La fiesta del Día de Acción de Gracias consiste, como su nombre indica, en agradecer. Originalmente, fue un día de agradecimiento por la cosecha y por el año anterior.

En nuestro caso, estamos a punto de recoger una buena cosecha durante 2023, y por tanto, debemos de dar la gracias por el sorprendente desempeño de los mercados financieros en 2023, y en especial el americano.

El crecimiento en Estados Unidos ha sido robusto, tanto a nivel de actividad macro, como en resultados empresariales. Muchas hablan de complacencia, pero la realidad hoy en día es que los resultados agregados soportan la fortaleza. Según las cifras oficiales, el crecimiento económico de EE. UU. aumentó en el 3Q23 a su ritmo más rápido desde el 4Q21, logrando así un aumento anualizado del 4,9%, mejor de lo previsto, y que supone una aceleración importante frente al 2,1% del 2Q23. Las elevadas cifras de consumo, reforzadas por la rigidez del mercado laboral, fueron uno de los principales motores del crecimiento, mientras que las exportaciones y el gasto público estatal, local y federal también aumentaron. A nivel empresarial, de acuerdo con el proveedor de datos Refinitiv, más del 90% de las empresas del S&P 500 ya han publicado sus resultados. Una vez más, las sorpresas positivas predominaron, el 83% logró cumplir o batir resultados y el 60% batió en ingresos. Los beneficios crecen +1,3% yoy con ventas +2,1% yoy. Consumer Discretionary y Communication Services fueron los que más contribuyeron al crecimiento de los beneficios, con especial relevancia de alguno de los 7 Magníficos ( Meta y Google pertenecen al sector  Comunication Services, mientras que Amazon está en Consumer Discrecionary ), mientras que Energía y Real Estate fueron los que más se resintieron.

Pero no todo son luces al otro lado del Atlántico. La dislocación en valoración y previsiones de beneficios se amplifica en USA. Por ejemplo, el segmento de pequeñas y medianas compañías en USA, medido por el índice representativo RUSSELL 2000, el 40% de las empresas que están dentro del índice pierde dinero. Ratio muy alto históricamente. Se sigue notando las nuevas condiciones financieras, y el cambio de ciclo.

Con este panorama, la bolsa americana marcha hacia uno de los noviembres más alcistas de la historia (S&P500 +8,7%, Nasdaq100 +11,0%). Desde 1980, el S&P500 solo ha tenido mejor comportamiento en noviembre en 2020 (+10,8%). Un motivo para dar las gracias.

Por fin los beneficios vuelven a crecer tras 4 trimestres consecutivos cayendo. El consenso de mercado espera que se aceleren. Los analistas suben sus estimaciones de beneficios para el 4Q y 2024. Prevén beneficios +2,8% yoy en el 4Q. Y adicionalmente, estima que los beneficios del S&P 500 crecerán un 11% en 2024, casi tres puntos más que en un año de expansión típico. No parece que 2024 sea un año ni típico, ni de expansión.

Y aquí está la clave para los próximos trimestres, los mercados descuentan un escenario idílico. No estamos de acuerdo. A medida que los apoyos fiscales se desvanezcan y los tipos se mantengan altos, esperamos que los balances se deterioren y el crecimiento disminuya gradualmente. A medida que el crecimiento disminuye y la desaceleración del gasto se acentúa, los márgenes están a punto de contraerse, con una desventaja adicional, en caso de que el crecimiento de los salarios supere a la inflación.

Por ejemplo, a nivel de actividad las alertas siguen saltando. El indicador adelantado LEI ( Leading Economic Index) sigue desacelerando. El LEI se contrajo un -3,3% durante el período abril y octubre de 2023. Una disminución que añade a la sufrida entre octubre de 2022 a abril de 2023 que fue de -4.5%. Este indicador adelantado de actividad disminuyó en octubre por decimonoveno mes consecutivo. Esta racha de 19 meses sólo se superó en el período de recesión de 2008 y en el período de recesión de 1974. No debemos pasarlo por alto

Las condiciones comerciales, el índice ISM de nuevos pedidos más bajo, la caída de las acciones y las condiciones crediticias más estrictas impulsaron la caída del índice. Una inflación elevada, los altos tipos de interés y la contracción del gasto de los consumidores (debido al agotamiento de los ahorros pandémicos y a los pagos obligatorios de los préstamos estudiantiles) es probable que lleven a la economía estadounidense a una recesión.

