estado muy ligado al crédito, y como podemos ver en los gráficos de abajo la morosidad comienza a aparecer, tanto en créditos directos al consumo como en tarjetas de crédito.
     
    Gráfico de mora de diferentes tipos de préstamos:
     
    Tasa de mora en tarjetas de crédito en bancos pequeños:
    Además, no debemos olvidar que la tasa de ahorro que se disparó durante la pandemia ya se ha consumido:
    Ante la llegada del endurecimiento en las condiciones de financiación, este último mes hemos visto como las empresas energéticas estadounidenses (emisores High Yield) aprovechaban “la última ola de apetito” que las subidas de precio del petróleo producía, despertando de nuevo el apetito por el activo de los inversores para emitir hasta 7000 millones de dólares de deuda en primario. En este sentido, hemos visto emisores como la perforadora de alta mar Transocean o Civitas Resources, para la adquisición de activos petrolíferos. Cabe resaltar que las compañías del sector no habían apenas acudido al mercado de capitales desde el 2018 ante la mala prensa generada tras las abundantes quiebras durante la pandemia.
     
    En definitiva, en el Asset Allocation nos bajamos a “infraponderar” desde “neutral” la deuda High Yield, pero nos mantenemos positivos en renta fija. Actualmente preferimos cogerla a través de crédito, especialmente subordinado, en duraciones que no excedan los dos/tres años o en deuda de gobiernos con similar duración, que creemos que no solo nos proporciona un buen colchón con Tires superiores al 3,50% si no que además será una buena cobertura ante potenciales eventos desfavorables.

    Durante los últimos 12 meses, estamos avisando que estamos viviendo un cambio en el régimen de mercados y de cómo afrontar las inversiones. Los bancos centrales se enfrentan a una posición incómoda, muy diferente a lo experimentado en las últimas décadas: presionar el crecimiento o vivir con una inflación más alta. 2022 fue un año de inflación. La mayoría de los bancos centrales han estado detrás de la curva y tuvieron que apretar el acelerador agresivamente para ponerse al día. Este año, el foco se ha centrado más en el ciclo económico. La inflación está bajando lentamente. La pregunta que hoy todos nos hacemos es ¿tendremos una recesión? ¿Aterrizaje suave o duro? Parece la obra teatral, “Esperando a Godot”, quien nunca llegó. No nos aventuremos a pensar que no viene, y pongamos las cosas en perspectiva.

    La pandemia desató el mayor impulso fiscal y monetario desde la Segunda Guerra Mundial.

    Todos somos conscientes de lo poderoso de esas dos acciones combinadas. Nunca habían actuado de forma coordinada. El resultado, una burbuja de activos tanto para las acciones como para los bonos. Los rendimientos reales se desplomaron hasta el -2% (a 5 años), y las valoraciones de las acciones se inflaron hasta 25-30 veces, y en el caso de los 7 magníficos, Alphabet, Amazon, Apple, Meta, MSFT, Nvidia y Tesla, hasta niveles aún más extremos.

    Muchas señales de alerta están parpadeando, sin embargo, los activos de riesgo parecen mirar hacia otro lado. Cascabel al gato. Para analizar esas alertas, un equipo del Deutsche Bank, ha analizado 34 recesiones estadounidenses que se remontan a 1854, en búsqueda de patrones. Del estudio, destacaron cuatro factores macroeconómicos clave que han causado recesiones en el pasado: el rápido aumento de las tasas de interés a corto plazo, el aumento de la inflación, las inversiones de la curva de rendimiento y los shocks de los precios del petróleo.

    En Estados Unidos, desde 1854, cuando las tasas de interés a corto plazo aumentaron 2,5 puntos porcentuales en un período de 24 meses, se ha producido una recesión en menos de tres años alrededor del 69% de las veces. Recordemos que estamos viviendo la más rápida y brusca subida de tipos desde los años setenta.

