Renta variable.

No hay nada más ineficiente que hacer algo que no debería hacerse.”PETER DRUCKER

En estos tiempos imaginar el futuro se hace tanto más difícil. Los seres humanos tenemos la tendencia natural de pensar sobre el futuro basándonos en el pasado reciente. Anticipar lo que viene con base a variaciones de lo que ya ha pasado es la norma. Pero cuando tanto de lo que nos pasa es completamente nuevo, el instinto de ver el futuro como una extensión del presente conduce a graves errores.

No debemos dejar de lado nunca el sentido común. Si el año 2023 fue un gran año de mercado se debió a que la subida de los tipos de interés se interpretó como una reacción a una economía fuerte y un crecimiento nominal muy alto. Los beneficios empresariales pueden combatir la inflación. Las empresas grandes suelen tener poder de fijación de precios, lo que unido a la selección natural de la Inteligencia Artificial y la Nube disparó los índices a máximos. Fue el año de los siete magníficos que en realidad si sumamos a las empresas de semiconductores fueron más.

“Personalmente, soy escéptico ante el bombo que se le ha dado a la inteligencia artificial. Creo que la inteligencia a la antigua funciona bastante bien” Charlie Munger

Fuente MSCI

La tecnología estadounidense destaca en múltiples aspectos, pero su liderazgo en el mercado no es eterno; es posible que los inversores busquen rendimientos en otros lugares.

Pero hay cierta fragilidad bajo la superficie. Los márgenes se han reducido durante siete trimestres consecutivos. El porcentaje de sociedades que superan las estimaciones de ventas está en su nivel más bajo desde 2015, y tanto las ventas como las previsiones de ganancias se están deteriorando. Dado el enfoque en las valoraciones completas, el castigo del mercado por no cumplir las estimaciones es cada vez más severo.

Por tanto, creemos que los inversores deberían buscar grandes capitalizaciones que puedan igualar a los «Siete Magníficos» en calidad, pero con valoraciones más atractivas. En nuestra opinión, la concentración de liquidez en gigantes tecnológicos ha dejado muchas oportunidades disponibles.

Fuente: Factshet,MSCI, CRSP y Bernstein

El ajuste en la tasa de descuento vía tipos de interés y prima de riesgo no se produjo y es quizá ahora cuando se dé, justo cuando se confirma la ralentización. El crecimiento se valora en el numerador en el incremento de los flujos en un modelo de descuento, pero dónde verdaderamente impacta es en el denominador, pues resta a perpetuidad sobre el coste medio ponderado del capital.

One of my favorite philosophical tenets is that people will agree with you only if they already agree with you. You do not change people’s minds.Frank Zappa

Estos días facilitan la reflexión de lo acontecido en materia económica el pasado año y cuáles son las perspectivas para el recién iniciado. 2023 estuvo caracterizado por algunas sorpresas, en general positivas. Algunas fueron de naturaleza macroeconómica, sin recesión generalizada y con moderación de la inflación, y otras de mercados, donde se vivió un entorno alcista algo inesperado para una coyuntura monetaria de elevados tipos de interés.

El auge de la inteligencia artificial, del comercio electrónico y del cloud ha generado una gran disparidad entre el comportamiento de Estados Unidos y el resto del mundo que se mantendrá pero tras corregir excesos.

Es muy pronto para ver qué sucederá en 2024. La probable disminución de tipos puede ayudar, pero la magnitud del impacto dependerá mucho de cómo evoluciona la macroeconomía y la actividad empresarial. Sin olvidar que parte de los efectos positivos pueden haberse descontado en el último trimestre.

Fuente: Charlie Bilello

En el mercado las sorpresas y cisnes negros no se suelen predecir y por eso lo son. Nadie previó en agosto de 2007 el problema con las subprime ni en febrero de 2023 los problemas del SVB, ni las consecuencias del techo de deuda en verano de 2011. Los episodios de crisis sean estructurales o coyunturales no se vislumbran y nunca son iguales. La reducción de Balance de la Fed de finales de 2018 lastró al mercado y quizá las sucesivas siendo más grandes no lo hagan tanto porque surjan nuevos instrumentos para minimizarlo.

Fuente: Haver Analytics. Federal Reserve y Rosenberg Research

Los cambios internacionales que nos afectan a todos se han hecho más frecuentes. Algunos nos tocan directamente y otros tienen efectos más remotos. Pero las noticias cotidianas nos dejan con la sensación de que estamos en una época de grandes cambios.

Uno de los grandes problemas es que se ha hecho política fiscal cuando no tocaba. Esto supone adelantar años de crecimiento sin necesidad, cuando la economía crecía gracias a tipos bajos y liquidez brutal.

 No debemos olvidar que el crecimiento del PIB son personas trabajando más mejoras de productividad. Una de las áreas más directamente afectadas por el cambio demográfico será la situación fiscal: quién paga impuestos, a qué tasa y en qué gastará el Gobierno los impuestos que cobra. La tolerancia hacia los altos niveles de desigualdad económica que existen en Estados Unidos se ha reducido significativamente y Joe Biden tiene como meta disminuir las brechas económicas. Para ello, se va a valer de la capacidad del Estado para cobrar impuestos y a usar el gasto público para catalizar cambios sociales. Un ejemplo de esto es su decisión de aumentar el monto mínimo de impuestos que pagan las grandes empresas multinacionales. Además, decidió no hacerlo unilateralmente, sino creando una amplia coalición de países que actuaran coordinadamente en este campo.

El objetivo de hacer de esta una iniciativa internacional es evitar que las empresas muevan sus operaciones al lugar donde pagan menos impuestos.

Por lo tanto, asistiremos a diferentes palancas que debilitarán el margen de las empresas: efectos de la subida de tipos, subida de impuestos y subida de costes laborables. Los retornos de las grandes empresas se basan en los márgenes, la rotación y el apalancamiento. No parece que ninguno de estos factores sea positivo.

Fuente: Facsheet

El 5 de noviembre de 2024 se celebrarán las elecciones presidenciales estadounidenses. Sin duda será el centro de atención del mercado este año. Un nuevo duelo Biden-Trump parece ahora lo más probable. Sin embargo, otros escenarios son posibles. Sobre todo, aunque se repitiera el duelo Biden-Trump, los efectos en los mercados financieros podrían ser muy diferentes esta vez. El sentimiento de muchos hogares estadounidenses probablemente no sea tan favorable como sugieren los indicadores: Aunque la inflación ha bajado, los precios son bastante más altos que antes de la pandemia (+25% para los alimentos, +20% para los coches nuevos e incluso +35% para los usados)

El déficit estructural americano hay que combatirlo gane quien gane.

Respecto al mercado, los índices están cerca de máximos históricos con fuerte concentración en pocas empresas. Quizá estos corrijan con un número de empresas subiendo superior a las que cedan. Será un año de gestión activa y de profesionales.

Las tres claves básicas continúan siendo inflación/tipos, crecimiento económico y expectativas.

Ninguno de los principales cuatro bancos centrales (Fed, BCE, BoE y BoJ) movió tipos en el 4T 2023, a pesar de la esperanzadora suavización de la inflación, haciendo que las expectativas con respecto a las futuras bajadas de tipos sean la clave. En esta coyuntura la renta fija aguanta bien. Ha adelantado esta bajada, pero los spreads se ensancharán y este efecto fruto del incremento de la morosidad y menor crecimiento no lo hemos visto todavía. Sin embargo, la renta variable sufrirá una gran dispersión en el comportamiento de los índices. Cuando se confirme la recesión de ciclo será cuando las cíclicas comiencen a darse la vuelta pues se venden baratas y se compran caras.

Fuente: ASR Asset Allocation

Cuando cae la probabilidad de recesión es cuando se suele dar. El desempleo es un indicador retardado que suele subir rápidamente.

Hay dos temas resumidos en estos dos gráficos que no podemos dejar de lado:

Fuente: Apollo

Uno hace mención a la dificultad de generar beneficios en la última línea lo que corrobora que había muchas empresas zombi que se mantenían gracias a tipos cero y otra a que la subida de tipos generó pérdidas en la cartera de los bancos que aunque en diciembre se mitigaron todavía hay que ir gestionando.

La mayoría de los balances bancarios se componen en gran medida de préstamos. Por lo general, las entidades mantienen estos activos al valor de cuando concedieron el crédito, menos los reembolsos o las provisiones por deudas incobrables. Pero cuando un banco compra un bono u otro valor, tiene tres opciones generales desde el punto de vista contable.

La opción más sencilla es clasificar los títulos a su valor de mercado. Este es el caso de los activos de trading, que es más probable que se vendan a corto plazo. Pero los bancos también pueden clasificar como mantenidos hasta el vencimiento (MHV, o HTM por sus siglas en inglés) los que no tienen previsto vender. Estos se mantienen en el balance al precio de compra, más cualquier ajuste menor.

Según el FMI, en torno a un décimo de los activos bancarios mundiales están en esta segunda categoría. Los bancos ignoran en gran medida las pérdidas y ganancias no realizadas en estos valores derivadas de las fluctuaciones del mercado, y solo las mencionan en notas contables a pie de página. Estas pérdidas sobre el papel han aumentado considerablemente. En los bancos de EE UU, alcanzaron la cifra récord de 390.000 millones de dólares en el tercer trimestre, según la Corporación Federal de Seguro de Depósitos.

Estamos ante un aterrizaje suave que, acompañado de desinflación, permitirá a los bancos centrales un ajuste fino en los tipos de interés compensando parte de las fuertes subidas de los últimos dos años (525 puntos básicos (pb) de la Fed y 450 pb el BCE). Ahora, dejamos el tipo de interés terminal atrás y debemos pensar en recortes del orden de 150 pb en los próximos 12/18 meses que deberían favorecer una reactivación económica en 2025, hacia cotas en línea con el potencial. Pero de forma simultánea, los bancos centrales deben intensificar el proceso de reducción del tamaño de sus balances. En el caso del BCE es relevante que lo haya hecho en dos billones de euros desde junio de 2022, pero en su mayoría de la liquidez prestada a los bancos. Aún le quedaría por reducir su balance en 4,7 billones, cuatro de ellos de deuda pública (el resto, covered y renta fija privada). Este 2024 recortará unos 500.000 millones. Veremos cómo impacta en los tipos y por ende en la evolución de la economía y los mercados.

 Con suerte, la Fed podría adelantarse al resto de bancos centrales y aplicar una primera bajada en septiembre, aunque es arriesgado porque las elecciones son el 5 de noviembre y podría interpretarse en clave política. Ese evento lo complica todo. Creemos que los datos de inflación en USA ya dan una señal de clara corrección salvo la inflación de servicios que es dónde se engloba la vivienda. Veremos este apartado cediendo pronto.

El BCE podría realizar su primer recorte en septiembre/ octubre si previamente la inflación europea se estabilizase entorno al +2,5% y la Subyacente próxima al +3 %, puesto que el crecimiento económico se debilitará significativamente. Pero todo esto dependerá del alcance de los efectos de segunda ronda sobre la inflación (traslación de las subidas de precios a salarios), que ya son un hecho y que estimamos forzarán que ésta repunte durante el primer semestre. Por eso defendemos que las bajadas de tipos tardarán más de lo que se cree y serán menos profundas de lo que se descuenta.

Conclusión: ¿Qué variables seguir?

Por todo ello seguiríamos como variables clave, la evolución de los beneficios, la marcha de la M3 y la expansión o contracción del crédito. La velocidad de circulación del dinero también es relevante.

Distribución sectorial

Creemos que Europa presenta una distribución sectorial más acorde al momento del ciclo en que nos encontramos y pensamos que lo podrá hacer mejor que USA, Japón y emergentes.

Sectorialmente estamos positivos con los sectores más defensivos. Los sectores proxys de bono como el inmobiliario y las utilities, especialmente en redes de transporte y distribución de electricidad, en telecoms y en infraestructuras en empresas con liquidez para licitar en concesiones con retornos más altos. Finalmente estamos positivos en consumo no discrecional. En el sector farmacéutico, nos atraen las farmas integradas, pero no nos animamos a ponernos positivos por la cercanía de las elecciones americanas, y el miedo a que el recorte de precios de los medicamentos vuelva a marcar la campaña electoral. Creemos que el sector financiero puede, contando dividendos y recompra de acciones, tener un buen comportamiento si bien al mantener un peso elevado en Tier 2 y AT1 preferimos invertirlo vía subordinadas.

Tampoco hay que despreciar lo que supondría una escalada bélica en Oriente Medio, que podría provocar una caída del suministro mundial de petróleo y desatar nuevas inquietudes sobre las perspectivas de crecimiento por lo que tener exposición a petroleras integradas puede ser una cobertura natural en un momento en que las valoraciones son muy atractivas con los niveles actuales del crudo.

Después de años complicados, merece la pena revisar en detalle las compañías pequeñas y medianas. La excesiva concentración del mercado en la gestión pasiva e indexada, que favorece aquellas empresas de mayor capitalización, ha creado un diferencial de valoración que consideramos lo suficientemente extremo y atractivo como para destinar parte del asset allocation a este segmento del mercado.

Hay que respetar el reloj de la inversión. Tras un 2022 criminal en renta fija (y en todos los activos), 2003 un año de consolidación, creemos que 2024 será el año de la recuperación del activo. Las tensiones en la oferta que fueron el origen de este ciclo inflacionario están más que superadas y ahora nos enfrentamos a un escenario donde, en la medida en que los salarios se vayan estabilizando, debemos avanzar hacia escenario de inflaciones ajustadas a los objetivos de los Bancos Centrales que permitan volver a relajar la política monetaria. En la Eurozona ya se ve algunos países con inflaciones 0%. Los Países Bajos. De momento parece impensable pero ya se ha corregido el lado de la oferta y el de la demanda está en curso. A la luz de la desaceleración, el BCE ha sugerido claramente que no volverá a subir tipos, a menos que se produzca un shock inesperado. En el BCE, desde Lagarde a Villeroy, han lanzado el mismo mensaje: confían en que, si los tipos se mantienen en los niveles actuales durante el tiempo suficiente, la inflación volverá al objetivo del 2%

Los efectos de la globalización en las inversiones. De la macro a la micro

Aunque la globalización se ha ralentizado desde el punto de vista de comercio de mercancías y servicios, recordemos también que la globalización va mucho más allá del comercio. La globalización se basa en la difusión global de ideas, actitudes, filosofías y personas tanto como en el comercio de mercancías. Y en este sentido más amplio, la globalización parece acelerarse, no ralentizarse.

Generalmente cuando los restaurantes están llenos y el taxista habla de bolsa sabemos lo que suele seguir después. Huyan de términos que incitan a la duda. Hoy en día, la “innovación disruptiva” es un término que no puede faltar en cualquier presentación que busque promover una inversión, reformar una organización, adoptar una nueva tecnología, despedir personal o lanzar un nuevo producto, que claro, ya no se llama producto sino “solución”.

No creemos que estemos ante una corrección sino ante un cambio de tendencia, si bien los ciclos de caída son mucho más cortos y virulentos:

Fuente: JP Morgan

En un plano más inmediato y elemental, la recolección de datos hoy está más amenazada que nunca. La información procedente de China siempre demandó una interpretación cuidadosa, pero ahora puede decirse lo mismo de la India, que está publicando cifras oficiales de crecimiento inverosímiles y probablemente manipuladas, y donde se ha suprimido el sistema de seguimiento de la pobreza. En Estados Unidos, la polarización política ha producido medidas de pobreza divergentes, lindantes en algunos casos con la negación de su existencia.

Otro de los cambios importantes en la política mundial ocurrió el pasado 23 de octubre, cuando Xi Jinping, el líder chino, logró romper con la norma que lo hubiese obligado a dejar el poder al término de su periodo, tal como lo habían hecho sus predecesores desde Mao. Ese día, Xi fue reelegido presidente de China y secretario general del Partido Comunista por tercera vez, despejando todos los obstáculos para convertirse en el primer dictador vitalicio de China desde la muerte de Mao.