El impacto de tipos de interés más altos empieza a sentirse y va calando de lentamente en la economía real. La Fed de Nueva York ha publicado unos datos interesantes sobre la deuda de los consumidores en el tercer trimestre. El tipo medio de las tarjetas de crédito se sitúa en el 21,2%, nivel más alto desde que comenzase la serie histórica en 1994. La morosidad de las tarjetas de crédito ha alcanzado el 8%, un punto más que pre-pandemia. Entretanto, la morosidad de los préstamos subprime para la compra de automóviles ha alcanzado el 6%, también nivel más alto de toda la serie histórica.

Por otra parte, el tipo medio de hipotecas en vigor es solo 3,6% frente al tipo actual para las nuevas, que está cercano al 7,75%. Así que, en la deuda a más largo plazo, los consumidores estadounidenses siguen protegidos por tipos más bajos, a diferencia la deuda nueva, que empieza a verse muy afectada. Esta dicotomía entre deuda antigua frente a nueva, como el tensionamiento del mercado laboral, explica la resistencia del consumo y el buen comportamiento de ventas minoristas.

A nivel bursátil, los descuentos actuales no reflejan los riesgos que enfrentan las ganancias y los márgenes de las acciones estadounidenses. Y aquí es donde debemos de tener en cuenta las valoraciones.

La valoración es útil porque es el único motor de rentabilidad de las acciones que no es necesario pronosticar.

Midamos la valoración en cada momento de entrada, a través del CAPE. El índice CAPE (también conocido como índice Shiller P/E o PE 10) es un acrónimo de índice precio-beneficio ajustado cíclicamente. El ratio se calcula dividiendo el precio de las acciones de una empresa, en este caso de un índice, por el promedio de las ganancias durante los últimos diez años, ajustado a la inflación.

Como podemos ver en el gráfico adjunto, la valoración del punto de partida en el que uno decide invertir explica casi un tercio (0.29) de la variabilidad en los rendimientos de las acciones en los próximos 10 años.

Por ejemplo, el crecimiento de las EPS  reales, explica un 15%. Lamentablemente, no tenemos el mismo gráfico para las EPS nominales. Por lo tanto, no podemos comentar sobre el poder explicativo de esa métrica, pero nos inclinaríamos a pensar que no sería mucho mayor.

Con un R2=0,15, lo interpretamos como la constatación de que los precios/rendimientos se ven afectados por muchos otros factores además del crecimiento de los beneficios. En un mundo ideal debería ser más alto, pero los mercados también se ven impulsados ​​por el sentimiento y otros factores más allá de los beneficios. 2023 es un buen ejemplo de un rendimiento total del mercado cercano al 18% hasta la fecha con un crecimiento de las ganancias en 2023 del 0%.

Y en que punto estamos hoy. Actualmente el CAPE del SP500 está cercano a 30, lo que supone que la expectativa de retornos para los próximos años siga la distribución de la línea roja, y por tanto la probabilidad de los rendimientos se sitúe muy cerca de cero.

Cascabel al gato. La valoración es una guía particularmente poderosa en los extremos. Y estamos en uno de esos puntos. No dejen de usarla a la hora de construir posiciones en renta variable

Los Bancos Centrales están solos porque los Estados están realizando políticas fiscales expansivas con la economía creciendo. Grave error. Debemos estar muy cautos.

Hay veces en que las medidas que se toman consiguen lo que se persigue y esta es una de ellas. Un ejemplo es el dato de precios del martes en Estados Unidos. No es un escenario de ricitos de oro, sino cuanto menos de ralentización. Sólo hay que ver la reacción de los tipos a largo y del dólar. El problema es que a la subida de tipos se le suma el efecto “crowding out” de la refinanciación de la emisión de deuda debido al déficit que comentamos arriba. El multiplicador económico de esa deuda es mucho menor a 1, mucho menor. Allí donde la riqueza se destruye tanto como se crea, y donde se juega a juegos de suma cero y negativa, habrá ganadores y perdedores económicos. Es probable que los inversores quieran identificar quiénes son. Los perdedores van a ser los emisores de deuda corporativa de empresas en dificultades. Las empresas zombi sufrirán. El ahorrador tuvo que convertirse en inversor y el inversor en especulador. Ahora todo vuelve a su perfil de riesgo habitual.