    El rendimiento del treasury estadounidense a 10 años alcanzó esta semana el 4,8%, su nivel más alto desde 2007, mientras que el bono a 2 años superó el 5%. La Reserva Federal de EE.UU. controla el extremo corto de la curva. Mientras que el mercado controla las tasas a diez años. A los mercados les preocupa cada vez más que las economías sean demasiado robustas, que el mercado laboral está demasiado tensionado y que, como resultado, los riesgos de inflación persistan a niveles elevados. Todo esto podría impedir que los bancos centrales rebajen tipos, poniendo en riesgo el escenario de un aterrizaje suave por el que se decanta el mercado.

    Como muestra el siguiente gráfico, históricamente las subidas del 10 años americano, no han terminado bien.

    Por el lado de los tipos, esto se ve agravado por la actual generosidad fiscal en Washington, lo que lleva a grandes déficits, y a una teatralidad política, no vista nunca.

    Los déficits pueden absorberse cuando los bancos centrales son los compradores de primer y último recurso. Sin embargo, ahora asistimos a una ausencia importante de los compradores clásicos de esa deuda, como son la FED, o países como China o Japón, que han desaparecido en un momento en que las emisiones de deuda y los intereses pagados por ella se disparan.

    Desde 1854, un aumento de tres puntos porcentuales en la inflación durante un período de 24 meses ha causado una recesión en tres años el 77% de las veces.

    Como muestra el gráfico, estamos mejor, pero todavía pronto para cantar victoria.

    En cuanto a la inversión de la curva, la señal es más evidente. Históricamente, cuando la curva de rendimiento se invierte así, la economía se desacelera significativamente o entra en recesión. En Estados Unidos vuelve a tener el mayor índice de aciertos, recesión en tres años el 74.1% de las veces.

    Y por último, cuando los precios del petróleo han subido un 25% en un período de 12 meses, Estados Unidos ha experimentado una recesión el 45,9% de las veces históricamente.

    Es evidente que no podemos mirar hacia otro lado. Posiblemente septiembre ha sido un chequeo de esta nueva realidad.

    En este nuevo régimen de mayor volatilidad macroeconómica y de mercado, ¿cómo pueden los inversores actuar, y ser más agiles?

    El telón de fondo de los últimos 10 a 12 años se ha invertido. Como se mencionó anteriormente, la inflación será más alta y los bancos centrales no podrán bajar los tipos como se esperaba. Venimos de un entorno en el que los bancos centrales llevaron las tasas a cero y suprimieron la volatilidad. Cada vez que sucedía algo malo, la Fed intervenía, ayudaba y proporcionaba liquidez. Ya no estamos en ese entorno; estamos en uno donde la volatilidad será mayor, lo que crea una oportunidad masiva para la dispersión y los gestores activos. Lo que preocupa a los inversores ya no es dónde se sitúa la prima de riesgo de la renta variable (que pocas veces ha estado tan baja en los últimos 100 años, a excepción de 1929-30 y 1999-00), sino qué prima exigirles a los bonos en un entorno marcado por posibles cierres gubernamentales o rebajas de calificación soberana, mientras se lleva a cabo un ajuste cuantitativo.

    Hoy en día, estamos sobrecargados de información, pero estamos hambrientos de conocimiento. La capacidad de desconectar del ruido a corto plazo e identificar las cosas que impulsan el valor a largo plazo, o que lo pueden destruir, es una ventaja en el entorno actual.

    Mayor dispersión implica mayores oportunidades. Los crecientes rendimientos en los títulos de renta fija, y el estancamiento sigiloso de la economía, no son condiciones favorables para recomendar sobreponderar renta variable. Aprovechemos que la dispersión de las valoraciones dentro de los sectores ha aumentado significativamente para comprar compañías de calidad.

    Mientras llega la oportunidad en renta variable, sobreponderemos la renta fija. El respaldo de los rendimientos aumenta el atractivo de los bonos, tanto gobiernos como crédito a corto plazo para generar ingresos.