China debe acometer reformas de gran calado. Está en una travesía del desierto que ya afrontó Japón en los años 90 y comienzos de siglo. El peso de la inversión en su economía es muy elevado y precisa de mantener inversiones cada vez menos productivas cuando necesitaría ir pasando a un modelo de mayor consumo interno y fomentar las exportaciones. En ello está sobre todo en bienes de mayor valor añadido y con más peso en servicios pero esa transformación lleva tiempo. La robotización y la inteligencia artificial permiten a la industria producir con mucho menos empleo y los salarios chinos han subido significativamente por lo que han perdido buena parte de sus ventajas competitivas. Los aranceles de Trump se han mantenido con Biden y han desviado mucho comercio y producción industrial de China a Europa, México y Canadá. Y Europa amenaza ahora con imponer aranceles y medidas de protección a los productos chinos, especialmente en el coche eléctrico, donde China tiene el 80% de la cuota de producción mundial y 40% de la cuota de exportaciones totales. El modelo exitoso ya no funciona y China necesita reinventarse.

En 1980, cuando China abandona el sistema comunista de planificación económica, tenía 1.000 millones de habitantes, una renta por habitante en paridad de compra actual de 650 dólares y suponía el 2% del PIB mundial. Hoy son 1.400 millones de chinos, su renta por habitante se ha multiplicado 30 veces hasta 20.000 dólares y ya son la mayor economía con el 20% del PIB mundial.

La lista de áreas en las cuales EEUU y China se verán obligados a coordinarse es larga e importante. La lucha contra la proliferación nuclear, en especial la de Irán o Corea del Norte, y contra la proliferación de armas químicas y biológicas; el terrorismo islamista; los ataques cibernéticos; la inestabilidad del sistema financiero mundial; la piratería; la anarquía de los flujos migratorios; el narcotráfico y el tráfico de personas y armas, o la regulación de las gigantes empresas tecnológicas son solo algunos ejemplos.

Xi Jinping, el líder chino, se planteó la que calificó como una pregunta fundamental para este siglo: “¿Podrán China y Estados Unidos manejar adecuadamente su relación? Esta pregunta concierne al destino del mundo, y ambos países deben responderla”. Tiene razón

EE UU prefiere hablar de los esfuerzos para reducir su dependencia de China en un lenguaje positivo. Las autoridades estadounidenses usan términos como de-risking (reducción de riesgos), friendshoring (relocalización en países amigos) y salvaguarda de la “seguridad nacional”. Sus homólogos chinos ven todas estas referencias como una forma de describir una disociación entre ambas economías, algo que consideran un intento inaceptable de Washington de obstaculizar el ascenso de la República Popular. Las tensiones en torno a Taiwán marcan la pauta de toda la relación: aumentan el riesgo de una desvinculación potencialmente repentina y severa.

Los inversores occidentales han reducido drásticamente su exposición a la segunda mayor economía del planeta.

La asignación media de los fondos de renta variable mundial a activos chinos alcanzó un máximo del 3,13% en abril de 2015. En septiembre de 2023, era del 1,75%, según EPFR. Esto refleja en parte una retirada más general de los emergentes después de que la Fed subiera los tipos. Pero parece poco probable que las asignaciones se recuperen totalmente, incluso si los inversores redescubren su apetito por el riesgo.

El volumen del comercio internacional creció mucho durante el periodo de hiperglobalización (1985-2008), pasando de alrededor del 18% al 31% del valor total de la economía mundial. Con la crisis de 2008, esa cifra cayó situándose cerca del 28%. Y ahí es donde más o menos ha estado desde entonces: manteniéndose estable a pesar de todos los shocks económicos y convulsiones políticas de los últimos años.

Mercados emergentes

Estamos positivos en emergentes principalmente en un escenario de bajada de tipos y debilitación del dólar al ser economías que crecen más, tienen menos deuda, van avanzando en transparencia sus mercados y tienen una valoración relativa frente a desarrollados cerca de mínimos.

Por lo que se refiere a las divisas de los mercados emergentes, las que mejor rendimiento han tenido han sido las latinoamericanas, en particular el peso colombiano (+21,4%), el peso mexicano (+12,2%) y el real brasileño (+8,8%). Los altos tipos de interés reales de la región, y su relativo aislamiento de las crisis geopolíticas, entre otros factores, han sido el principal acicate. Todo lo contrario a lo ocurrido con la moneda china, cuya cotización frente al dólar se ha visto lastrada por la frágil situación económica del país y los problemas del sector inmobiliario.

Los países emergentes cuentan con una ventaja respecto a los ricos: que sus Gobiernos no están sometidos a la esclavitud del Estado del bienestar, que fuerza a los políticos a mantener o incrementar partidas como las pensiones para garantizarse los votos en las siguientes elecciones. También han empezado antes a bajar los tipos de interés, y su futuro puede ser también atractivo si se debilita el dólar, lo cual favorecería a las emisiones de bonos en monedas locales.

Japón: La sorpresa de 2023 que podría seguir en 2024

No es raro que la renta variable ofrezca rentabilidades reales negativas durante periodos de diez años. La Bolsa de EE UU ha experimentado cuatro de estos periodos desde 1900. Pero los inversores estadounidenses nunca han sufrido lo que sus homólogos japoneses. Entre 1990 y 2023, la renta variable del país nipón registró una tasa de crecimiento anual del -0,3%, según el anuario Credit Suisse Global Investment Returns. El Nikkei 225 se mantiene muy por debajo de su máximo de 1989.

La explicación obvia de estos míseros rendimientos es que en 1990 las acciones japonesas estaban excesivamente sobrevaloradas, cotizando a casi 80 veces los beneficios ajustados cíclicamente y tres desviaciones típicas por encima de su tendencia a largo plazo.

Los inversores extranjeros siguen infraponderados pese a que las valoraciones son atractivas, la divisa está barata y está despegando un mercado de control corporativo

“El sistema general de gestión de las finanzas requiere que haya gente que haga ver que puede hacer cosas que no puede hacer y que haga ver que les gusta cuando en realidad no les gusta. Es una forma terrible de pasar la vida, pero está muy bien pagada”. Charlie Munger

Gestión activa frente a Gestión Pasiva

A lo largo de la década pasada asistimos a una intervención de los Bancos Centrales brutal que ha desvirtuado los términos de la inversión. Hoy vamos a tratar de dar algo de luz. Al descontar a tasas muy bajas los flujos en una década el “growth” dobló en rentabilidad al “value” y aquellos que asumieron más riesgo fueron extremadamente recompensados, no tanto por el crecimiento sino por la tasa de descuento. Se confundió acertar con adivinar. Al comenzar la subida de tipos esta circunstancia se dio la vuelta y el año 2022 el “value” lo hizo mejor en un 22%. Y llegó 2023 y nada cuadró. Esto se debe a que lo que ha subido se concentra en muy pocos valores que descuentan un crecimiento desmesurado basado en el nuevo paradigma de la inteligencia artificial. Por lo tanto, ¿de verás este debate tiene sentido?. ¿Considerar el “value” sin el “growth” tiene lógica?.

A truly great business must have an enduring “moat” that protects excellent returns on invested capital. The dynamics of capitalism guarantee that competitors will repeatedly assault any business “castle” that is earning high returns.

Therefore a formidable barrier such as a company’s being the low-cost producer (GEICO, Costco) or possessing a powerful world-wide brand (Coca-Cola, Gillette, American Express) is essential for sustained success. Business history is filled with “Roman Candles,” companies whose moats proved illusory and were soon crossed. Warren Buffet

Comprar a un ratio bajo en veces valor en libros no es “value”. El valor en libros en una economía industrial puede tener sentido, en una sociedad del conocimiento, tecnológica o de servicios mucho menos. Por ello nosotros nos hemos centrado en el “quality” que tiene en cuenta retornos y márgenes más que crecimiento. Apple ya no crece, pero tiene unos márgenes y unos retornos excelentes. ¿Ha pasado de ser “quality growth” a “quality value”? Pues no lo sabemos, ¿pero es eso relevante?

Para nosotros es fundamental descomponer el ROE en margen, rotación y apalancamiento. Inditex tiene un gran retorno por margen y rotación. Su ventaja competitiva está en la flexibilidad y rapidez en el cambio de moda que genera rotación y en control del margen bruto.

Muchas empresas con ventajas competitivas sostenibles pasan al estado de “compounders”. No hay que venderlas nunca: ¿de verdad? Apple no estuvo a punto de desaparecer, Microsoft no estuvo 20 años enrrangada, qué es de General Electric… etc Cuando una empresa buena está muy cara se justifica por el crecimiento, pero ¿estamos cuestionando nuestras asunciones lo suficiente? Si una persona come dos corderos y otra ninguna no significa que los dos comen uno. El problema de las medias de las carteras nos lleva a decisiones erróneas. Las compañías europeas y americanas pequeñas están muchas de ellas aberrantemente baratas. Nadie las quiere. Es increíble el auge del “private equity” y la demolición que han tenido las pequeñas compañías. ¿Es esto lógico?

Si tuviéramos que elegir en qué nos fijamos en una empresa, tras los márgenes y retornos sin duda sería la caja generada. Esta podrá revertir en forma de dividendos, recompra de acciones o inversiones que garanticen el crecimiento o defiendan la ventaja competitiva haciéndola sostenible.

También es muy importante la estructura de capital. Huyan de empresas muy endeudadas. EL mejor analista de equity es el de crédito. Huyan de empresas dónde hay un trasvase de valor del accionista al bonista. Eso pasó con los bancos desde 2008.

Implicaciones de las elecciones en la renta variable

Una circunstancia que se repite en el tiempo es que la renta variable estadounidense tiene un comportamiento ligeramente menos favorable y se sitúa, de media, por debajo de la tendencia a largo plazo en los años en los que sus votantes son llamados a las urnas. En estos periodos, la diversificación y las posiciones defensivas suelen funcionar bien para las carteras.

Por lo general, a los inversores no parece importarles quién gane o pierda las elecciones, pero se sienten incómodos con la incertidumbre y prefieren quitárselas del medio cuanto antes. En particular, los escrutinios ajustados en los que resulta difícil declarar al vencedor tienden a ir seguidos de fuertes repuntes una vez que la inseguridad desaparece, una consideración que quizá deberíamos tener presente de cara a meses posteriores del año.

Renta fija.

Los mercados de tipos y deuda pública comienzan el año 2024 como terminaron el 2023, con los ojos puestos en las posibles reacciones de los bancos centrales ante la mejora en los datos de inflación y sus posibles actuaciones.

Respecto a tipos, seguimos pensando que hay que estar en duraciones cortas, aunque se acercará el momento de alargarlas en los próximos meses.

Tampoco tenemos demasiada prisa por esa compra de duración de tipos. Probablemente la realicemos en niveles entre el 4.5% y el 5% del bono a 10 años USA, o niveles por encima del 2,75% en el bono alemán.  Pensamos que estamos todos demasiado pendientes de los datos macro actuales, y, quizás, debiéramos contextualizar los movimientos de la curva de tipos de los últimos 22 meses.

El movimiento de normalización de los tipos reales, tras la masiva intervención de los bancos centrales, derivadas de las sucesivas crisis, que empiezan con la financiera de 2007/08, continua con diferentes crisis intermedias, y finalizan con la de la pandemia, debería continuar tras el recorte de noviembre y diciembre.

Fuente: Bloomberg/Elaboración propia

En el gráfico superior vemos los tipos reales en EE. UU. Claramente se ve como a partir de la crisis financiera, y tras las intervenciones masivas de la Reserva Federal, los tipos reales caen desde el 2.50% hasta el –1%, y como en los últimos 22 meses se van normalizando esos tipos hasta recuperar el 2,50%, recortando en dos meses a niveles del 1.77%. El movimiento de estos dos últimos meses se debe a que el mercado está descontando excesivas bajadas de tipos, en nuestra opinión, y por ello, creemos que deberían alcanzar niveles superiores al 2,25%. Está claro que la Reserva Federal ya ha hecho su trabajo respecto a tipos, pero todavía le queda gran parte de la reducción de balance.

En el caso de Europa, esta normalización de tipos reales está todavía bastante menos avanzada:

Fuente: Bloomberg/Elaboración propia

En el gráfico de arriba vemos como los tipos reales pasaron del 2.5% a niveles de -2%, y en la actualidad están en el 0.46% tras haber tocado el 1%. En noviembre y diciembre ha pasado lo mismo que en EE.UU., se descuentan excesivas bajadas de tipos, en nuestra opinión, y pensamos que deberían recuperar niveles superiores al 1%. Aunque creemos que también está hecho el trabajo respecto a los tipos, queda mucho por hacer en la parte de reducción de balance.

En nuestra opinión, aunque hemos llegado al pico de subidas de tipos por parte de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo, ambos se van a sentar a ver el resultado del endurecimiento de las condiciones de financiación derivadas de las subidas de tipos, reducciones de balances y restricciones de acceso al crédito. Y ver, si van a llevarnos a corto plazo a una posible recesión que serviría como estabilizador en la lucha contra la inflación, que, aunque se mueve en la dirección correcta, sigue alejada de sus niveles objetivos.

No nos creernos las expectativas de bajadas de tipos que está descontando el mercado. Como se puede apreciar en el gráfico de abajo (expectativas de subidas y bajadas por parte de la Reserva Federal) el mercado descuenta bajadas de 150 pb. a lo largo de 2024, empezando las bajadas ya en marzo. Mientras, los miembros de la FED, en la reunión de diciembre, señalaban, en sus famosos dots, bajadas de 75 pb.

Fuente: Bloomberg

Creemos, que la Reserva Federal simplemente va a esperar a ver los efectos de la mayor subida de tipos desde los años setenta del pasado siglo, en un periodo tan corto de tiempo. Estamos hablando de 500 puntos básicos en 15 meses. A ello, habría que sumar el endurecimiento de las condiciones de crédito propiciado por la reducción de balance de la FED, y la reducción de crédito producida tras la crisis de bancos regionales en EE.UU., actores fundamentales en la concesión de crédito a pymes y crédito hipotecario en USA.

La Reserva Federal, en nuestra opinión, tiene margen y tiempo antes de empezar a realizar futuras bajadas de tipos (posiblemente en el segundo semestre de 2024) ante la fortaleza del mercado laboral americano

En los siguientes gráficos podemos observar esa fortaleza. Con una tasa de desempleo del 3,7%:

Fuente: Bloomberg/Elaboración propia

y unas vacantes sin cubrir de 8.790.000 puestos, 3.000.000 por encima de lo normal.

Fuente: Bloomberg/Elaboración propia

Por mucho que la normativa laboral americana sea muy laxa y el desempleo se dé la vuelta muy rápido, hay que tener en cuenta que, para cubrir ese exceso de puestos vacantes, se debería abrir las puertas a una mayor inmigración, cuestión muy complicada en año electoral.

Además, en la mente de los miembros de la Reserva Federal todavía resuenan los ecos de la crisis de la década de los setenta y no quieren pasar a la historia repitiendo los mismos errores de entonces. Como se aprecia en el círculo rojo, tras subir 750 pbs en 18 meses, los volvieron a bajar en los 9 meses siguientes. Lo que provocó la debacle posterior con una subida de 1500 pbs. y una crisis económica que padecimos durante más de una década.

Fuente: Bloomberg/Elaboración propia

A todo ello, deberíamos sumar el hecho de que las hipotecas en EE.UU. están referenciadas al largo plazo, especialmente al 30 años, por lo que la caída de 90 pb de los últimos meses de este tramo de la curva podría soportar el mercado inmobiliario, y con ello hacer bastante más complicada la lucha contra la inflación. Aparte del efecto riqueza (importante para una caída del consumo) que generan los niveles bursátiles actuales soportados por esas expectativas de bajadas de tipos.