Habrá una transferencia de valor del accionista al bonista en las empresas. Los bancos se están viendo beneficiados por el margen de intermediación, por invertir en deuda pública a rentabilidades atractivas y por la sustitución de emisiones de deuda por financiación bancaria. Ello servirá para compensar el incremento de la morosidad.

A pesar de las tensiones geopolíticas, el precio del crudo está cayendo y podría ser un estabilizador automático para combatir la recesión. El comportamiento de las materias primas y de los fletes es un fiel reflejo de que la ralentización está en marcha.

En un paseo por la historia podemos ver la dificultad de que se dé una ralentización frente a una recesión. Eso se debe a que los efectos de estas medidas no son instantáneos y cuando afloran su magnitud es difícil de prevenir.

Cuando se confirme la recesión habrá que comenzar a invertir gradualmente en ciclo, small caps y crecimiento en renta variable. De momento es mejor ser cautos. En renta fija según otros ciclos deberíamos coger duración ya, pero este ciclo es diferente por la política fiscal tan expansiva que obliga a más emisiones de deuda soberana en un momento de inflaciones todavía altas y de caída de las exportaciones en los principales países financiadores de Estados Unidos. Por ello, frente a otras recesiones, en esta habrá que esperar a su confirmación para tomar duración o quizá lo adelante, pero con un intervalo de tiempo mucho menor.

Apostar a una recesión suave es como cuando mi hijo me dice que lleva el examen de 5: suspende seguro. La verdad es que pocas veces se da. Por lo menos tendrán el estabilizador automático de los tipos. Sin embargo, la reducción de balance de los Bancos Centrales que ya se ha iniciado se ralentizará. Está ocurriendo. La economía mundial decelera, pero de forma sigilosa y no obvia, por lo que el consenso sigue apuntando a un aterrizaje suave como escenario más probable, a pesar de que representaría una anomalía en términos histórico como hemos visto en la tabla de arriba.

Hay que respetar el reloj de la inversión. Tras un 2022 criminal en renta fija (y en todos los activos ) creemos que 2024 será el año de la recuperación del activo. Las tensiones en la oferta que fueron el origen de este ciclo inflacionario están más que superadas y ahora nos enfrentamos a un escenario donde, en la medida en que los salarios se vayan estabilizando, debemos avanzar hacia escenario de inflaciones ajustadas a los objetivos de los Bancos Centrales que permitan volver a relajar la política monetaria. En la Eurozona ya se ve algunos países con inflaciones 0%. Los Países Bajos. De momento parece impensable pero ya se ha corregido el lado de la oferta y el de la demanda está en curso. A la luz de la desaceleración, el BCE ha sugerido claramente que no volverá a subir tipos, a menos que se produzca un shock inesperado. En el BCE, desde Lagarde a Villeroy, han lanzado el mismo mensaje: confían en que, si los tipos se mantienen en los niveles actuales durante el tiempo suficiente, la inflación volverá al objetivo del 2%

No obstante, la corrección de los bonos vino dada por la duración y la convexidad, queda un último apretón por el lado de los spreads. Sin embargo el propio “carry” servirá para neutralizar parte de este efecto.

Los resultados trimestrales corporativos indican un crecimiento nominal de ventas mundiales del -1,1% interanual, que alcanza el -7% en Europa y +1,3% en Estados Unidos.

Estas cifras prácticamente confirman un estancamiento que también reflejan los datos de exportación asiáticos: en octubre, las exportaciones chinas se contrajeron un 6,4% interanual Vs. el -3,3% esperado. Por su parte, las exportaciones de Taiwán sufrieron una contracción del 4,5% Vs. el crecimiento plano (0%) esperado.

Los precios del petróleo acusan la desaceleración también, ya que ni los recortes de producción OPEP, ni las tensiones geopolíticas, ni las potenciales compras estadounidenses han logrado respaldar los precios: el Brent ha caído en torno a un 5% en lo que de año y un 15% en términos interanuales.