    Y preparémonos para más oportunidades, que sin duda llegarán, y harán que seamos capaces de adelantar a 15 coches cuando llegue la lluvia.

    Tras un periodo de apreciación continua, que llevó el USD por debajo de la paridad, el dólar está buscando su rango de cotización. En nuestra opinión, ese rango estaría situado entre el 1.06 y el 1.13. Por lo que estaríamos ahora en la parte baja del rango, y por lo tanto reduciríamos exposición a USD.

    Desde el mes de julio se ha producido una fuerte apreciación del USD desde 1.12 a 1.06, debido principalmente, a dos factores. Por un lado, el billete verde hizo de refugio ante las noticias provenientes de China sobre el sector inmobiliario. Por otro, se produjo una gran divergencia de datos macro ente Estados Unidos y Europa. Mientras en USA salían datos de relativa fortaleza de la economía, pese a las subidas de tipos, en Europa salían datos muy débiles de estancamiento económico. Todo ello hizo que ampliaran los diferenciales de tipos en el dos años, factor que está dirigiendo claramente la cotización del EUR/USD durante los últimos tiempos. En el gráfico de abajo se puede observar la gran correlación entre la cotización del USD a la inversa y los diferenciales de tipos a 2 años entre USA y Alemania.

    Creemos, que esta divergencia macro no debería durar demasiado. No tanto por una mejora en Europa, como por una menor actividad en USA. Esta menor actividad vendría dada por una menor demanda interna, con una caída importante del consumo, 71% del PIB americano.

    Esta caída del consumo se debería, por un lado, a que los consumidores han agotado todo el ahorro generado durante la pandemia, y sobre todo, a una importante caída del crédito. Hay que tener en cuenta que la demanda interna en USA siempre ha estado muy estimulada por el crédito. El estadounidense tiene una mentalidad muy distinta del europeo y no le importa apalancarse. Por tanto, es importante ver las condiciones de financiación, y lo que vemos es un endurecimiento claro, y la correspondiente caída del crédito:

    A esta caída del crédito, deberíamos añadirle un factor adicional, la importancia que paulatinamente fueron cogiendo los bancos regionales en la concesión del crédito. Y en este sentido deberíamos recordar que, si bien la FED actuó y controló bien la crisis de los bancos regionales este año, este asunto no está definitivamente solucionado. En los gráficos de abajo se puede apreciar la importancia que han asumido los bancos pequeños en la concesión del crédito en EE.UU:

    Esta menor actividad en USA debería apoyar una menor divergencia macro, y que el USD se fuera hacia los niveles centrales del rango 1.06 / 1.13.

    Todo lo comentado anteriormente respecto al endurecimiento de las condiciones de financiación y la correspondiente caída del crédito, apoya, en nuestra opinión, la estrategia que seguimos en reta fija privada: primar subordinación frente al high yield. Preferimos obtener el extra de rentabilidad en deuda subordinada de compañías y entidades financieras sólidas, con fácil acceso a financiación, tanto mediante bonos como con líneas de crédito, que en deuda senior de compañía financieramente menos fuertes.

    De hecho, en las condiciones de financiación anteriormente descritas, debería ir incrementándose las tasas de impago, y los diferenciales de las compañías de high yield:

    Todo ello, en un momento que la deuda subordinada paga bastante más que el high yield:

    “Nunca permitas que una persona que no tiene el poder de decir si, te diga no.»

    Eleanor Roosevelt

    No no nos hemos equivocado. Hablamos de Asen Allocation. Llegó el momento del sentido común. Del Sen. El mundo de la gestión desde que el dinero tiene precio se ha vuelto más racional. No se trata de acertar sino de trabajar con una disciplina y metodología, con una gestión de riesgos que abandonamos hace 10 años con la intervención monetaria. No busquen gurús. Es mejor leer y relacionar. Lo que ha ocurrido en la década pasada no tendrá nada que ver con la de los veinte.

