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Swiftonomics. De Ley de Taylor Swift…..

Si has estado en Madrid o sus alrededores a lo largo de la semana, serás consciente de la persona que ha estado en boca de todos, Taylor Swift. Si tuviste la oportunidad de presenciar algunos de los dos conciertos de esta artista, estarás de acuerdo conmigo que es un Show único en el que una artista con multitud de talentos da los máximos de si misma. Podrá no gustarte su estilo de música, pero sus habilidades son palpables. A lo largo de 3 horas y media de concierto, sin descanso, se aprecia su gran voz, grandes capacidades de baile y grandes capacidades de cambio de vestuario en segundos (16 cambios). A todo lo anterior añadimos el gran talento de haber publicado 11 álbumes en toda su carrera profesional, con todas las canciones compuestas exclusivamente por ella y haber batido el record de número de álbumes premiamos por los premios Grammys, los más relevantes de la industria de la música.

La gira musical que está actualmente llevando a cabo la artista, The Eras Tour, se compone de 153 conciertos en más de 100 países. Esta gira comenzó a principios de 2023 y termina a finales de este año, 2024. A lo largo del 2023, la artista tocó delante de 4,35 millones de personas y recaudó cerca de 1.000 millones de USD en venta de tickets. Además, del beneficio que se genera por la venta de entrada se considera que está artista tiene una gran repercusión en las ciudades donde actúa con: ventas de merchandising, aumento de precios en los hoteles, aumento de reservas de restaurantes y aumento ventas de prendas para ir vestido adecuadamente al concierto (sombreros, prendas de lentejuelas, complementos rosas…). La repercusión de sus conciertos han llegado a llamarla “Swiftonomics”. Se han llegado a hacer numerosos estudios en los diferentes países en los que actúa y como a lo largo de los días de su estancia se produce un aumento de la inflación temporal.

Es sorprendente como una estrella del Pop puede llegar a tener una influencia tan relevante allá donde vaya. Además, de todos los efectos económicos que provoca su gira, también podemos apreciar la gran repercusión política que tiene la artista. Hasta 2018 Taylor Swift no se había pronunciado en cuanto a su opinión política. Se esperaba que una chica como ella de procedencia de Tennessee y cantante de música Country apoyará al partido Republicano. No obstante, tras un Tweet en 2018, dejo claro su apoyo al partido Demócrata posicionándose en contra de la candidata al senado republicana, Marsha Blackburn, quien más tarde venció. Más tarde Taylor también jugo un papel importante en las elecciones presidenciales de 2020, apoyando a Biden y animando a todos sus fans a darse de alta para votar en las elecciones. Biden ganó un 57% de los votos de mujeres en las elecciones y dos tercios de los votos de mujeres entre 18 y 29 años. Se espera que el papel de Taylor en las elecciones presidenciales de 2024 sea relevante y podría cambiar el voto y animar a votar a gran parte de la enorme masa que compone sus fans.

Finalmente, analizamos la influencia geopolítica de esta artista. Como hemos comentado anteriormente Taylor actuará en más de 100 país tras dos años de gira. La selección de los países en los que toca no es al azar. En el Sur Este asiático el único país en el que actúa es Singapur con 6 conciertos. Políticos de países como Tailandia y Filipinas han criticado este movimiento y afirman que se ha hecho así por el pago de 3 millones de USD por concierto a la artista. Lo que está claro es que en países donde están en contra de los movimientos LGTBI no verán a la artista actuando.

Esta claro que la influencia de Taylor Swift es enorme y hay grandes economistas no subestiman su capacidad cambiar la economía, ¿podría el efecto de su gira ser relevante a la hora de subir o bajar tipos de interés? ¿Qué dice la Ley de Taylor al respecto?

….. swift de la Ley de Taylor

Cuando se trata de política monetaria, los bancos centrales de todo el mundo tienen varias herramientas a su disposición para estabilizar la economía y controlar la inflación. Una de las reglas más conocidas y discutidas es la Regla de Taylor, desarrollada por el economista John B. Taylor. Sin embargo, es importante comprender que la regla de Taylor no es la única regla de política monetaria disponible.

La regla de Taylor es un indicador que sirve para determinar el tipo de interés necesario para estabilizar una economía en el corto plazo, pero manteniendo el crecimiento a largo plazo. Fue introducida por John Taylor en 1992. John B. Taylor, economista y profesor de la Universidad de Stanford, propuso la Regla de Taylor como respuesta a los desafíos planteados por la Gran Inflación. Su gobierno tenía como objetivo proporcionar un marco sistemático para fijar las tasas de interés en función de las condiciones económicas prevalecientes. Al incorporar variables tanto de inflación como de producción, la regla de Taylor buscaba lograr un equilibrio entre la estabilidad de precios y la promoción del crecimiento económico.

Cuando la inflación es muy alta los bancos centrales suelen aumentar los tipos de interés de corto plazo para contenerla, mientras que si el crecimiento económico es muy bajo o hay recesión, los bancos centrales reducen el tipo de interés para impulsar el crédito y el consumo. Taylor asume esa actuación por parte de los bancos centrales, y aunque no sea una norma escrita, la experiencia nos dice que sí se cumple.

Es una regla sencilla que describe bien la relación entre la economía y los tipos de interés en los años 80, pero la simplicidad tiene un coste.

Es difícil capturar en una ecuación todas las variables que influyen en las decisiones de política monetaria, máxime si tenemos en cuenta los cambios acaecidos desde los 80 en el modelo productivo.

Desde su creación, la regla de Taylor no solo ha servido como guía a los bancos centrales para calibrar los tipos de interés, sino también como guía de la oferta de dinero, dado que los tipos de interés y la oferta de dinero están ampliamente relacionados.