Este año creemos que cerrará con la renta fija y la renta variable subiendo. En 2024 quién sabe. Trataremos de dar algo más de luz en el estratégico del año que viene:

El 31 de julio la mayoría de los índices marcaron máximos, y desde entonces igual que las horas de luz, han ido menguado poco a poco. A mediados de octubre esa caída se agudizaron las caídas hasta marcar el mínimo el 27/10. Aunque las caídas hayan sido de aproximadamente de un 10%, más de una cuarta parte del S&P500 cayó más de la barrera del 20% que es la caída que indica que estas en un bear market.

Las bolsas mundiales continúan estando guiadas por los tipos. Desde verano los datos macro de Estados Unidos estaban siendo correctos, y el mercado estaba empezando a poner en precio el higher for longer en los tipos, lo que arrastró a los índices mundiales.

Principales índices de renta variable y el 10 años americano invertido

Pero la semana pasada las bolsas comenzaron a rebotar sin motivo aparente, lo que desconcertó al mercado. Fue un rebote significativo, el mayor rebote semanal del S&P500 en lo que llevamos de año.

¿Qué ha provocado este rebote en las bolsas?

Estando en temporada de resultados cabría esperar que pudiera ser por los resultados empresariales, o por los mensajes que dieran las compañías en sus presentaciones. Pero en este trimestre los resultados están siendo flojos a ambos lados del Atlántico. Destaca en el lado negativo Europa donde las ventas han caído un 9% frente al año pasado y no se han cumplido las expectativas.

El rally de las bolsas de estados dos últimas semanas, igual que la caída de verano, vuelve a deberse a la renta fija. El bono a 10 años americano ha caído en rentabilidad desde el 5% el 4,49% al que llego el miércoles. Lo que no está claro es el motivo por el que la rentabilidad del 10 años americano ha caído tanto en las últimas semanas. Parece que no tiene un motivo claro, y es probable que se trate de un conjunto de motivos:

1.El bono a 10 años americano llegó al 5% de rentabilidad, con los tipos reales por encima del 2,5%, los niveles más atractivos de los últimos 20 años.

2.Como comentamos la semana pasada el tesoro americano publicó sus próximas subastas de bonos a largo plazo, y fueron menores de lo estimado, lo que reduce la oferta y comprime los yields en los plazos más largos.

3.Los datos macroeconómicos comienzan a dar signos de enfriamiento, con los PMIs Manufactureros y de Servicios por debajo de lo esperado, y un mercado laboral en el que el desempleo ha subido un 0,5% desde los mínimos.

    La suma de estos factores ha comprimido la rentabilidad del bono a 10 años americanos desde niveles del 5% al 4,62% actuales, y esto es lo que ha impulsado el rebote de estas dos últimas semanas en bolsa.

    Nosotros no pensamos que este rally no se puede prolongar mucho más, ya que los datos macro americanos creemos que van a continuar débiles durante los próximos meses y vemos más riesgo a la baja que al alza.

    No cabe duda de que el principal “driver” de los mercados este año ha sido el bono a 10 años USA. Ese camino recorrido desde el 0.50% de agosto de 2020 hasta el 5% alcanzado en octubre de este 2023, ha marcado la valoración y comportamiento de todos los activos y mercados mundiales.

    Nos hemos centrado mucho en intentar determinar cual es el nivel de TIR que debería alcanzar desde el lado macro. En ese sentido, en los últimos 10 días hemos visto como ante datos macro algo mejores a lo esperado respecto a inflación (Core PCE del 3.7%, aunque lejos del 2% objetivo de la FED), y algo peores respecto a empleo (100.000 empleos creados menos en la revisión de los últimos dos meses, pero con una baja tasa de desempleo del 3.9% todavía), han llevado el 10 años USA hasta el 4.54%. Por motivos, explicados en anteriores escritos, pensamos que debería permanecer durante meses en este rango 4.50%/5%).

    Algunos pensaron que el movimiento vino por el discurso de Powell tras la reunión de la Reserva Federal, que ha llevado al mercado a descontar bajadas de tipos de más de 100 puntos básicos el próximo año, como se observa en el gráfico inferior. Bajadas que no compartimos por razones mencionadas en anteriores escritos.