A medida que estas expectativas del mercado, de bajada de tipos, vayan reduciéndose, los tipos largos deberían estabilizarse en niveles entre el 4.50% y el 5% en el bono a 10 años USA, con un cierto arrastre en el resto de las geografías. En este sentido, con una curva invertida (la americana en 35 pb y la alemana en 40 pb), no vemos todavía mucho incentivo a coger duración de tipos.

Aparte del aspecto macro, hay otro tema que creemos influirá en esa subida de los tipos largos, los flujos. En un entorno de reducción de balance de la Reserva Federal, casi $2 trn, y con un déficit público cercano al 7%, $1 trn, los inversores privados van a tener que absorber esos casi $3 trn de emisión neta de deuda pública en Estados Unidos.

Por ello, tenemos que analizar los tenedores de deuda pública americana:

Fuente: Apollo

Y nos encontramos con que el 50% lo tienen entre la Reserva Federal, 20%, (ya hemos dicho que va a ser vendedor neto) y los inversores no residentes, 30%. Si observamos a los inversores no residentes, vemos que los principales tenedores de deuda estadounidense son Japón y China.

A China le has declarado tu enemigo geoestratégico, por lo que no va a acudir a comprar tu deuda. Además, derivado de la guerra comercial, en Estados Unidos las importaciones de China han pasado del 22% al 14%, por lo que los chinos tienen menos dólares para reinvertir en deuda americana. De hecho, no sólo no están aumentando sus tenencias, si no que las están reduciendo:

Fuente: Apollo

Y gran parte de las compras de Japón las hacían compañías de seguros y fondos de pensiones cubriendo la divisa.  Como Japón ha seguido haciendo política monetaria expansiva y EE.UU. restrictiva, los diferenciales de tipos de interés se han disparado, y con ello los costes de cobertura de divisa, acercándose al 6% anual. Por ello, si hicieran esa operación en la actualidad, estarían comprando con rentabilidades negativas. Al mismo tiempo, Japón flexibilizó su política de control de la curva pasando el 10 años japonés del 0,10% al 0.60%. Por tanto, los inversores japoneses se van a centrar en comprar su propia deuda pública y no la de EE.UU.

A todo ello, hay que sumar la problemática de los bancos americanos. En pandemia les entraron $5 trn en depósitos. De estos, dedicaron $3,4 tn a la compra de renta fija, principalmente deuda pública americana. Con las subidas de tipos (y correspondientes bajadas de los precios de los bonos) tienen pérdidas importantes acumuladas en sus carteras a vencimiento. Por ello tampoco van a incrementar sus libros de deuda pública de Estados Unidos.

Ante este panorama de flujos, los que pondrán el tapón con compras serán las compañías de seguros, fondos de pensiones, gestoras, e inversores privados americanos y europeos. Pero evidentemente estamos ante una situación de flujos no muy halagüeña para la deuda pública americana, que debería empujar sus tipos largos otra vez a niveles cercanos al 5%.

En el caso de Europa, parecería lógico que el BCE mantuviera los tipos estables durante cierto tiempo dado el miedo atávico a la inflación por parte del Bundesbank, madre del BCE, desde la república de Weimar. Por ello, pensamos que el mercado también está descontando excesivas bajadas de tipos, con los 150 puntos básicos descontados para 2024, como se ve en el siguiente gráfico:

Fuente: Bloomberg

Hay que tener en cuenta que el estancamiento económico todavía no se ha trasladado al mercado laboral, que sigue en máximos, con un desempleo del 6,4%:

Fuente: Bloomberg

 Y estamos en momento de revisiones salariales y convenios. Este punto, que mencionó Christine Lagarde, gobernadora del BCE, en su última comparecencia en diciembre, es él que preocupa al banco central pensando en posibles segundas rondas de inflación.

Pese a ello, hay síntomas claros de ralentización económica. Existe una caída de la demanda interna, ya que por un lado el consumo privado se está sosteniendo sobre el ahorro, aunque derivado de las subidas salariales y caída de la inflación podría empezar a haber ganancias de renta disponible, por otro ya se empieza a plantear claramente la necesidad de una cierta reducción del déficit público (menor consumo público), y por último, tras la publicación de los últimos datos de crédito por el ECB se observa una importante ralentización.

En este contexto de caída de la demanda interna, la economía europea debería apoyarse en el sector exterior, especialmente en una economía tan abierta como la europea. Respecto a este punto nos hemos encontrado con una recuperación en China muy inferior a la esperada, y hay que tener en cuenta, que nuestro competidor en exportaciones es Japón, que exporta lo mismo que Alemania, industria con valor añadido. Con un BCE haciendo política monetaria restrictiva y un Banco de Japón expansiva, el EURJPY se nos ha ido a 158, lo que pone en graves problemas al sector exterior, como se ha visto con los últimos datos de balanza comercial. Por todo ello, parece lógico que el BCE haya terminado con sus subidas de tipos, en un entorno de inflación algo más controlada y de ralentización económica. Parecería lógico esperar a ver el efecto que termina de tener las recientes subidas de tipos y la reducción de balance.

Otro asunto que puede surgir a lo largo del año es la ampliación de diferenciales de la deuda periférica. En ese sentido, no podemos olvidarnos que el Banco Central Europeo está en un proceso de reducción de balance. Y tras centrarse durante este año en la devolución de los TLTROs (inyecciones de liquidez a las entidades financieras para que la transmitieran a la economía durante la pandemia) y moderada reducción del APP (antiguo programa de compras de activos, principalmente deuda pública), este 2024 nos vamos a enfrentar al inicio de la reducción del PEPP (programa de compras aprobado durante la pandemia). En el gráfico se puede observar el inicio de la reducción de balance del BCE y proyecciones:

Fuente: Credit Suisse, ECB

Hay que tener en cuenta, que tras años en los que el BCE ayudaba a reducir la emisión neta por parte los estados, este año va a reducir sus tenencias, por lo que ese exceso de emisión neta tendrá que ser absorbido por el inversor privado. Además, de los distintos programas, en el PEPP es en el único en el que el BCE tenía discrecionalidad para comprar deuda pública sin tener que ajustarse al porcentaje de cada estado en el accionariado del BCE. Este programa, le venía muy bien para luchar contra los tensionamientos de las primas de la deuda periférica.

Hay que mencionar que, tras años de suspensión de las reglas fiscales en la Unión Europea, en 2024 la UE volverá a hacer énfasis en los ajustes fiscales. Y no debemos olvidar que una de sus principales armas para obligar a esos ajustes a Italia y España es aprovechas los tensionamientos de diferenciales de la deuda periférica por parte de los mercados.

A ello se añade que los países “core” ya pagan una rentabilidad aceptable, por lo que los inversores solicitaran una prima superior para asumir más riesgo.

En el gráfico vemos los diferenciales actuales de Italia y España sobre el 10 años alemán:

Fuente: Bloomberg/Elaboración propia

En este entorno, parece lógico pensar que los diferenciales podrían ampliar hasta cerca de los 250 pb en Italia y los 150 pb en España. Por ello estaríamos compradores de Italia en niveles cercanos al 5% y de España en niveles cercanos al 4,25%.

Respecto al crédito, en el gráfico inferior podemos ver como el movimiento tan virulento de los últimos 20 meses en renta fija ha sido por tipos, y no por diferenciales. Si observamos el dato de lo que les cuesta a las empresas Investment Grade financiarse a 5 años en Europa, observamos que los spreads de crédito no están especialmente amplios, por lo que iniciamos el año neutral en crédito.

ITRAX MAIN

Fuente: Bloomberg/Elaboración propia

Lo mismo ocurre si nos vamos al mismo dato, pero de empresas sin grado de inversión, el comportamiento de la deuda High Yield ha sido espectacular este 2023, con retornos superiores al 12,50% en Europa y al 13% en Estados Unidos. El motivo no es otro si no la reducida duración del activo en general.

La duración de la deuda sin grado de inversión si tomamos como referencia la duración media de los índices HY es de 3 años en Europa y no llega a 4 años en Estados Unidos, y la tendencia ha sido a la baja tras la falta de emisiones este último periodo. El 85% de las emisiones por debajo de High Yield se emitieron hace 3-5 años con las condiciones ultralaxas de bajos tipos de aquel entonces y una parte significativa tiene vencimientos en 2024 y 2025, especialmente en deuda BB.

Las difíciles condiciones de financiación estos últimos 20 meses han provocado un parón en este tipo de emisiones, lo que unido a la búsqueda de TIR y a su baja duración han provocado el buen comportamiento del activo. Sin embargo, este gran muro de vencimientos el próximo año nos preocupa especialmente si tenemos en cuenta que gran parte de estos bonos cotizan a niveles bajo par en precios de 80%´s por lo que los diferenciales en precio son enormes y puede hacer a aquellas compañías con falta de caja sufran según se acerquen los vencimientos de su deuda.

Como podemos ver en el gráfico de más abajo, 127.000 millones de dólares (un 12%) de la deuda High Yield en Estados Unidos vence en los próximos dos años y en Europa 97.000 millones de dólares, lo que implica un 23% del índice de HY europeo. Si incluyésemos el 2026, casi la mitad de la deuda HY tiene vencimientos en los próximos 3 años.

Fuente: Bondvigilantes.com

XOVER

Fuente: Bloomberg/Elaboración propia

Pese a los alarmantes datos de endurecimiento de acceso al crédito, unido a las fuertes subidas de los costes de financiación, ha sorprendido el comportamiento de las tasas de default, que han comenzado a repuntar, pero de manera muy retardada, en parte gracias a las laxas cláusulas de extensión llegados los vencimientos (como podemos ver en el gráfico de abajo, 2023 destaca por el número de extensiones en este tipo de deuda).

Fuente: Banco Santander

Fuente: Moody´s / Apollo

En los últimos años, se ha fomentado el uso de préstamos sin compromiso (denominados Cov-Lite) en los que se imponen menos restricciones al prestatario. El uso de este tipo de préstamos se ha disparado hasta suponer el 90% de los préstamos en Estados Unidos, debido a la elevada competencia en los mercados crediticios estos últimos años, con la proliferación de diferentes tipos de prestamistas privados. Este uso con en uso de contratos con clausulas tan laxas han permitido extensiones, lo que no hace sino agrandar el problema del muro de vencimientos en los próximos años. Este tipo de préstamos se han concedido generosamente los últimos años incluso para empresas “zombies”, que son aquellas que han sobrevivido gracias al elevado apalancamiento y la facilidad de acceso al crédito en el entorno de tipos cero del que veníamos hasta hace apenas 20 meses, pero que con el endurecimiento del acceso al crédito unido a las condiciones de financiación actuales, van a empezar a ahogarse y una vez llegan al default la tasa de recuperación es muy inferior a la que veníamos viendo esta última etapa, con caídas superiores al 30%.

Fuente: LCD

Fuente: LCD/Apollo

Fuente: Moody´s

Por todos estos motivos, para 2024 nos mantendríamos cautos en deuda High Yield, a la espera del repunte de las tasas de default. Para tomar la parte de beta en renta fija, preferimos cogerla a través de crédito, especialmente subordinado, en duraciones que no excedan los dos/tres años o en deuda de gobiernos con similar duración, que creemos que no solo nos proporciona un buen colchón con Tires superiores al 3,50% si no que además será una buena cobertura ante potenciales eventos desfavorables.

Ante este entorno, el crédito de alta beta preferimos invertirlo bajando en la estructura de capital hacia la deuda subordinada, activo en el que llevamos invertidos desde 2013, siendo selectivos tanto en el riesgo crediticio del emisor como en el tipo de activo a invertir, valorando la casuística regulatoria en el sector financiero como la de la metodología de las agencias de rating en el caso de los híbridos corporativos.

En nuestra opinión, la deuda subordinada bancaria es un activo con una volatilidad mayor que la de la renta fija tradicional, más cercana a la de la renta variable, pero el sistema regulatorio está ideado con el espíritu de que actúe de colchón ante problemas idiosincráticos por emisor, no para un riesgo sistemático de todo el activo por lo que en nuestra opinión en estos últimos casos debería tener todo el apoyo de los reguladores. Este mismo caso lo vimos el pasado año tras la pérdida total del valor de la deuda AT1 en Credit Suisse, en el que tanto el regulador europeo como el Banco de Inglaterra publicaron sendas notas aislando el caso suizo.

Subordinadas financieras

Fuente: Bloomberg/Elaboración propia

En deuda bancaria, seguimos positivos en deuda Tier 2, en el que no solo el activo es más conservador al no ser deuda perpetua, si no que el incentivo a la call es enorme al perder computo de capital anualmente una vez llegada la fecha call.

Fuente: Banco Santander

Respecto a la deuda AT1, nos mantenemos positivos, el mercado es cada vez más maduro y este mismo año ha sido un buen ejemplo de ello, con el ejercicio de la call en la gran parte de las emisiones pese a la incertidumbre regulatoria en Suiza y los bancos regionales en EEUU. Aun así, hemos visto como la amplia mayoría de emisores han ejercitado sus calles en 2023, incluso en aquellos casos en los que la eficiencia financiera de ejercitar no fuese del todo clara. En nuestra opinión, sigue siendo clave una inversión profesional en el activo, seleccionando el bono teniendo en cuenta los ratios de capital del banco, el MDA y el ADI, la selección del bono concreto según las cláusulas de su folleto (casos como por ejemplo el de la desaparición del LIBOR han cambiado por completo el riesgo duración de ciertos activos), evitando aquellos emisores que tradicionalmente han sido menos amigables con el bonista de esta deuda, normalizando el no ejercicio de call de sus bonos y por supuesto teniendo en cuenta el riesgo de extensión en aquellos bonos en los que el reseteo es muy inferior.

Fuente: ICE BofA/IHS/Morgan Stanley

En cuanto a la selección del emisor bancario, es clave no solo los ratios de capital del banco comentados anteriormente, si no también cual sea el core de negocio del banco, teniendo en cuenta que aquellos bancos más expuestos a banca de inversión pueden sufrir más en este entorno de tipos. En cuanto a exposición geográfica, evitaríamos aquellos expuestos a Real Estate especialmente en el norte de Europa o a China y como no aquellos con exposición a los riesgos geopolíticos actuales.

Híbridos corporativos

Fuente: Elaboración propia/Bloomberg

En cuanto a la deuda corporativa, nos mantenemos positivos en híbridos corporativos. El activo está muy asentado como fuente de financiación de un gran número de emisores, con emisiones a lo largo de toda la curva, y el mercado ha madurado enormemente los últimos años. Aun así, la fuerte subida en costes de financiación ha provocado que el volumen de híbridos corporativos se estante por debajo de los 40 mil millones, y esta tendencia puede continuar en 2024. Hay que tener en cuenta que el cupón medio de emisión se ha disparado en el activo al 6,5% este año desde el 4,5% en 2022, si tenemos en cuenta que el cupón medio de los índices High Yield en general es del 4,2%, vemos como el coste de emitir el activo es cada vez mayor y hace complicado que en este entorno veamos nuevos emisores acudiendo a este mercado para financiarse.

Fuente: Creditsights

Por otro lado, gran parte de estos emisores con híbridos vivos emitidos son “Investment Grade” en su deuda senior, pero al bajar en prelación de crédito pasan a estar en la parte alta de la deuda High Yield (BB/BB+). Que estos emisores tengan en su gran mayoría el grado de inversión en su deuda senior, hace que para ellos el acceso al mercado de capitales sea algo recurrente, por lo que el incentivo a ejercitar la call es mayor, de manera que puedan mantener su credibilidad ante sus inversores. En nuestra opinión, este es el activo High Yield a mantener este año, aprovechando correcciones en los spreads de crédito para tomar posiciones.