    ¿Tiene sentido que Estados Unidos en pleno empleo y creciendo a su potencial haya mantenido una política fiscal expansiva doblando el déficit?. Eso es adelantar crecimiento futuro. Si lo que buscan los Bancos Centrales es una recesión leve, de verás ¿no se trasladará esto a los beneficios?  Son obviedades, pero nunca se deben olvidar.

    Además, debemos tener en cuenta que la subida de tipos al generar mayores costes financieros reduce la recompra de acciones por lo que también merma el crecimiento de beneficios a nivel BPA.

    No es sorprendente que los precios sigan subiendo, independientemente de la política de tipos de la Reserva Federal.  En los años 70 y 80, los presidentes Carter y Reagan señalaron que el gasto deficitario estaba provocando inflación. Ese es el gran motivo. Cuando los tipos a corto rentan más que la bolsa medida por el cociente de beneficios/capitalización, la inversa del PER es momento de cautela.

    Si nos fijamos en España no deflactar la tarifa del IRPF con la inflación es subir impuestos. Esto es lo que está pasando también en USA por lo que el daño es doble. Esto es una aberración. Clinton hizo lo contrario. Redujo la deuda y hubo superávit.

    PETER SCHIFF:“The Federal Government now spends more money on Social Security, Medicare, interest on the National Debt, and defense than it collects in taxes. nSo without cuts to those categories, even if the government totally eliminated all other spending, the budget still wouldn’t balance”.

    Por todo ello debemos meter en la ecuación la deuda pública y privada por su coste y el efecto “crowding out”. Hay que analizar la solvencia y la liquidez de las compañías, su margen y su retorno, el nivel de deuda y por supuesto su ventaja competitiva, su sostenibilidad, sus barreras de entrada y los competidores. Hay que conocer cada línea. Está bien hacer un “asset allocation” “top down” pero lo importante es complementarlo con uno “bottón up”. Incluso a nivel activo sea en directo o fondos hay que conocer cada línea.

    También hay que valorar los episodios de excesos y analizar el pasado.

    En renta variable y crédito, nuestra inclinación defensiva se traduce en una visión más favorable de las empresas de alta calidad, y especialmente de aquellas con abundante flujo de caja libre, elevados saldos de tesorería y deuda a largo plazo menos costosa. Incluso dejando a un lado las condiciones empresariales, estas empresas están ganando actualmente mucho más por su efectivo de lo que están pagando por los bonos que vencieron antes de 2022. Esta visión de la calidad también nos lleva a favorecer la deuda de los mercados emergentes frente al alto rendimiento. Parece contraintuitivo pero las empresas de países emergentes suelen tener menos deuda y las que se financian en dólares ya han pasado el filtro de los deudores.

    Fuente:

    Pese a los serios indicios de congelamiento de la economía europea, el consejo de gobierno del Banco Central Europeo ha decidido continuar la escalada de los tipos de interés de la eurozona, incrementando el coste del dinero hasta el 4,5%. Es la cifra más alta desde el año 2001 y culmina 10 subidas de tipos ininterrumpidas, desde mediados de 2022.

    Es una decisión muy aventurada, pues las causas de crecimiento de los precios durante el último año son múltiples y las decisiones del BCE se dirigen únicamente a una de ellas. La lucha contra la inflación no se puede delegar, de manera exclusiva, en una institución cuyos instrumentos no pueden atender a todos los factores subyacentes.

    Como conclusión diríamos que “el ratio sharpe” ( mide la rentabilidad ajustada por riesgo) de la renta fija duplica al de la renta variable por lo que el riesgo no está pagado para tener un asset allocation balanceado. El Welcome creemos firmemente que estamos ante una década muy distinta y hay que hacer un análisis mucho más profundo en la elaboración de las carteras.