    Realmente, el movimiento vino marcado principalmente por otro hecho. El Departamento del Tesoro de Yellen sorprendió al mercado anunciando oferta de bonos largos menor de lo esperado en su plan de emisiones de los dos próximos trimestres. Anunció que emitirá 338bn en el Q4 y 348bn en el Q1. Eso es mucho menos de lo que esperaban los analistas que estaba en el rango 396-450bn. A cambio emitirán muchas más letras que son mucho más fáciles de absorber por el conjunto del mercado. Cuando se publicó a las 13.30h, los bonos USA reaccionaron con fuertes alzas en precios. En el gráfico intradiario, abajo, se puede apreciar la bajada de rentabilidad del 10 años en el momento del anuncio.

    Con ello, aumentan de manera importante la financiación en el corto plazo. En este gráfico se puede observar como está aumentando la financiación a través de letras:

    Algunos pensarán que este aumento de financiación en el corto plazo es porque el Tesoro americano piensa que los tipos van a bajar. En nuestra opinión, se ha debido a una ausencia de fuertes compradores en los vencimientos largos. Y lo que hace es aplazar el problema.

    Hoy queremos centrarnos en otro aspecto importante para el precio de cualquier activo, y como no, del bono USA a 10 años. Nos referimos al flujo, a la cantidad de papel y dinero Es uno de los aspectos que creemos que va a hacer que el bono americano vaya a estar débil.

    Por el lado del papel, hay variaos factores que hacen que vaya a haber abundancia de emisión neta. En primer lugar, tenemos un déficit público en USA que supone un 7% del PIB, 2 trillones de USD, y las previsiones para el año que viene son idénticas (raro sería un recorte del déficit en año electoral). Por otro lado, uno de los principales tenedores de deuda, La Reserva Federal está reduciendo su balance. En el próximo año lo reducirá cerca de 1 trillón de USD. Por lo tanto, los inversores deberán absorber 3 trillones netos de USD para equilibrar la balanza. En el lado del dinero, vamos a ver quienes son los tenedores de la deuda americana:

    Durante la pandemia, los ciudadanos estadounidenses depositaron en los bancos más de 5 trillones de USD. De este importe, los bancos USA dedicaron 2.3 trillones de USD a la compra de renta fija. Posteriormente se produjo el proceso de subida de tipos con caídas en los precios de los bonos. A medida que se sacaba dinero de los depósitos, tuvieron que vender activos reconociendo perdidas y surgió el problema de los bancos regionales. Por todo ello, los bancos no van a ser compradores netos de bonos americanos.

    Como vemos, el 50% lo poseen la Reserva Federal y los no residentes. La Reserva Federal ya hemos visto que está reduciendo su balance, por lo que va a ser vendedor neto. Respecto a los no residentes, estos son los principales tenedores:

    A China le has declarado tu enemigo geoestratégico, por lo que va reduciendo sus tenencias de deuda USA y no te va a sacar del atolladero. Además, ha pasado a representar el 14% de las importaciones comerciales de EE.UU desde el 22%. Estos dólares en ventas eran los que dedicaba a la compra de bonos USA. Al reducirse, también se reduce la posibilidad de compra.

    Japón, principal tenedor no residente, ha hecho una política monetaria expansiva mientras USA la ha hecho restrictiva. Por ello los tipos entre ambos países han divergido y los costes de cobertura de divisa se han disparado hasta el 6% al año, como se ve en el gráfico de abajo en la línea azul oscura.

    Por ello, si eres una aseguradora japonesa, compras un bono USA y cubres la divisa, tendrás rentabilidad negativa. Al mismo tiempo, el bono japonés a 10 años ha pasado del 0.10% al 0.91%. Resultado, el inversor japonés no compra bonos USA.

    Con todo ello, la gran incógnita que nos tenemos que resolver es ¿QUIÉN COMPRARÁ LA DEUDA USA?.

    De momento, está comprando el inversor minorista y algunas aseguradoras estadounidenses y europeas (aunque de manera pausada), pero queda mucho papel que absorberrrrrrrrrrrrr.