Fuente Banco Santander

El fuerte movimiento en tipos de interés de los últimos periodos ha provocado que el coste, llegada la fecha call, de resetear el cupón o incluso de reemplazar el bono por uno nuevo se sitúe en 300pb de media por encima del cupón inicial de las emisiones. Aun así, el incentivo de que el activo se considere 50% Equity 50% deuda por parte de las agencias de rating sigue siendo muy alto para las compañías de cara a mantener sus ratings y evitar elevar su apalancamiento, por lo que en nuestra opinión esto va a pesar en la balanza enormemente y los financieros van a continuar prefiriendo ejercitar llegada la fecha call y emitir uno nuevo, siempre que el balance de la compañía lo permite y su liquidez no se encuentre en una situación de estrés. De hecho, incluso en estos casos de máximo estrés, en compañías con difícil acceso al mercado de capitales debido a su sector, hemos visto en 2023 usar nuevas técnicas de reemplazo creativas de cara a mantener la credibilidad del emisor en el mercado de bonos.

Fuente: Creditsights

Fuente: Morgan Stanley

A nivel corporativo y financiero los balances están muy saneados tras la pandemia, pero estamos llegando a un punto de estancamiento económico. 2023 ha sido un año de emisiones netas negativas y 2024 se espera que continue en descenso, ante un escenario económico más negativo las compañías se ponen más defensivas, con los CFOs cada vez más cautos. Este precio de unas emisiones netas en descenso en toda la deuda en general puede provocar unos riesgos de cola en un escenario de recesión o ralentización económica que creemos debemos vigilar.

Fuente: Banco Santander

Por este motivo, nos mantenemos positivos en crédito Investment Grade, pero teniendo en mente que está de manera general estrecho, siendo pacientes y esperando los aumentos puntuales de ampliaciones para tomar posiciones de manera activa, teniendo la liquidez preparada para ello.

En este sentido, tenemos la ventaja de que la liquidez puede estar invertida ahora en activos del mercado monetaria con tires cercanas al 4%, lo que nos da un colchón y además se comportará bien en casos de aumento de volatilidad, por lo que podremos ser activos vendiendo letras, gobiernos a corto plazo o monetarios en ganancias para comprar crédito, especialmente deuda subordinada. Por este lado, pese a no estar alargando de momento duraciones, en un escenario en el que el mercado de crédito se rompa, aprovecharíamos para tomar posiciones en deuda subordinada de duración mayor para aprovechar sembrar de cara a los próximos años a tires muy atractivas.

Los cambios regulatorios llevados a cabo con Basilea tras la crisis financiera han hecho los bancos más seguros, pero los mercados de renta fija más ineficientes. En un momento en el que mercado de bonos se ha multiplicado por 4 en los últimos 15 años, el regulador ha cargado los libros de bonos de los bancos con un alto consumo de capital, por lo que estos libros se han reducido enormemente. Esto ha provocado, que en los momentos en los que la volatilidad en renta fija se dispara no hay contrapartidas para absorber la cantidad ingente de papel en mercado por lo que los mercados de renta fija se rompen, se quedan muy frágiles, y amplían enormemente las horquillas de compra/venta. Esta gran ineficiencia del mercado nos obliga a los gestores a tener liquidez preparada para poder invertir en estas situaciones de mercado, por lo que para nosotros es vital mantener cierta liquidez en las carteras de manera que podamos aprovechar para tomar posiciones en casos de repentinas ampliaciones en los spreads de crédito.

Fuente: Elaboración propia/Creditsights

Respecto a mercados emergentes, nos mantenemos positivos de manera selectiva, ya que en la última década hemos visto sendos ángeles caídos a High Yield que mantienen una rentabilidad riesgo no acorde a la esperada.

Preferimos invertir en renta fija en moneda local, evitando eminentemente China. El cambio político hacia un gobierno autócrata ha provocado que la prioridad haya dejado de ser el crecimiento económico para centrarse en el bienestar social, implementando una política proteccionista. El gobierno está muy preocupado por la fragmentación social en China y está enfocado en solventar estas diferencias sociales fruto del capitalismo salvaje implementado estos últimos años.

Este giro hacia una política más centralizada y socialista pone sin duda en riesgo el crecimiento económico. La inversión en China supone un 55% de su PIB y en un momento en el que ya no necesitan dicha inversión, con las exportaciones también en declive, poder suplirlo por consumo interno no es baladí.

Las tensiones geopolíticas tampoco ayudan, hay una lucha por ser un líder mundial, las relaciones entre China y Estados Unidos no eran tan malas desde el 89 y se han convertido en enemigos geoestratégicos. La fragmentación de la globalización ha creado mayores diferencias entre los bloques de aliados a Estados Unidos y los aliados a China. Además, el país asiático ha pasado a representar el 14% de las importaciones comerciales de EE.UU desde el 22%. Esto no solo afecta al PIB asiático, sino que también al bono americano. Los tenedores de Treasuries americanos son un 30% extranjeros, de los que una parte significativa históricamente era China pero hemos visto como sus tenencias de T Note se han ido reduciendo.

China representa el 18% de la economía mundial, siendo el segundo país más importante por PIB nominal tras Estados Unidos, como inversores no podemos perder de vista el avance del continente asiático. Para Europa la evolución de China es clave ya que somos el principal exportador del país seguido de Estados Unidos. En una economía tan abierta como la europea, en un momento como el actual con caídas en demanda interna nos deberíamos apoyar en el sector exterior, pero no ha sido posible ya que tras el fin de la política de Covid 0, la recuperación del país ha sido muy inferior a la esperada, lastrando nuestra demanda externa.

Otro factor clave han sido los problemas en el sector inmobiliario, la deuda inmobiliaria total de China aumentó del 16% al 54% del PIB entre 2008 y 2020.

Por estos motivos, en deuda emergente evitaríamos eminentemente China, la recuperación económica esperada del país tras la pandemia no se ha producido, y en nuestra opinión es cada vez más un activo no invertible, con unos riesgos regulatorios cada vez mayores, unidos al problema no resuelto en su Real Estate y al giro ideológico.

Asignación global de activos

‘You cannot overtake 15 cars when it’s sunny…but you can when it’s raining’ Ayrton Senna

Creemos que los inversores deben prepararse para navegar por un entorno que entraña nuevos riesgos, pero también un amplio conjunto de oportunidades. Para los inversores que quieran adaptarse, la flexibilidad en la gestión será fundamental. Siendo flexibles, los desafíos y cambios actuales brindan oportunidades potenciales en todos los activos. Estamos en un mercado de gestión activa.

Si bien creemos que muchos bancos centrales ya han llegado al final de sus ciclos de alzas de tasas, los largos y variables desfases entre los cambios en la política monetaria y su impacto en el crecimiento económico y la inflación significan que los efectos de las políticas monetarias restrictivas, es probable que se siga sintiendo durante varios trimestres más.

A nivel global las subidas de tipos se agotaron en octubre, y por primera vez en 3 años hay más recortes que subidas. La tendencia que se acelera de cara al 2024.

Fuente: Haver, DB

Durante los últimos meses de 2023, todo lo que podía salir bien ha pasado. Fin del ciclo alcista en los tipos, inflación a la baja y previsión de bajadas de tipos en 2024. El único problema es que el mercado va demasiado rápido y los banqueros centrales, posiblemente durante los primeros meses de 2024, traten de enfriar las expectativas.

Con este panorama macroeconómico, y la opinión de que los mercados han descontado con demasiado optimismo futuros recortes de tipos, queda por fijar nuestra distribución de activos, que podemos resumir en neutral en renta fija, con duraciones todavía reducidas, e infraponderación en renta variable, pero con grandes oportunidades en sectores como Consumo Estable, Communication Services, Utilities y Real Estate, y especial atención a los sectores que son proxy de bono, por ejemplo, redes de transmisión de electricidad e incluso en telecoms.

De momento es mejor ser cautos. Es posible que las fuertes y continúas subidas de tipos, acaben desencadenando subidas bruscas de volatilidad de los mercados bursátiles, tal y como muestra el siguiente gráfico.

Fuente: Bloomberg

A medida que se confirme la recesión habrá que comenzar a invertir gradualmente en ciclo.

En renta fija según otros ciclos deberíamos coger duración ya, pero este ciclo es diferente por la política fiscal tan expansiva que hemos vivido y que obliga a más emisiones de deuda soberana en un momento de inflaciones todavía altas y de caída de las exportaciones en los principales países financiadores de Estados Unidos. Por ello, frente a otras recesiones, en esta habrá que esperar a su confirmación para tomar duración.

Respecto a tipos, seguimos pensando que hay que estar en duraciones cortas, aunque se acercará el momento de alargarlas en los próximos meses.

Tampoco tenemos demasiada prisa por esa compra de duración de tipos. Probablemente la realicemos en niveles entre el 4.5% y el 5% del bono a 10 años USA, o niveles por encima del 2,75% en el bono alemán.  

Si observamos el dato de lo que les cuesta a las empresas Investment Grade financiarse a 5 años en Europa, observamos que los spreads de crédito no están especialmente amplios, por lo que iniciamos el año neutral en crédito.

Nos mantendríamos cautos en deuda High Yield, a la espera del repunte de las tasas de default. Para tomar la parte de beta en renta fija, preferimos cogerla a través de crédito, especialmente subordinado, en duraciones que no excedan los dos/tres años o en deuda de gobiernos con similar duración, que creemos que no solo nos proporciona un buen colchón con Tires superiores al 3,50% si no que además será una buena cobertura ante potenciales eventos desfavorables.

A la renta variable le ha salido un duro competidor. Como podemos observar en el gráfico adjunto, la Yield, retorno esperado de la renta fija esta igualada con la de la renta variable. Para este nuevo viaje quizás no necesitemos cargar las alforjas en exceso, con la volatilidad de la renta variable.

Fuente: JP Morgan

En los mercados bursátiles, sigue el rally de final de año impulsado por desplome de yields de bonos. El mercado cada vez descuenta más y mayores recortes de tipos en 2024. Todas las Bolsas se ha revalorizado y en particular, llama la atención el gran comportamiento del índice SP500. Es sorprendente que el índice esté cotizando sólo ligeramente por encima de su nivel de finales de marzo de 2022, cuando la Reserva Federal inició una campaña para subir los tipos de interés. Y, por supuesto, cualquier crecimiento del SP500 se ha concentrado en los llamados «7 Magníficos» valores que han representado gran parte de las subidas de beneficios y de precios del índice. Polarización de los mercados bursátiles.

Cascabel al gato. El 72% de las acciones del SP500 han tenido un rendimiento inferior al índice este año. Este es el porcentaje más alto de componentes del SP500 con un desempeño inferior al índice desde 1980. Incluso en el pico de la burbuja de las puntocom, esta métrica no superó el 70%. Esto se produce cuando los “7 Magníficos” han subido 20 veces más que el SP 493 en 2023. Las 10 principales acciones del SP 500 ahora representan el 35% de todo el índice. Algunas acciones están impulsando todo el mercado.

De los creadores de un gráfico vale más que mil palabras, una comparativa para poner en perspectiva el valor alcanzado por los “7 Magníficos”.

Fuente: MSCI

Pero no todo son luces al otro lado del Atlántico. La dislocación en valoración y previsiones de beneficios se amplifica en USA. Por ejemplo, el segmento de pequeñas y medianas compañías en USA, medido por el índice representativo RUSSELL 2000, el 40% de las empresas que están dentro del índice pierde dinero. Ratio muy alto históricamente. Se sigue notando las nuevas condiciones financieras, y el cambio de ciclo.

Fuente: Apollo

Creemos que los descuentos actuales no reflejan los riesgos que enfrentan las ganancias y los márgenes de las acciones. Y aquí es donde debemos de tener en cuenta las valoraciones.

En general, si medimos las valoraciones actuales, y las comparamos con sus históricos, no encontramos grandes descuentos. Entre los principales mercados de valores, China representa un buen valor, según los ratios PE ajustados cíclicamente (CAPE) que se muestran en el cuadro inferior. El mayor contraste se da con Estados Unidos y la India, los cuales están más caros de lo habitual, lo que sugiere que hay muchas buenas noticias en el precio. Por supuesto, el mercado de valores estadounidense se ha visto favorecido por el entusiasmo por las acciones asociadas con inteligencia artificial, de las cuales hay más en Estados Unidos que en otros lugares, y en particular por los llamados “7 magníficos“, que sin duda distorsionan los datos, pero no debemos de obviarlos.

Fuente: Invesco

Siguiendo con este razonamiento, midamos la valoración en cada momento de entrada, a través del CAPE. El índice CAPE, también conocido como índice Shiller P/E. El ratio se calcula dividiendo el precio de las acciones de una empresa, en este caso de un índice, por el promedio de las ganancias durante los últimos diez años, ajustado a la inflación.

Fuente: MinackAdvisors

Como podemos ver en el gráfico adjunto, la valoración del punto de partida en el que uno decide invertir explica casi un tercio (0.29) de la variabilidad en los rendimientos de las acciones en los próximos 10 años.

Fuente: MinackAdvisors

Por ejemplo, el crecimiento de las EPS  reales, explica un 15%. Lamentablemente, no tenemos el mismo gráfico para las EPS nominales. Por lo tanto, no podemos comentar sobre el poder explicativo de esa métrica, pero nos inclinaríamos a pensar que no sería mucho mayor.

Con un R2=0,15, lo interpretamos como la constatación de que los precios/rendimientos se ven afectados por muchos otros factores además del crecimiento de los beneficios. En un mundo ideal debería ser más alto, pero los mercados también se ven impulsados ​​por el sentimiento y otros factores más allá de los beneficios. 2023 es un buen ejemplo de un rendimiento total del mercado cercano al 18% hasta la fecha con un crecimiento de las ganancias en 2023 del 0%.

Y ¿en qué punto estamos hoy? Actualmente el CAPE del SP500 está cercano a 30, lo que supone que la expectativa de retornos para los próximos años siga la distribución de la línea roja, y por tanto la probabilidad de los rendimientos se sitúe muy cerca de cero o incluso negativo.

Fuente: MinackAdvisors

La valoración es una guía particularmente poderosa en los extremos. Y estamos en uno de esos puntos. Al igual que el rendimiento de un bono es predecible, la valoración es útil porque es el único motor de rentabilidad de las acciones que no es necesario pronosticar. No dejen de usarla a la hora de construir posiciones en renta variable. Un ejemplo. En 2021, la relación P/E del SP 500 era de 29 veces y la «P/E» (inversa del rendimiento) del bono del Tesoro a 10 años era de 300 veces. Eso significa que los inversores que se compraron esos activos a dichos múltiplos pagaron 29 dólares por cada dólar de ganancias y 300 dólares por cada dólar de pagos de intereses. Los puntos de partida importan, y mucho.

Después de analizar las valoraciones globales, hagamos un breve repaso de los beneficios esperados. El consenso de mercado espera que se aceleren. Los analistas estiman que los beneficios del SP 500 crecerán un 12% en 2024, casi tres puntos más que en un año de expansión típico. No parece que 2024 sea un año ni típico, ni de expansión. Casi la mitad del crecimiento previsto de los beneficios procederá de los “7 Magníficos”.

Y aquí está la clave para los próximos trimestres, los mercados descuentan un escenario idílico. No estamos de acuerdo. A medida que los apoyos fiscales se desvanezcan y los tipos se mantengan altos, esperamos que los balances se deterioren y el crecimiento disminuya gradualmente.

Hoy los inversores se enfrentan a un nuevo entorno con rendimientos más bajos y mayor volatilidad, siendo necesario mejores formas de diversificar las carteras, así como la información oportuna que ayude a tomar decisiones. Todo el equipo de WELCOME estamos centrados en ofrecer soluciones con visión de futuro e información para ayudarle a alcanzar sus objetivos de inversión.