La regla de Taylor se basa en tres factores para calcular el nivel óptimo de tipo de interés. Estos tres factores son la diferencia entre la inflación esperada y objetivo, el PIB esperado y la tendencia a largo plazo y por último un tipo de interés neutral a corto plazo, consistente con el pleno empleo. Taylor recomienda utilizar la inflación de un año. La fórmula de la regla de Taylor es:

r = r* + [ 0.5 · (PIBe – PIBt) + 0.5 · (ie – it) ]

Donde:

r = tipo de interés objetivo

r* =  tipo de interés neutral (normalmente 2%)

PIBe = PIB esperado

PIBt = Tendencia del PIB a largo plazo

ie = tasa de inflación esperada

it = tasa de inflación neutral (normalmente 2%)

Muchas veces se utiliza además la inflación de los últimos cuatro cuatrimestres para calcular la regla de Taylor, estableciendo el tipo de interés neutral en el 2%. Siendo la fórmula:

r = 2 + p + [ 0.5 · (PIBe – PIBt) + 0.5 · (ie – it) ]

Donde p es la inflación de los últimos cuatro cuatrimestres.

Ejemplo:

Supongamos que estamos ante una situación de crecimiento económico bajo comparado con lo esperado (1%), y a su vez la inflación está cercana a cero (0,5%). Donde:

r* =  tipo de interés neutral = 2%

PIBe = PIB esperado = 1%

PIBt = Tendencia del PIB a largo plazo = 3%

ie = tasa de inflación esperada = 0,5%

it = tasa de inflación neutral = 2%

r = 2% + [0.5 · (1% – 3%) + 0.5 · (0.5% – 2%)] = 0,25%

r = 2% + [-1% + (-0.75%)] = 0,25%

En el ejemplo podemos ver que, si solo tuviéramos en cuenta el crecimiento económico, deberíamos bajar el tipo de interés para así impulsar la economía. Es decir, bajar el tipo de interés al 0,25%.

Los críticos argumentan que la regla de Taylor simplifica demasiado la naturaleza compleja de la economía al depender únicamente de dos variables: la inflación y la producción. Sostienen que también deben considerarse otros factores, como las condiciones del mercado financiero, los tipos de cambio y las tendencias económicas globales, al determinar las tasas de interés.

Algunos economistas proponen marcos alternativos a la regla de Taylor. Por ejemplo, centrarse en el crecimiento del PIB nominal en lugar de en la inflación y las desviaciones del producto podría proporcionar una medida más integral del desempeño económico. Otros abogan por un enfoque más discrecional, que permita a los bancos centrales ajustar las tasas de interés en función de una gama más amplia de indicadores y condiciones económicas.

Al utilizar la regla de Taylor como punto de partida e incorporar información y análisis adicionales, los bancos centrales pueden tomar decisiones más informadas que logren un equilibrio adecuado entre estabilidad y crecimiento. El debate en curso y la exploración de marcos alternativos demuestran la naturaleza dinámica de la política monetaria y la necesidad de una evaluación y adaptación continuas.

La regla de Taylor se desarrolló sobre la base de datos históricos y marcos de política monetaria convencionales. Como resultado, es posible que no esté bien equipado para manejar medidas políticas no convencionales, como la flexibilización cuantitativa o la orientación prospectiva, que se han vuelto cada vez más frecuentes en los últimos años. Estas políticas no convencionales tienen como objetivo estimular la economía en tiempos de crisis, pero pueden no alinearse con las prescripciones de la regla de Taylor. Los críticos argumentan que la norma debe adaptarse o complementarse para dar cabida a estas herramientas políticas no convencionales.

La regla es intuitiva y sencilla aplicar (eso es bueno), pero:

1- Lleva demasiados años alejada de la realidad. Los tipos teóricos aplicando la regla de Taylor, se alejan de manera significativa de los tipos de mercado desde los años 90.

2- La fórmula no captura aspectos decisivos para la política monetaria como la liquidez, la estabilidad financiera (reservas/capital de la banca comercial) y la gestión del balance de los bancos centrales (QE/Quantitative Easing/expansión monetaria y/o QT/Quantitative Tightening/endurecimiento monetario).

3- La globalización (eficiencia en la asignación de recursos), la tecnología (productividad) y el envejecimiento poblacional (potencial de crecimiento bajo) conllevan una alteración en las hipótesis originales de la regla de Taylor (tipo de interés de equilibrio/neutral rate, perspectivas de Inflación & potencial de crecimiento a largo plazo).

Otras reglas de política monetaria:

A) Regla de McCallum: propuesta por el economista Bennett McCallum, esta regla sugiere que el banco central debería responder a las desviaciones del nivel de precios respecto de una trayectoria objetivo, en lugar de centrarse únicamente en la inflación. Su objetivo es estabilizar el nivel de precios a largo plazo, teniendo en cuenta tanto los riesgos de inflación como de deflación.

B) Regla de Friedman: Esta regla, que lleva el nombre del economista Milton Friedman, sugiere que el banco central debe aspirar a una tasa de crecimiento constante de la oferta monetaria. Según Friedman, una tasa de crecimiento estable y predecible de la oferta monetaria ayudaría a estabilizar la economía y evitaría una inflación o deflación excesiva.

C) Objetivos de inflación: este enfoque implica establecer un objetivo específico de inflación y ajustar la política monetaria para alcanzar ese objetivo. Proporciona un objetivo claro y mensurable para los bancos centrales, mejorando la transparencia y la rendición de cuentas. Sin embargo, no considera explícitamente la brecha del producto ni otras variables económicas.