Posicionamiento y visión general

Los camaleones son unos de los animales más fascinantes e interesantes de todo el mundo. Su principal característica es la capacidad que tienen para cambiar de color y mimetizarse con su entorno. Pero ¿por qué y cómo lo hacen?

Existe una idea generalizada que indica que estos animales cambian de color para camuflarse y así mantenerse a salvo de los depredadores o cualquier otro peligro. Sin embargo, este es sólo uno de los motivos.

La realidad es que en la gran mayoría de los casos los camaleones cambian de color por motivos ambientales o psicológicos. El estado de ánimo de los reptiles es una de las principales causas. Por extraño que pueda parecer, cambiando el color de su piel estos animales dan a conocer cómo se encuentran: aterrados, relajados, en fase de cortejo…

Pero, ¿cómo tienen la capacidad de hacerlo? Se debe a las células pigmentarias, que se encuentran debajo de las diferentes capas de la piel. Los camaleones cuentan con un total de ocho células pigmentarias, cada una de las cuales se encarga de un determinado color y tonalidad según la luz que se refleja, así como por el ambiente y la temperatura corporal.

No nos vamos a mimetizar. Comenzamos 2024 haciendo balance del 2023 y repasando nuestra visión de principios del año pasado.

El año pasado esperábamos que el endurecimiento de las condiciones financieras por las subidas de tipos, unido a las tensiones en el mercado energético europeo provocarían una recesión en las principales economías desarrolladas. También esperábamos que el motor de crecimiento del mundo fuera China con su recuperación y reapertura tras su cierre por covid. Todos estos factores, así como la normalización de las cadenas de suministro post covid y el aumento de la base provocarían que disminuyese la inflación.

Esta visión era bastante de consenso, nuestra mayor diferencia con el mercado era la duración de los tipos altos, mientras que el mercado descontaba que en julio comenzarían las bajas de tipos, nosotros defendimos que los tipos altos iban a durar más de lo esperado, porque tras la aparición de la inflación los Bancos Centrales han centrado sus esfuerzos en doblegarla, aunque ello supusiera sacrificar crecimiento.

Comencemos con la distribución de activos esperada para este año y su explicación detallada.

Fuente: Expansión

La idea de un aterrizaje suave se ha convertido en la opinión de consenso de cara a 2024.

De acuerdo con esta narrativa, los banqueros centrales lograrán doblegar la inflación sin desencadenar una recesión. ¡¡¡¡Ojalá un balón de rugbi botara recto!!!! Raramente lo hace. Evitar la recesión a pesar de un importante endurecimiento de política monetaria, pensamos que es difícil de lograr.

Como hemos señalado anteriormente, a comienzo del pasado ejercicio, la mayoría de los estratégicos, incluidos nosotros, pronosticábamos una recesión en la Eurozona y en Estados Unidos, y por tanto un débil comportamiento de los activos financieros. También era consenso. Sin embargo, aunque el dato final es francamente positivo para la evolución de los activos, enmascara un año complejo, donde los mercados de renta fija han estado en negativo gran parte del año, y la renta variable ha estado polarizada. Curiosamente, “polarización” ha sido elegida palabra del año 2023 por la FundéuRAE, fundación promovida por la Real Academia Española y la Agencia EFE.

Adjuntamos tabla de retornos anuales de los principales activos desde 2013.

Fuente: Morgan Stanley.

La historia nos guiaba a que, una postura agresiva de endurecimiento de la política monetaria, como la que la Fed adoptó a principios de 2022, propiciaría un aterrizaje duro para la economía estadounidense de forma casi inevitable. Este desafío se veía acentuado por un frágil entorno económico, con Europa al borde de la recesión y China experimentando un crecimiento lento. Los 525 puntos básicos de subidas en los tipos desde marzo de 2022 ha sido el movimiento más agresivo de alzas en 40 años, si bien es cierto, que se originan desde un punto de partida mucho más bajo.

Sin embargo, desafiando la lógica económica, la economía estadounidense ha estado disfrutando de una sorprendente resistencia en 2023. El potente consumidor americano respaldó el crecimiento. El importante exceso de ahorro, que impulsó el gasto de los consumidores y ayudó a evitar una acumulación de endeudamiento de los hogares, fue el primer soporte. Y el segundo, un amplio abanico de medidas de apoyo fiscal relacionadas con la pandemia. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), las medidas de estímulo fiscal global desde enero de 2020 hasta abril de 2021 ascendieron a 10,8 trilllones de dólares, de los cuales 5,3 se gastaron en los Estados Unidos. Esto implica que un 50% del estímulo global se destinó a poco más del 4% de la población mundial. El estímulo fiscal, se vio acompañado de una agresiva política monetaria, algo poco habitual, y que supuso 4,8 trillones de dólares de aumento de las tenencias de deuda pública de la Reserva Federal entre los finales de 2019 y mayo de 2022. Así pues, no debería sorprender que la economía americana se mantuviera sólida a pesar de los aumentos de tasas de la Reserva Federal.

Sin menospreciar las posibilidades de que se produzca un aterrizaje suave de las economías, cuanto menos parece voluntarista. Las perspectivas del mercado laboral en EEUU se están debilitando y el impulso del gasto de los consumidores se está desvaneciendo. El ahorro acumulado durante la pandemia se está agotando, y el empuje fiscal también, mientras que las condiciones financieras se están endureciendo, lo que provocará una recesión moderada al otro lado del Atlántico.

En Europa, el endurecimiento de las políticas monetarias, el shock de los precios de la energía y la debilidad de la situación mundial se están combinando para inclinar a la economía de la Eurozona hacia recesión. La principal economía de la Eurozona, Alemania, ya lo está.  Los factores que frenan a Alemania incluyen: la débil demanda de China, la escasez de trabajadores cualificados y los efectos persistentes de la crisis energética combinados con una inflación pegajosa que está frenando la demanda interna. Y es que, es probable que la economía china siga en punto muerto en 2024, o incluso se vea debilitada por los vientos en contra de su sector inmobiliario.

Respecto a la inflación, mantenemos la idea de que la “Última Milla” será más difícil de conseguir. En 2023 hemos tenido una reducción muy importante en las cifras de inflación. El ritmo de las caídas en 2024 debería ser mucho más gradual. Vemos una inflación cercana pero no del todo al objetivo de los principales Bancos Centrales. Sabemos por experiencia previa que, después de un período de alta inflación, pueden pasar varios años hasta que la inflación vuelve a caer a niveles bajos debido a los efectos de segunda vuelta, como las espirales de precios y salarios. La batalla contra la inflación no está ganada, pero la tendencia corre a favor de los bancos centrales. El coste de esta victoria ha sido la desaceleración económica.

Fuente: Haver Analytics.

Es probable que tanto la inflación general como la subyacente sigan disminuyendo. La caída de los precios de la energía ha impulsado en gran medida el retroceso de la inflación. Los precios de la energía han disminuido desde entonces a niveles en línea del año anterior, lo que implica cero contribuciones a los principales índices de precios al consumo. La mitigación de la inflación energética se produjo junto con la eliminación de los cuellos de botella en la cadena de suministro, y la recordada escasez de semiconductores.

Históricamente, los economistas apuntan a que se necesitan aproximadamente 18 meses para que los cambios de política monetaria se materialicen plenamente en la economía real, lo que implica que podría haber tensiones adicionales en los primeros meses de 2024. La “Ultima Milla” costará más trabajo.

Fuente: Principal AM

Que el porcentaje de pymes que en EEUU planea subir salarios se haya elevado nueve puntos desde el pasado mes de julio es una muestra de que la batalla contra la inflación no se puede dar aún por ganada.

Fuente: Refinitv.

El aumento de los costes laborales sigue siendo demasiado elevado para ser coherente con una inflación cercana al 2%, siendo necesaria una mayor moderación del mercado laboral para conducir a una caída gradual de la inflación.

Con este panorama, nuestra hipótesis para 2024 es que asistiremos a una recesión moderada y cíclica.  Seguimos pensando que se aproxima una recesión, más común en ciclos anteriores de lo que hoy los inversores perciben, y la cuestión es que simplemente existe un decalaje entre el endurecimiento de la política monetaria y los efectos sobre la economía real. En este sentido, la inflación ya ha comenzado a descender, pero los tipos de interés seguirán altos durante más tiempo hasta que surjan señales claras de que se alcancen los objetivos de los banqueros centrales.

Fuente: BCA Research.

El FMI en su último informe de octubre 23 destaca que la economía mundial continúa su lenta recuperación tras los golpes de la pandemia, la invasión rusa de Ucrania y la crisis de precios sufrida. El crecimiento es lento y desigual, con crecientes divergencias a escala mundial. La plena recuperación hasta las tendencias previas a la pandemia parece cada vez más inalcanzable. Según las estimaciones del FMI, el crecimiento mundial se desacelerará de 3,5% en 2022 a 3% este año y 2,9% el próximo, un empeoramiento de 0,1 puntos porcentuales para 2024 con respecto a sus proyecciones de julio. Estas cifras están muy por debajo del promedio histórico.

La inflación general continúa su desaceleración, de 9,2% en 2022, en términos interanuales, a 5,9% este año y 4,8% en 2024. También se proyecta que la inflación subyacente, que excluye los precios de los alimentos y la energía, disminuya hasta 4,5% en 2024.

Fuente: FMI

Como resultado, de acuerdo con el organismo internacional, las proyecciones son cada vez más coherentes con un escenario de “aterrizaje suave”, en él que la inflación se reduce sin una gran desaceleración de la actividad, en especial en Estados Unidos, donde se pronostica un incremento del desempleo muy moderado, de 3,6% a 3,9% para 2025.

Pero existen notables diferencias entre países. El crecimiento conseguiría mantenerse fuerte en EEUU y España (y en menor medida en Japón, Francia y Canadá), pero será débil en Reino Unido, Italia y Alemania, aunque esta última logrará salir de la recesión sufrida en 2023. En el mundo emergente, India experimentaría una expansión del PIB superior al 6% y China se limitaría a poco más del 4%, dando continuidad tras la disrupción pandémica a la desaceleración estructural en marcha desde hace ya una década.

En todo caso, el FMI apunta varios motivos por los que el crecimiento en los próximos años podría desacelerarse todavía más.

En primer lugar, la crisis inmobiliaria podría agravarse aún más en China, siendo un importante riesgo para la economía mundial. En segundo lugar, la volatilidad de los precios de las materias primas podría aumentar en un contexto de resurgimiento de las tensiones geopolíticas y las perturbaciones vinculadas al cambio climático. En tercer lugar, si bien han disminuido, la inflación general y la subyacente siguen siendo demasiado elevadas. En cuarto lugar, las reservas fiscales han mermado en muchos países, debido a los elevados niveles de deuda, los costes crecientes de financiación, la ralentización del crecimiento y el desajuste creciente entre las mayores exigencias sobre el Estado y los recursos fiscales disponibles. Esto hace que muchos países sean más vulnerables ante las crisis y exige centrarse de nuevo en la gestión de los riesgos fiscales.

Respecto al problema del endeudamiento global, cuando escuchamos que los gobiernos están actualmente en los mayores niveles de endeudamiento histórico, no supone ninguna novedad. La realidad es que nos hemos acostumbrado a esta situación y no nos sorprende cuando vemos que la deuda bruta en 2023 sobre el PIB de Japón supone un 255%. La deuda neta sobre PIB de este país ascendió hasta 159% desde 54% a finales de los 90. Fue hace más de tres décadas cuando Moodys emitió una advertencia de la inestabilidad de esta situación. Sin embargo, gracias a haber sumergido los tipos de interés en este periodo, el interés que pagó el gobierno de Japón el año pasado fue inferior a los que pagaba hace 30 años.

Fuente: FMI

De acorde a las estimaciones del fondo monetario internacional (FMI), países en vías de desarrollo y países de ingreso medio tendrán un endeudamiento superior al 78% en 2028, en comparación con el 53% una década antes. La arriesgada política de techo de deuda ha llevado a EE.UU. a alcanzar una quiebra técnica. La deuda neta americana ha alcanzado el 96% del PIB frente al 71% en 2013.

Como hemos comentado anteriormente el nivel de endeudamiento elevado no es una novedad. Lo que ha cambiado el paradigma y ha hecho sonar las alarmas ha sido el nuevo entorno de inflación y, por lo tanto, subidas de tipos de interés que hemos vivido. En EE.UU. los gastos de servicio de la deuda suponen un quinto del total del gasto público. Los 24 países más pobres del mundo han observado un aumento del 40% del coste para financiar su deuda exterior. En Japón el incremento del pago de intereses este año ha experimentado el mayor ascenso desde 1983. A medida que los gobiernos tengan que refinanciarse y los tipos sigan en este nivel, estos gastos irán en aumento.

Llegado este momento, nos preguntamos, ¿cuál es la solución a este problema? y ¿cuáles son las consecuencias y el riesgo si esta situación persiste y se agrava?

Respondiendo a la primera pregunta, el déficit de los gobiernos se puede solucionar de dos formas, 1ª aumentado el crecimiento del país correspondiente y 2º gastando menos. El crecimiento actual está lastrado por las subidas de tipos de interés que han tenido que implementar los bancos centrales para combatir la inflación, siendo su principal mandato la estabilidad de los precios. Reducir el gasto público, siendo la segunda opción, es complicado en un momento en el que las diferencias sociales son cada vez más sonadas y las necesidades mínimas más elevadas.  Con las elecciones presidenciales en EE.UU. el año que viene es difícil que veamos declaraciones sobre posibles recortes de gasto público. Japón ha establecido un aumento de su gasto en defensa al doble del peso que tiene actualmente sobre el PIB.

Fuente: FMI

Respondiendo a cuáles son las consecuencias y riesgos, se simplifican en una pérdida de confianza de los inversores en que los gobiernos puedan repagar su deuda. Y es que los gobiernos han incrementado su deuda total desde 2019 un 40%, lo que supone la compleja cifra de 97 Trillones de dólares.

Por tanto, el endurecimiento de las políticas monetarias a unos niveles no vistos en las últimas décadas seguirá contribuyendo al freno de los precios y al anclaje de las expectativas de inflación. Sin duda esta es una buena noticia, pero la restricción del crédito también continuará deteriorando los indicadores de consumo e inversión (con efectos especialmente negativos en los sectores inmobiliario e industrial).

Así pues, observamos como incluso los organismos internacionales se alinean con el “aterrizaje suave” de las economías. Pero ¿qué es un “aterrizaje suave”? No existe una definición oficial de lo que constituye un aterrizaje suave es un juicio subjetivo. Si bien la mayoría de los expertos consideran un crecimiento del PIB bajo pero positivo, doblegando la inflación y un debilitamiento del mercado laboral. En sus memorias, Alan Greenspan, presidente de la FED de 1987 a 2006, destacaba como uno de sus mayores éxitos haber logrado con sus subidas de tipos de interés de 1994 el ansiado aterrizaje suave, un término procedente de la carrera espacial entre USA y la Unión Soviética en la década de 1970. Según un estudio de Allianz, en Estados Unidos, identifican tres situaciones (en 1966, 1984 y 1995) como aterrizajes suaves, caracterizadas por un aumento de tipos de más de 300 puntos básicos, sin ninguna recesión posterior durante al menos los tres años posteriores. Es difícil comparar esos periodos, sin embargo, compartieron patrones comunes que pueden ofrecer información relevante.

¿Cómo comparar el entorno económico actual con casos pasados ​​de aterrizajes suaves? y ¿cuál es la probabilidad de un resultado favorable en esta ocasión?

En general, el contexto actual parece significativamente más desafiante. A medida que nos acercamos al año 2024, se prevé que la política monetaria y las condiciones financieras cada vez más estrictas generen crecientes vientos en contra para el crecimiento económico, agravados por unas posturas fiscales que se convertirán en restrictivas.

En el lado de la demanda de la economía estadounidense, el consumo privado sigue siendo robusto y el mercado laboral resistente, aunque se debilita gradualmente. Persisten las incertidumbres con respecto a la cantidad y el impacto del exceso de ahorro residual de la pandemia. Las elevadas tasas de interés también pesarán sobre la inversión residencial, y el gasto de los gobiernos debe normalizarse respecto a los niveles máximos alcanzados.

Por el lado de la oferta, las tendencias han sido positivas, pero con dudas razonables sobre su sostenibilidad. La fuerza laboral ha seguido recuperándose del shock relacionado con la COVID, impulsada por el crecimiento de la población en edad de trabajar y un repunte de la tasa de participación. Como nota positiva, se ha producido un aumento de la productividad laboral durante el último año, aunque desde niveles mínimos. Debemos ser cautelosos a la hora de apostar por un mayor crecimiento de la productividad, que será un importante catalizador para un aterrizaje suave durante el próximo año.

La elevada probabilidad de una recesión durante el próximo año no se deriva únicamente de comparaciones históricas. Numerosos indicadores sugieren que la economía estadounidense ha entrado en una etapa vulnerable en un momento de pico de ciclo, marcado, entre otros, por un mercado laboral tensionado, un escaso margen de mejora en PIB real vs potencial, una reducción de los márgenes empresariales, una disminución del crecimiento de la oferta monetaria y una curva invertida.

A nivel de actividad las alertas siguen saltando. El indicador adelantado LEI (Leading Economic Index) sigue desacelerando. El LEI se contrajo un -3,3% durante el período abril y octubre de 2023. Una disminución que añade a la sufrida entre octubre de 2022 a abril de 2023 que fue de -4.5%.  Este indicador adelantado de actividad disminuyó en octubre por decimonoveno mes consecutivo. Esta racha de 19 meses sólo se superó en el período de recesión de 2008 y en el período de recesión de 1974. No debemos pasarlo por alto.

Fuente: The Conference Board

Las condiciones comerciales, el índice ISM de nuevos pedidos más bajo, la caída de las acciones y las condiciones crediticias más estrictas impulsaron la caída del índice.

Fuente: The Conference Board

El impacto de tipos de interés más altos empieza a sentirse y va calando lentamente en la economía real. La Fed de Nueva York ha publicado unos datos interesantes sobre la deuda de los consumidores en el tercer trimestre. El tipo medio de las tarjetas de crédito se sitúa en torno al 21%, nivel más alto desde que comenzase la serie histórica en 1994. La morosidad de las tarjetas de crédito ha alcanzado el 8%, un punto más que en pre-pandemia. Entretanto, la morosidad de los préstamos subprime para la compra de automóviles ha alcanzado el 6%, también nivel más alto de toda la serie histórica.

Por otra parte, el tipo medio de hipotecas en vigor es solo 3,6% frente al tipo actual para las nuevas, que está cercano al 7,7%. Así que, en la deuda a más largo plazo, los consumidores estadounidenses siguen protegidos por tipos más bajos, a diferencia de la deuda nueva, que empieza a verse muy afectada. Esta dicotomía entre deuda antigua frente a nueva, como el tensionamiento del mercado laboral, explica la resistencia del consumo y el buen comportamiento de ventas minoristas.

Después de analizar el robusto mercado americano, demos un paseo por la débil y compleja Europa.

Enrico Letta, primer ministro de Italia entre 2013 y 2014, dijo con humor, que en Europa hay países pequeños, “y otros que aún no saben que lo son”, pues en 2050 ninguna economía europea estará entre las diez primeras del mundo. De momento, no se están tomando las medidas necesarias para remediar esta compleja situación.

En la Eurozona, la buena noticia es que la inflación ha alcanzado su punto máximo. La mala noticia es que, con la ausencia de estímulo fiscal, los éxitos de la crisis de los precios de la energía provocada por Ucrania, y las subidas de tipos de interés del BCE, la economía de la zona euro se tambalea al borde del abismo de recesión, con una recesión potencialmente ya en marcha dada la lectura del PIB del 3T23 de -0,1% intertrimestral.

Fuente: Datastream, Bloomberg y Wells Fargo

Tras varios años donde los Veintesiete no han tenido el corse presupuestario, en 2024, los países liderados por Alemania deben volver a equilibrar sus gastos. Las reglas fiscales suponen un freno para que los Estados respeten la disciplina fiscal y sus cuentas públicas no se salgan de control. En concreto, fijan límites a determinadas magnitudes, como el ratio de deuda y déficit sobre el PIB y el crecimiento del gasto, para evitar tensiones presupuestarias y garantizar credibilidad en los mercados. La gran cuestión es qué pasa si se sobrepasan estos niveles, del 3% en el caso del déficit y del 60% para la deuda. El diseño en vigor y congelado desde la pandemia preveía duros recortes para los incumplidores, que, sin embargo, nunca se aplicaron.

Por tanto, salvo nuevo shock económico, la libertad para gastar de los Gobiernos se verá limitada de aquí en adelante. Sin embargo, hay una serie de factores tranquilizadores. La inversión pública, debería verse respaldado por una aceleración en la publicación de los fondos del Next Generation, donde hasta ahora se ha asignado menos del 30% de estos fondos.

Tengamos en cuenta, que los efectos de transmisión de tipos de interés en la Eurozona son más rápidos que en los Estados Unidos, ya que más del 70% de la financiación corporativa de la Eurozona esta bancarizada, a menudo a tipos flotantes, frente a USA, donde el 80% de la financiación corporativa estadounidense proviene de emisión de deuda (principalmente a tipos fijos).

La confianza de los consumidores también se ha visto afectada en la Eurozona, con la guerra de Ucrania en su contra. Las ventas minoristas en la Eurozona se mantienen por debajo de los niveles de tendencia prepandémica, mientras que las ventas en EE. UU. están muy por encima.

A pesar de la pronunciada desaceleración de China, los mercados emergentes en su conjunto han mostrado una resistencia notable, y el crecimiento del PIB para 2023 se revisó repetidamente al alza. Este crecimiento ha sido impulsado por grandes países como India, México y Brasil.

Se prevé que la prima a favor de los mercados emergentes sobre los mercados desarrollados se siga ampliando. En 2024 se espera que Asia registre la mayor contribución al PIB mundial una vez más. La inflación de los mercados emergentes se redujo mayoritariamente en 2023, con pocas excepciones y donde se espera que la tendencia desinflacionaria se acelere en los próximos meses.

Fuente: Amundi

Se espera que la economía de China termine 2023 con un crecimiento ligeramente superior al 5%. A lo largo del año, las expectativas del mercado sobre políticas de estímulo se han realineado de acuerdo con la visión a largo plazo de Beijing, que incorpora la seguridad y la igualdad de ingresos. Este cambio se produce cuando China se enfrenta a desafíos seculares que incluyen el envejecimiento demográfico, la disminución de los rendimientos del capital y la fragmentación geopolítica.

En 2024 creemos que el desapalancamiento será un tema central determinante del crecimiento en China. Los activos chinos han resistido la tormenta de la consolidación inmobiliaria desde 2021. Los bienes inmuebles comprenden entre el 15% y el 30% del PIB de China. Si tenemos en cuenta propiamente el desarrollo inmobiliario, y directamente los servicios relacionados, se compromete entre 20%-25% del PIB. Es evidente que el sector inmobiliario es vital para China, y su bienestar económico, y casi más importante aún, para el hogar medio en China, pues el patrimonio inmobiliario normalmente comprende 60%-70% de los activos, por lo tanto, el precio de la vivienda tiene un importante impacto en el sentimiento.

Fuente: Bloomberg, NBS of China

No debemos olvidar, que 2024 pondrá a prueba las democracias. 2024 es un gran año para las elecciones nacionales, con 40 países programados para acudir a las urnas. Esto incluye cuatro de los cinco países más poblados del mundo y, en total, las elecciones cubrirán más del 40% de la población y del PIB mundial. La atención se centrará en las elecciones estadounidenses de 2024, pero hay muchas otras en todo el mundo, incluidos México, India, Indonesia, Taiwán y una elección presidencial en Rusia. La política global no es actualmente una fuente de esperanza para un crecimiento más estable. Las primas de riesgo no reflejan eso.

Según Freedom House, que hace un informe anual sobre la salud de la democracia, los países con descensos en la puntuación agregada en Libertad en el Mundo han superado en número a aquellos con ganancias cada año durante los últimos 17 años. Un deterioro significativo. Sin embargo, los acontecimientos de 2022 generaron el margen más pequeño (y el menor número de países con caídas) desde que comenzó el patrón negativo.

Fuente: Freedom House

‘Los Siete Magníficos’ es una acepción similar a la del acrónimo FAANG de no hace tanto tiempo cuyos nombres se repiten y por motivos muy similares. A Jim Cramer, un personaje (analista, periodista y comunicador) de la cadena de televisión estadounidense CNBC, se le atribuye la creación del acrónimo original FANG en 2013, cuando recomendó cuatro valores tecnológicos de alto crecimiento: Facebook, Amazon, Netflix y Google. El equipo se amplió a FAANG en 2017, cuando Cramer añadió Apple. FAANG perdió su «G» en 2015 y su «F» en 2021. Google y Facebook se rebautizaron como Alphabet y Meta Platforms, respectivamente, como dijimos antes.

El entorno cambiante ha llevado a Cramer y a otros inversores en tecnología a defender un nuevo acrónimo para los principales valores tecnológicos.

La clave de por qué se habla ahora de los Siete Magníficos es que el porcentaje de beneficios del índice estadounidense S&P 500 (menos dividendos) supone mas de un 80% pesando el 27% del índice. Pareto puro.

Siempre ha existido la creencia de que el tamaño es enemigo del crecimiento por el efecto base. Eso puede ser verdad en el momento actual para alguna de las compañías conocidas como los siete magníficos si bien han generado tales barreras de entrada que defienden márgenes y retornos y generan caja que les permite seguir invirtiendo y crecer. No obstante, quizá estemos mezclando modelos de negocio y debamos ser selectivos.

Analicemos los ratios a los que cotizan e interpretemos una vez explicados. Los ratios que podemos ver son : PER, PEG, EYG, FCF Yield, y EV / Sales.

Earning Yield Gap

Es un modelo de valoración del mercado bursátil basado en la mera comparación de dos ratios de rentabilidad: la rentabilidad de los beneficios de una compañía con la rentabilidad de la renta fija a largo plazo.

Si le damos la vuelta al PER ratio obtenemos el ratio earning Yield. Es decir, uno es el inverso del otro.

Earning Yield Ratio = Beneficio por acción / Precio de cotización

Un bajo earning yield ratio puede indicar que la compañía está sobrevalorada, tomando en cuenta su precio actual (A mayor precio, menor ratio).

Asimismo, un alto earning yield puede reflejar que las acciones están infravaloradas (a menor precio, mayor ratio).

Sin embargo, siempre debe analizarse la situación de la compañía de cerca (por eso debemos remarcar que hablamos de posibilidades). Un bajo earning yield puede deberse a que el precio de la acción es alto porque el mercado espera un incremento en las ganancias de la empresa, es decir, porque las expectativas son buenas.

Entre las ventajas del “earning yield” podemos destacar:

Permite comparar empresas, sobre todo, si compiten en el mismo sector y tienen la misma estructura de capital.

La información para calcularlo está disponible en los estados financieros de la empresa.

No es difícil su cálculo, solo es una división. Incluso, puede directamente calcularse como el inverso del PER ratio.

Sin embargo, también tiene algunas desventajas:

Si son compañías muy diferentes, se necesitarán más ratios y datos para compararlas.

Un alza o caída del ratio no puede interpretarse por sí solo. Se necesita saber si es el numerador (los beneficios) o el denominador (el precio) lo que se ha modificado.

En línea con lo anterior, es un ratio que debe leerse no de manera aislada, sino dentro del contexto de la compañía. Incluso, como hemos mencionado antes, depende de en qué etapa de maduración se encuentra la firma.

FCF Yield

Por lo general, las empresas de grandes márgenes salen muy bien en este tipo de métricas. También es sobradamente conocido el FCF yield (el FCF dividido por la capitalización más la deuda neta, el EV) como una medida muy intuitiva de lo barato o caro que cotiza un negocio. Ojo cuando se calcula el FCF debe dividirse entre el EV, Enterprise Value porque estamos analizando la rentabilidad sobre la deuda y el capital.

El paradigma de estas ecuaciones es parte del mundo Silicon-Valley, en el que aún con una pobre  o nula  generación de caja, el múltiplo se sale de órbita al cotizar únicamente el crecimiento, con la expectativa de que en un futuro, la generación de caja será extraordinaria. Tampoco hay que exagerar, ni yields muy bajos a cambio de crecimiento, ni yields muy altos a cambio de no crecer. Si entendemos la bolsa como un lugar en el que canalizar el ahorro desde una perspectiva puramente patrimonialista, deberíamos poner más el ojo en conceptos como la visibilidad, los márgenes y la resiliencia, y no solo en el descuento porque sí.

En la tabla que adjuntamos lo que se refleja es el crecimiento necesario del FCF para generar un 10% de retorno del capital. Se considera que las empresas no tienen deuda y tienen un crecimiento terminal del 3%. Son asunciones muy agresivas pero un ejercicio muy interesante por parte de Man.

Si consideramos un crecimiento del FCF prudente vemos como el retorno de la inversión es mucho menor por lo que la principal conclusión es que la explosión de crecimiento la hemos podido vivir ya. También aquí debemos ver costes de oportunidad y alternativas de inversión.

En estas tablas rápidamente se puede ver si tiene sentido extrapolar el pasado al futuro y si se soporta. En este sentido el reto está ahí. Parece que atendiendo a las tendencias de la inteligencia artificial es fundamental ver quien tiene los datos por lo que Google (Alphabet) puede justificarlo. Microsoft siendo ambicioso el crecimiento ha comprado Activision y dispone de los datos también. Nosotros vemos menos riesgo en estas dos junto con Amazon por lo que de siete magníficos lo dejaríamos en tres mosqueteros.

La clave ahora es saber si estas compañías pueden alcanzar esas optimistas previsiones, en un clima de desaceleración económica como el que se prevé en 2024, cuando el endurecimiento monetario aplicado por la Reserva Federal y otros bancos centrales impacte completamente en la economía americana y a nivel global.

Aunque sus posiciones de liderazgo, sus enormes reservas de tesorería y su capacidad de innovación constituyen elementos de protección, no conviene olvidar que sus actividades subyacentes presentan un carácter eminentemente cíclico. La publicidad (una actividad importante para Meta y Alphabet), así como los servicios a empresas, sobre todo en la nube (algo que afecta a Alphabet, Amazon y Microsoft), son muy dependientes de la inversión de las empresas, que tiende a frenarse en periodos de recesión. Cabe afirmar lo mismo sobre el consumo discrecional de los hogares, del que dependen en parte Apple, Tesla y Amazon. En el caso del mercado de los semiconductores, al que Nvidia está directamente expuesta, el cariz cíclico es aún más evidente. Así, parece poco probable que los siete magníficos no se vean afectados en absoluto por un episodio de recesión. Evidentemente, no se pondrá en tela de juicio su solidez y es preciso recordar que, desde hace varios años, estos valores han batido a menudo las previsiones, incluso cuando eran elevadas. No obstante, las elevadísimas expectativas que generan estas empresas les hacen especialmente sensibles ante una sorpresa negativa.

De la mano de Alberto Espelosin, gestor del Renta 4 Alpha Global hemos tomado este ratio PER a futuro y vemos como hay veces que el crecimiento se adelanta por lo que las compañías pueden tener un gran desempeño habiéndolo reflejado ya su cotización.

La clave va a estar en el uso de la caja. Microsoft ha hecho un extraordinario uso de la misma. Google está en fase de reducción de costes y es posible que genere más y mejore su uso siendo capaz de mantener retornos. Seguirán recomprando acciones como vía para mantener retornos estables.

Es importante señalar que la recompra de acciones no debería ser la única forma en que una empresa devuelve valor a sus accionistas. Las empresas también deberían considerar pagar dividendos, invertir en investigación y desarrollo y buscar oportunidades de crecimiento. Un enfoque equilibrado de la gestión del efectivo puede ayudar a las empresas a mantener un balance saludable y garantizar el crecimiento a largo plazo.

El futuro de las recompras de acciones y su impacto en el capital contable es complejo. Si bien las recompras de acciones pueden aumentar el valor de las acciones y mejorar el rendimiento del capital, también pueden limitar la capacidad de una empresa para invertir en oportunidades de crecimiento. Las empresas deben considerar cuidadosamente los pros y los contras de la recompra de acciones y equilibrarlos con otros usos del efectivo para garantizar la salud y el crecimiento a largo plazo de la empresa y del capital de sus accionistas.

En estos tiempos imaginar el futuro se hace tanto más difícil. Los seres humanos tenemos la tendencia natural de pensar sobre el futuro basándonos en el pasado reciente. Anticipar lo que viene con base a variaciones de lo que ya ha pasado es la norma. Pero cuando tanto de lo que nos pasa es completamente nuevo, el instinto de ver el futuro como una extensión del presente conduce a graves errores.

No debemos dejar de lado nunca el sentido común. Si el año 2023 fue un gran año de mercado se debió a que la subida de los tipos de interés se interpretó como una reacción a una economía fuerte y un crecimiento nominal muy alto. Los beneficios empresariales pueden combatir la inflación. Las empresas grandes suelen tener poder de fijación de precios, lo que unido a la selección natural de la Inteligencia Artificial y la Nube disparó los índices a máximos. Fue el año de los siete magníficos que en realidad si sumamos a las empresas de semiconductores fueron más.

El ajuste en la tasa de descuento vía tipos de interés y prima de riesgo no se produjo y es quizá ahora cuando se dé, justo cuando se confirma la ralentización. El crecimiento se valora en el numerador en el incremento de los flujos en un modelo de descuento, pero dónde verdaderamente impacta es en el denominador, pues resta a perpetuidad sobre el coste medio ponderado del capital.

De los 7 magníficos a los tres mosqueteros

El auge de la inteligencia artificial, del comercio electrónico y del cloud ha generado una gran disparidad entre el comportamiento de Estados Unidos y el resto del mundo que se mantendrá, pero tras corregir excesos.

Creemos que los tres mosqueteros de este año serán la renta fija, los sectores de renta variable ligados a ella y los ligados a la inversión.

En el mercado las sorpresas y cisnes negros no se suelen predecir y por eso lo son. Nadie predijo en agosto de 2007 el problema con las subprime ni en febrero de 2023 los problemas del SVB, ni las consecuencias del techo de deuda en verano de 2011. Los episodios de crisis sean estructurales o coyunturales no se vislumbran y nunca son iguales. La reducción de Balance de la Fed de finales de 2018 lastró al mercado y quizá las sucesivas siendo más grandes no lo hagan tanto porque surjan nuevos instrumentos para minimizarlo.

Asistiremos a diferentes palancas que debilitarán el margen de las empresas: efectos de la subida de tipos, subida de impuestos y subida de costes laborables. Los retornos de las grandes empresas se basan en los márgenes, la rotación y el apalancamiento. No parece que ninguno de estos factores sea positivo.

El 5 de noviembre de 2024 se celebrarán las elecciones presidenciales estadounidenses. Sin duda será el centro de atención del mercado el año que viene. Un nuevo duelo Biden-Trump parece ahora lo más probable. Sin embargo, otros escenarios son posibles. Sobre todo, aunque se repitiera el duelo Biden-Trump, los efectos en los mercados financieros podrían ser muy diferentes esta vez.

Las tres claves básicas continúan siendo inflación/tipos, crecimiento económico y expectativas.

Ninguno de los principales cuatro bancos centrales (Fed, BCE, BoE y BoJ) movió tipos en el 4T 2023, a pesar de la esperanzadora suavización de la inflación, haciendo que las expectativas con respecto a las futuras bajadas de tipos sean la clave. En esta coyuntura la renta fija aguanta bien. Ha adelantado esta bajada, pero los spreads se ensancharán y este efecto fruto del incremento de la morosidad y menor crecimiento no lo hemos visto todavía. Sin embargo, la renta variable sufrirá una gran dispersión en el comportamiento de los índices. Cuando se confirme la recesión de ciclo será cuando las cíclicas comiencen a darse la vuelta pues se venden baratas y se compran caras.

Cuando cae la probabilidad de recesión es cuando se suele dar. El desempleo es un indicador retardado que suele subir rápidamente.

El mercado descuenta que los primeros recortes de tipos se materializarán tan pronto como en verano. Pensamos que el ritmo será más lento. Eso sí, el siguiente movimiento será a la baja lo que da soporte a ciertos activos como la deuda corporativa” investment grade” y la subordinada, sin embargo, la deuda” high yield” también depende mucho de las variables macroeconómicas. No habrá bajada antes del tercer trimestre salvo susto previo que no es descartable.

Hay dos temas resumidos en estos dos gráficos que no podemos dejar de lado:

Uno hace mención a la dificultad de generar beneficios en la última línea lo que corrobora que había muchas empresas zombi que se mantenían gracias a tipos cero y otra a que la subida de tipos generó pérdidas en la cartera de los bancos que aunque en diciembre se mitigaron todavía hay que ir gestionando:

Por todo ello seguiríamos como variables clave, la evolución de los beneficios, la marcha de la M3 y la expansión o contracción del crédito. La velocidad de circulación del dinero también es relevante.

Creemos que Europa presenta una distribución sectorial más acorde al momento del ciclo en que nos encontramos y pensamos que lo podrá hacer mejor que USA, Japón y emergentes.

Sectorialmente estamos positivos con los sectores proxys de bono como las utilities, especialmente en redes de transporte y distribución de electricidad, en telecoms y en infraestructuras en empresas con liquidez para licitar en concesiones con retornos más altos. También en farmas integradas y creemos que el sector financiero puede mantener contando dividendos y recompra de acciones un buen comportamiento si bien al mantener un peso elevado en Tier 2 y AT1 preferimos invertirlo vía subordinadas.

Aunque la globalización se ha ralentizado desde el punto de vista de comercio de mercancías y servicios, recordemos también que la globalización va mucho más allá del comercio. La globalización se basa en la difusión global de ideas, actitudes, filosofías y personas tanto como en el comercio de mercancías. Y en este sentido más amplio, la globalización parece acelerarse, no ralentizarse.

Generalmente cuando los restaurantes están llenos y el taxista habla de bolsa sabemos lo que suele seguir después. Huyan de términos que incitan a la duda. Hoy en día, la “innovación disruptiva” es un término que no puede faltar en cualquier presentación que busque promover una inversión, reformar una organización, adoptar una nueva tecnología, despedir personal o lanzar un nuevo producto, que claro, ya no se llama producto sino “solución”.

No creemos que estemos ante una corrección sino ante un cambio de tendencia, si bien los ciclos de caída son mucho más cortos y virulentos:

En un plano más inmediato y elemental, la recolección de datos hoy está más amenazada que nunca. La información procedente de China siempre demandó una interpretación cuidadosa, pero ahora puede decirse lo mismo de la India, que está publicando cifras oficiales de crecimiento inverosímiles y probablemente manipuladas.

Otro de los cambios importantes en la política mundial ocurrió el pasado 23 de octubre, cuando Xi Jinping, el líder chino, logró romper con la norma que lo hubiese obligado a dejar el poder al término de su periodo, tal como lo habían hecho sus predecesores desde Mao. Ese día, Xi fue reelegido presidente de China y secretario general del Partido Comunista por tercera vez, despejando todos los obstáculos para convertirse en el primer dictador vitalicio de China desde la muerte de Mao.

China debe acometer reformas de gran calado. Está en una travesía del desierto que ya afrontó Japón en los años 90 y comienzos de siglo. El peso de la inversión en su economía es muy elevado y precisa de mantener inversiones cada vez menos productivas cuando necesitaría ir pasando a un modelo de mayor consumo interno y fomentar las exportaciones. En ello está sobre todo en bienes de mayor valor añadido y con más peso en servicios, pero esa transformación lleva tiempo.

La lista de áreas en las cuales EEUU y China se verán obligados a coordinarse es larga e importante. La lucha contra la proliferación nuclear, en especial la de Irán o Corea del Norte, y contra la proliferación de armas químicas y biológicas; el terrorismo islamista; los ataques cibernéticos; la inestabilidad del sistema financiero mundial; la piratería; la anarquía de los flujos migratorios; el narcotráfico y el tráfico de personas y armas, o la regulación de las gigantes empresas tecnológicas son solo algunos ejemplos.

Xi Jinping, el líder chino, se planteó la que calificó como una pregunta fundamental para este siglo: “¿Podrán China y Estados Unidos manejar adecuadamente su relación? Esta pregunta concierne al destino del mundo, y ambos países deben responderla”. Tiene razón.

Estamos positivos en emergentes principalmente en un escenario de bajada de tipos y debilitación del dólar al ser economías que crecen más, tienen menos deuda, van avanzando en transparencia sus mercados y tienen una valoración relativa frente a desarrollados cerca de mínimos.

Según la RAE, Eden significa:

“En la tradición judeocristiana, paraíso terrenal, morada de Adán y Eva antes de ser expulsados por su desobediencia.”

El eden es el escenario que nos dibujó la semana pasada Jerome Powell, Presidente de la Reserva Ferderal. Un escenario en el cuál, la inflación se iría moderando progresivamente hasta alcanzar los niveles deseados por la Reserva Federal, con un crecimiento moderado, pero sin entrar en recesión, aderezado con pleno empleo

En este escenario idílico los miembros de la FED descuentan tres bajadas de tipos en sus famosos dots. Los mercados, envalentonados por el cambio de discurso de la FED, han superado estas previsiones y descuentan hasta 175 puntos básicos de bajadas:

Este paraíso es el que ha hecho volar todos los activos de riesgo en los últimos días, bolsas, diferenciales de crédito, bonos…

En nuestra opinión, nos expulsaran más pronto que tarde de este paraíso terrenal.

Con una inflación subyacente en el 4%, (en la buena dirección, pero todavía lejos del objetivo de la FED), probablemente ésta última aguante antes de empezar esas bajadas de tipos hasta que sea necesario. Y esta necesidad la marcaría claramente el mercado laboral, generador de la inflación más pegajosa (las ganancias por hora están creciendo al 4%). Ahí nos encontramos ante una escasez de trabajadores en la inmensa mayoría de sectores, con 8.700.000 puestos de empleo sin cubrir (lo normal sería cinco millones) El gráfico de debajo muestra las vacantes sin cubrir por sectores:

Todo ello es lo que lleva a que la última cifra de paro fuera del 3.7% (se considera pleno empleo el 4.1%). Además, esta cifra se dio en un entorno bueno, al incrementarse la participación en el mercado laboral. Es decir, descendió la tasa de desempleo pese a haber más participantes en el mercado laboral. En nuestra opinión, la única forma de equilibrar el mercado laboral sería levantando algo la mano con la inmigración. Y parece complicado, que con elecciones en noviembre y el populismo campando a sus anchas por todo el planeta, nadie vaya a tomar esa decisión tan comprometida políticamente.

Además, la caída de los tipos largos en el último mes y medio (el bono a 10 años USA ha pasado del pico del 5% al 3.90% actual) retroalimenta la necesidad de la Reserva Federal de retrasar esas bajadas de tipos por dos motivos. Por un lado, está produciéndose una recuperación del mercado inmobiliario, según los datos publicados esta semana, al estar referidas las hipotecas en EE.UU. al tipo a 30 años. Esto dificultaría esa caída progresiva de la inflación. Por otro, al volar las bolsas por la caída de los tipos largos, se produce en el ciudadano estadounidense un efecto riqueza (existe un capitalismo popular en USA que hace que muchos ciudadanos tengan sus ahorros en bolsa) que podría afectar a una menor ralentización del consumo, con su correspondiente impacto en precios.

Por todo ello, parece sensato pensar que esas bajadas de tipos se retrasarán. Si a todo ello le sumas los problemas de flujos de dinero para la compra de la ingente deuda pública de Estados Unidos comentados en otros escritos, los tipos largos deberían subir de nuevo llevando el bono a 10 años USA a niveles entre el 4.50% y el 5%.

Este retraso en la bajada de tipos afectará a la demanda interna privada, ya que el crédito se ralentizará todavía más. Además, hay que tener en cuenta la situación de los bancos regionales, grandes prestadores de crédito a PYMES y real estate. Con unos balances en los que el activo tiene una duración larga (durante la pandemia entró en los bancos USA 5 trillones de dólares y dedicaron 2.4 trillones a la compra de renta fija, especialmente deuda pública) y un pasivo de corta duración (depósitos), estos bancos regionales se van a preocupar más por su capital que por conceder créditos. Van a preocuparse de que un posible problema de liquidez (salidas de depósitos) no se convierta en un problema de capital (al tener que vender bonos de su cartera a vencimiento con pérdidas).

Respecto a la demanda empresarial tampoco será fuerte, ya que los increíbles beneficios conseguidos con las subidas de precios los han dedicado a amortizar deuda y retribuir al accionista mediante dividendos y recompras de acciones, no a inversión.

El consumo privado tampoco debería aportar crecimiento, ya que en USA ya se ha consumido todo el ahorro generado durante la pandemia. El único punto que apoyaría la demanda privada sería un incremento de la renta disponible por esas subidas salariales superiores a la inflación.

En este sentido, la demanda se tendrá que apoyar en la demanda pública. Con un déficit del 7 %, no parece que vaya a reducirse al haber elecciones en noviembre.

Con este escenario macro, al que habría que sumar la reducción de balance de la Reserva Federal, no parecería extraño que entremos en recesión a lo largo del año que viene. Palabra de la que no debemos asustarnos, pese a lo vivido en las últimas décadas, ya que existe recesiones suaves. Igual, la expulsión del eden no es tan dura esta vez.

Cuando os decimos que los gobiernos están actualmente en los mayores niveles de endeudamiento histórico, no supone ninguna novedad. La realidad es que nos hemos acostumbrado a esta situación y no nos sorprende cuando vemos que la deuda bruta en 2023 sobre el PIB de Japón supone un 255%. La deuda neta sobre PIB de este país ascendió hasta 159% desde 54% a finales de los 90. Fue hace más de tres décadas cuando Moodys emitió una advertencia de la inestabilidad de esta situación. Sin embargo, gracias a haber sumergido los tipos de interés en este periodo, el interés que pagó el gobierno de Japón el año pasado fue inferior a los que pagaba hace 30 años. De acorde a las estimaciones del fondo monetario internacional (FMI), países en vías de desarrollo y países de ingreso medio tendrán un endeudamiento superior al 78% en 2028, en comparación con el 53% una década antes. La arriesgada política de techo de deuda ha llevado a EE.UU. a alcanzar una quiebra técnica. La deuda americana ha alcanzado el 96% del PIB frente al 71% en 2013.

Como hemos comentado anteriormente el nivel de endeudamiento elevado no es una novedad. Lo que ha cambiado el paradigma y ha hecho sonar las alarmas ha sido el nuevo entorno de inflación y, por lo tanto, subidas de tipos de interés que hemos vivido. En EE.UU. los gastos de servicio de la deuda suponen un quinto del total del gasto público. Los 24 países más pobres del mundo han observado un aumento del 40% del coste en financiar su deuda exterior. En Japón el incremento del pago de intereses este año ha experimentado el mayor ascenso desde 1983. A medida que los gobiernos tengan que refinanciarse y los tipos sigan en este nivel, estos gastos irán en aumento.

Llegado este momento, nos preguntamos, ¿Cuál es la solución a este problema? y ¿cuáles son las consecuencias y el riesgo si esta situación persiste y se agrava?

Respondiendo a la primera pregunta, el déficit de los gobiernos se puede solucionar de dos formas 1ª aumentado el crecimiento del país correspondiente y 2º gastando menos. El crecimiento actual está lastrado por las subidas de tipos de interés que han tenido que implementar los bancos centrales para combatir la inflación, siendo su principal mandato la estabilidad de los precios. Reducir el gasto público, siendo la segunda opción, es complicado en un momento en el que las diferencias sociales son cada vez más sonadas y las necesidades mínimas más elevadas.  Con las elecciones presidenciales en EE.UU. el año que viene es difícil que veamos declaraciones sobre posibles recortes de gasto público. Japón ha establecido un aumento de su gasto en defensa al doble del peso que tiene actualmente sobre el PIB.

Respondiendo a cuáles son las consecuencias y riesgos, se simplifican en una perdida de confianza de los inversores en que los gobiernos puedan repagar su deuda. En 1790 EE.UU. se encontraba en una situación precaria, los bonos del gobierno cotizaban a 20 céntimos. En ese momento Alexander Hamilton, uno de los padres fundadores del país que ayudo a redactar la constitución actualmente vigente, era el secretario del tesoro.  Hamilton fue consciente de la importancia de recuperar la confianza de los inversores y ofreció un swap de la deuda a par con intereses más altos. Esto fue altamente cuestionado, pero Hamilton no dudo en implementar este canje ya que era primordial estabilizar el sentimiento del inversor. (Recomendamos encarecidamente que veáis el musical sobre la historia de Alexander Hamilton que también se puede ver en la plataforma de Disney). Actualmente la deuda sobre PIB de EE.UU. está en máximos. Como hemos comentado en otras ocasiones, entre los principales tenedores de deuda se encuentra la Fed, actualmente en reducción de balance y tenedores extranjeros siendo Japón y China los que mayor porcentaje tienen. China lo has declarado tu enemigo geoestratégico y no te va a comprar.  Japón al haber llevado una política monetaria expansiva mientras que EE.UU. una restrictiva, ha visto sus costes de cobertura USD/Yen aumentar hasta el 5,76 no compensándole la inversión en los treasuries ya que pagan un 4%. Con la disminución de la Fed y de los gobiernos extranjeros como compradores de bonos del gobierno americano, los inversores privados tienen que absorber una mayor cantidad de emisiones de deuda.

No creemos que EE.UU. se encuentre en una situación precaria, pero si creemos que la estabilidad de la principal potencia mundial es esencial para el resto de las economías. En los últimos tres años han hecho default 18 bonos soberanos en 10 países en vías de desarrollo, un numero más elevado que el vivido en las 2 décadas previas. Somos cautos a la hora de invertir en deuda de gobiernos de países emergentes.

Hemos vivido una semana llena de intervenciones de bancos centrales. La Fed ha sorprendido con un comienzo de cambio de dialogo hacia tonos más Dovish (Powell Rate- cuts are something that “begins to come into view” and “clearly is a topic of discussion.”), mientras que el BCE se ha mantenido con su discurso de mantener los tipos elevados un tiempo para combatir la inflación que aun no ha revertido. Bajadas de tipos de interés ayudarían a estabilizar posibles futuras subidas exponenciales de endeudamiento por la refinanciación de vencimientos. No obstante, bajarlos demasiado pronto podría disparar la inflación de nuevo. Creemos que el mercado esta descontado excesivas bajadas para el año que viene y que los bancos centrales van a asegurarse una estabilización de los precios antes de bajar tipos.

«En toda mi vida no he conocido gente sabia que no leyera todo el tiempo. Ninguna. Cero» CM

Acaba de fallecer Charlie Munger (sus seres más queridos le han llegado a definir como un «libro con piernas») y hoy en su honor queremos hablar de qué supone ser un buen gestor. A los estudiantes y profesionales financieros les obsesiona las finanzas y todos llevan un gestor innato. El conocimiento financiero es algo eliminatorio, pero lo determinante es la inquietud y la capacidad de lectura que es lo que te genera un modelo de vida y mental. Un modelo mental se describe, a grandes rasgos, como el mecanismo del pensamiento mediante el cual un ser humano intenta explicar cómo funciona el mundo real. No es tanto un tema ni económico ni de finanzas cuyas diferencias trataremos de explicar. Es más una metodología, un proceso.

Charlie Munger, mito de las finanzas, conocido también con el apodo de el abominable señor NO, por su ferocidad al rechazar posibles inversiones, falleció el pasado martes a los 99 años.

«El juego de la vida es el juego del aprendizaje eterno. Al menos lo es si quieres ganar».

Para un Gestor, la relación vida interior, vida personal y trabajo hoy en día es total y como dice Woody Allen: el trabajo no deja de ser una invasión de nuestra privacidad. El que quiera ser gestor esa línea entre el mundo personal y laboral no es que la pierda, pero no será capaz de discernirla.

Charlie Munger tenía una curiosidad sin límites y era un apasionado de la lectura. Ciego de un ojo desde 1980, estaba estos últimos años quedándose ciego del otro y aprendió a leer en braille para seguir saciando su ansia por saber.

Aunque hablamos de dos disciplinas que están relacionadas, lo cierto es que la economía y las finanzas no se refieren a lo mismo. Hay que tener en cuenta que las finanzas se dirigen al mundo de los negocios en particular, en tanto que la economía está orientada a la sociedad en general. El matiz que distingue lo económico de lo financiero no es demasiado grande, pero, en la práctica, puede suponer una gran diferencia. Lo primero que cabe explicar es que lo financiero es una parte de lo económico, es decir, la economía engloba dentro de sí a las finanzas.

Por ello, en finanzas se estudian ciencias como la administración y la contabilidad, mientras que la economía se vale más de otras ramas de conocimiento como la sociología e incluso la historia. A lo que hay que añadir que las finanzas buscan la forma más adecuada de obtener los recursos para crear proyectos de inversión o infraestructuras, y la economía estudia el impacto de esas inversiones. Sin embargo, hay una disciplina que lo impregna todo y es la jurídica. Las leyes marcan el devenir de los sectores y la regulación el de muchas industrias. El derecho y la economía confluyen. Los grandes gestores suelen huir del BoE. No les gustan los negocios regulados. Se fijan en el retorno y los márgenes y en la capacidad de defenderlos de los distintos modelos de negocio.

Pues bien, para ser un buen gestor hay que unir muchas disciplinas, analizar muchas memorias pero también leer muchos temas cualitativos, debatir, pensar, relacionar, extrapolar y todo aderezado con humildad.

Tu cerebro cambia y orienta el pensamiento a como monetizar los modelos de negocio y surgen conceptos como ventaja competitiva sostenible, barreras de entrada etc. Es algo parecido a un penalista con el móvil del crimen. Por cierto, siempre he pensado que salvo los delitos por celos el móvil suele ser económico.

También al hilo de lo anterior, hay que destacar que los profesionales de las finanzas suelen trabajar en entidades financieras como bancos, sociedades de valores, gestoras etc. En cambio, los economistas ejercen su labor a menudo en otro tipo de entidades, como centros de investigación, entidades reguladoras, centros de estudios etc.

“Personalmente, soy escéptico ante el bombo que se le ha dado a la inteligencia artificial. Creo que la inteligencia a la antigua funciona bastante bien” Charlie Munger

No pensamos que la inteligencia artificial suplante la profesión de gestor. La va a complementar muy bien, pero hay un factor que es el de relacionar, que el ser humano lo hace en función de sus vivencias y capacidades. No depende de información ni datos solo sino de una creatividad intangible que solo da la lectura, la inquietud, viajar y conversar.

Pero para ser un buen gestor tienes que tener pensamiento propio, juicio crítico, valor para ir contraconsenso y humildad ante el error.

Más allá de sus logros como inversor, Munger ha sido una persona fascinante por su forma de pensar y la manera en que controla las emociones. Su noción de sabiduría elemental y mundana, un conjunto de modelos mentales que abarcan desde la economía, los negocios y la psicología a la ética y la gestión, le permite mantener las emociones al margen de sus inversiones y evitar las malas decisiones más habituales

Para alguien que quiera trabajar en gestión puede complementar su formación con distintas titulaciones. Las hay centradas en riesgos financieros, como la FRM que otorga la Asociación Global de Profesiones en Riesgos (GARP, por sus iniciales en inglés), o la certificación CAIA, referente en la gestión de activos alternativos. Pero si hay una acreditación verdaderamente ansiada es la de analista financiero certificado CFA (chartered financial analyst), el sello más prestigioso y difícil de conseguir, gestionado por el CFA Institute.

Se trata de un exigente programa de estudio que requiere aprobar tres niveles que, tras superar unas 300 horas de estudio al año, y en función del cumplimiento de una serie de requisitos profesionales y, muy importante, también éticos, el candidato obtiene esta titulación CFA.

Para ejercer una profesión como la de gestor de fondos, no solo necesitarás contar con aptitudes y conocimientos, también deberás aunar una gran responsabilidad personal y altos niveles de honestidad profesional, ya que serás el encargado de conseguir la máxima rentabilidad de carteras de inversión y fondos de inversión.

El sistema general de gestión de las finanzas requiere que haya gente que haga ver que puede hacer cosas que no puede hacer y que haga ver que les gusta cuando en realidad no les gusta. Es una forma terrible de pasar la vida, pero está muy bien pagada. ” Charlie Munger

Welcome.

Nos despedimos con lo que consideramos el decálogo del gestor:

  • Humildad
  • Vocación
  • Inquietud
  •  Lectura sin límites
  • Capacidad de análisis
  • Capacidad de relación
  • Análisis crítico y huir del consenso
  • Compartir conocimiento
  • Transmitir
  • Superar los errores

“La primera regla para ser feliz es rebajar sus expectativas. Así es como me casé. Mi esposa rebajó sus expectativas. ”Charlie Munger

El famoso eslogan del Partido Comunista Chino al que pertenece Xi Jinping “Common Prosperity” ha desarrollado un nuevo significado al que tenía para el país años atrás. Este eslogan se usó por primera vez por el partido en 1950 y se consideraba desde hace una década el principio fundamental del socialismo asiático. En la actualidad, es la base para evitar “la trampa de las rentas medias”, que ocurre en la fase de desarrollo económico de un país a caballo entre un mercado desarrollado y uno en proceso de serlo, cuando es probable que el nivel de renta se quede estancado, provocando una fragmentación social con difícil arreglo.

El 40% de la población en China tiene unos ingresos inferiores al salario mínimo. Estas políticas de “Common Prosperity” tienen el objetivo de incrementar los ingresos de esta población con rentas bajas, ampliar la clase media, y disminuir en definitiva la desigualdad social apoyando la vivienda, la sanidad y la educación.

El 1% de la población china posee un tercio de la riqueza total de los hogares, lo que provoca una gran fragmentación social. El objetivo de China es incrementar ahora la renta media como porcentaje de total de habitantes para 2035.

Su renta per cápita media se sitúa en los 12.556USD anual y, pese a llevar años en continuo aumento, ahora corre un alto riesgo de estancarse.

A esta situación no ayuda el alto desempleo juvenil, situándose en máximos de un 21% en el último dato publicado (y el último que se va a publicar, según anunciaron el pasado agosto). Tenemos a jóvenes universitarios recién salidos de la carrera que tardan meses en encontrar un trabajo cualificado, y con las restricciones al sector tecnológico y las trabas al sector privado, unido al distanciamiento con Estados Unidos hace muy difícil que estas cifras mejoren. De hecho, hemos visto ya declaraciones en las que el gobierno los anima a buscar un trabajo no cualificado para empezar a tener experiencia laboral.

Otro factor clave han sido los problemas en el sector inmobiliario, la deuda inmobiliaria total de China aumentó del 16% al 54% del PIB entre 2008 y 2020. Las normas creadas a mediados del 2020 para restringir la financiación de los promotores y evitar la especulación en el sector, fue el detonante para desenmascarar el problema de Evergrande y de otros muchos promotores, que comenzaron a caer ante la falta de liquidez y su elevado apalancamiento.

El cambio político hacia un gobierno autócrata ha provocado que la prioridad haya dejado de ser el crecimiento económico para centrarse en el bienestar social, implementando una política proteccionista. El gobierno está muy preocupado por la fragmentación social en China y está enfocado en solventar estas diferencias sociales fruto del capitalismo salvaje implementado estos últimos años.

Este giro hacia una política más centralizada y socialista pone sin duda en riesgo el crecimiento económico. La inversión en China supone un 55% de su PIB y en un momento en el que ya no necesitan dicha inversión, con las exportaciones también en declive, poder suplirlo por consumo interno no es baladí.

Por estos motivos, en deuda emergente evitaríamos eminentemente China, la recuperación económica esperada del país tras la pandemia no se ha producido, y en nuestra opinión es cada vez más un activo no invertible, con unos riesgos regulatorios cada vez mayores, unidos al problema no resuelto en su Real Estate y al giro ideológico.

Al país tampoco le ha ayudado el proceso de desglobalización iniciado tras los cortes de suministros en la pandemia, con las industrias acercando y diversificando sus cadenas de suministro, algo que sin duda ha iniciado un nuevo régimen de inflación en Europa impidiendo que vuelva a los niveles ultrabajos que vimos durante la última década. Este proceso de retroceso en la globalización también está afectado por las restricciones y prohibiciones comerciales por el incremento de las tensiones geopolíticas. Por otro lado, las tensiones geopolíticas tampoco ayudan, hay una lucha por ser un líder mundial, las relaciones entre China y Estados Unidos no eran tan malas desde el 89 y se han convertido en enemigos geoestratégicos. La fragmentación de la globalización ha creado mayores diferencias entre los bloques de aliados a Estados Unidos (Europa, Canadá, Japón…) y los aliados a China (Rusia, Irán, Pakistan…). Además, el país asiático ha pasado a representar el 14% de las importaciones comerciales de EE.UU desde el 22%. Esto no solo afecta al PIB asiático, sino que también al bono americano. Los tenedores de Treasuries americanos son un 30% extranjeros, de los que una parte significativa históricamente era China, pero esta última etapa hemos visto como sus tenencias de Tesoro Americano se iban reduciendo debido a dos puntos fundamentales: el enfrentamiento entre ambos países y la reducción de dólares que ingresaban derivados de las ventas que eran los que dedicaban a la compra de bonos americanos.

China representa el 18% de la economía mundial, siendo el segundo país más importante por PIB nominal tras Estados Unidos, como inversores no podemos perder de vista el avance del continente asiático. Para Europa la evolución de China es clave ya que somos el principal exportador del país seguido de Estados Unidos. En una economía tan abierta como la europea, en un momento como el actual con caídas en demanda interna nos deberíamos apoyar en el sector exterior, pero no ha sido posible ya que tras el fin de la política de Covid 0, la recuperación del país ha sido muy inferior a la esperada, lastrando nuestra demanda externa.

Por todos estos motivos, creemos que es momento de vigilar de lejos, con un buen catalejo al país asiático, no invirtiendo en él, pero atentos al efecto de las políticas proteccionistas en su economía de manera que podamos anticiparnos a como afectará a Europa y a Estados Unidos.

Por ello, estas próximas semanas, estaremos atentos a las declaraciones de la Central de Trabajo Económico en China, en el que se espera den pistas sobre el objetivo del crecimiento de su PIB para el año entrante, nuevas políticas y estímulos en el sector privado para equilibrar la caída de la demanda.