Soy un defensor de pensar siempre “Out of the Box” pero esta vez vamos a pensar “ In the Box”. Es una broma, pero orientemos estos conceptos a la importancia del retorno a los accionistas vía conceptos como los dividendos y la recompra de acciones.

Se ha producido un nuevo hito en la recompra mundial de acciones, que casi consigue igualar a los dividendos en 2022. Las 1.200 mayores empresas del mundo recompraron la cifra récord de 1,31 billones de dólares en acciones propias, una cifra que ya acecha a los 1,39 billones que esas mismas empresas repartieron en dividendos durante el año pasado, según se desprende de un informe de Janus Henderson Global Dividend Index. Por nombres propios, las compañías que más invirtieron en recompra de acciones el año pasado son Apple, Alphabet, Microsoft, Meta, Shell, Exxon Mobil, Comcast Corporation, S&P Global, Marathon Petroleum y Visa. Cabe recordar que las cifras del estudio incluyen las recompras correspondientes a los ejercicios financieros de las empresas, que no siempre coinciden con los años naturales.

Veamos con que se pagan los dividendos si con el beneficio o con la caja.

El beneficio es una decisión discutible, pero el cash flow es un hecho (Cash Flow Is a Fact: Net Income Is Just an Opinion).

Al cierre de un mes o de un ejercicio, contablemente una empresa puede tener un resultado positivo , es decir, puede tener beneficios. Pero si su cash flow, o flujo de caja, es negativo significa que, independientemente del beneficio contable, no tiene liquidez para hacer frente a sus pagos, con lo cual podría llegar a tener que cerrar.

Se define beneficio como la diferencia entre los ingresos totales que se obtienen por sus ventas y los costes asociados al producto o servicio. El beneficio es, por tanto, lo que la empresa va a ganar una vez que ha vendido sus productos o servicios descontando los costes directos e indirectos de éstas.

La magnitud beneficios es la métrica que por excelencia se utiliza para medir la bondad en la evolución de un negocio o empresa. Para su determinación se utilizan una serie de normas y procedimientos contables generalmente aceptados. Las modificaciones en la normativa al respecto influirán en el resultado pudiendo diferir de la realidad atendiendo a los criterios y normativas aplicados.

Nunca olvidar:

  • El balance y la cuenta de resultados de una empresa son una versión (entre varias posibles) de la historia de la empresa.
  • Sólo dos cifras son indiscutibles: la caja y la deuda financiera (en balances consolidados también son discutibles).
  • Sólo hay dinero en la caja.

Precisamente, proyectar el cash flow de un nuevo proyecto o negocio sirve para calcular su VAN (valor actual neto), su TIR (la tasa interna de retorno) y el payback (el tiempo que tardarás en recuperar la inversión). Los tres indicadores son herramientas que se utilizan para determinar la rentabilidad de una inversión, y por tanto necesitarás calcularlos para tomar decisiones cuando tienes varias opciones en las que invertir tu dinero.

Todos estos motivos son de suficiente relevancia como para entender la utilidad de calcular y proyectar el cash flow en cualquier empresa. Que en un momento dado el beneficio contable sea negativo no es tan preocupante como que el cash flow sea negativo, porque es una señal inequívoca de que algo está funcionando mal en tu negocio. Y cuanto antes sepas qué es, antes podrás solucionarlo.

El dividendo es dinero (nos referimos a los dividendos pagados en metálico, no a los dividendos que consisten en repartir papelitos) y el beneficio no. Por consiguiente, es difícil que el dividendo proceda del beneficio: el dividendo procede de la caja de la empresa, NO del beneficio.

Si se amplía esta comparativa hasta el año 2012, las recompras de acciones han triplicado su valor (182%) en diez años frente al aumento del 54% que experimentan los dividendos. Así, en 2012 la recompra de acciones representaba poco más de la mitad (52%) de los dividendos, pero en 2022 prácticamente se igualan las cifras.

Las empresas están infrainvirtiendo. Eso supone sacrificar crecimiento futuro en post del actual.

Las compañías hablan de la compra y amortización de autocartera como una forma de retribución al accionista si bien hay algunas diferencias frente al tradicional dividendo.

El dividendo tiene la ventaja para el accionista de recibir un dinero en metálico y poder darle el destino que prefiera. Para la compañía supone una importante salida de caja en un solo día, que disminuye de forma automática el valor de esta. En los días de pago de dividendo, el precio de apertura de la cotización es el del cierre del día anterior restando el importe del dividendo por acción que se paga. Una ventaja del dividendo es que se paga en una fecha fija, previamente anunciada y es más fácil de seguir que los programas de recompra que se extienden durante meses.

Lo recibido por dividendos, al considerarse un rendimiento del capital mobiliario, tributa en la base imponible del ahorro. En la recompra y amortización de acciones, el accionista no recibe nada y lógicamente no tributa, por lo que no puede hablarse de retribución.

La compra y amortización de acciones es más ventajosa para la compañía que para el accionista. Por un lado, la salida de caja por la compra de acciones se produce de forma gradual a lo largo de varios meses, con menor tensión para la tesorería de la compañía. Por otro, la recompra continuada de acciones permite poder «defender» o apoyar el precio de la acción en el mercado en momentos de debilidad. La recompra de acciones suele mandar un mensaje positivo al mercado, al indicar que la compañía considera que sus acciones están baratas.

Otro beneficio para la compañía es el que sus acciones pueden resultar más atractivas. Al amortizar acciones y reducir su número, el beneficio por acción aumenta y por tanto todos los múltiplos por acción se reducen, por lo que la acción resulta más barata cosméticamente en términos de múltiplos. Sin embargo, el incremento del beneficio por acción no se debe a que crezca el beneficio, que sigue siendo el mismo, simplemente se divide por un menor número de acciones.

Un problema que plantea la recompra de acciones es que las arcas de Hacienda no reciben ingresos, mientras que sí lo hacen con los dividendos. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció hace meses un impuesto para las empresas que hagan recompras de acciones, aunque esta iniciativa aún no se ha materializado. A diferencia de los dividendos, donde el inversor paga sus impuestos —retención del 19% en el IRPF en el caso del mercado español—, las recompras no soportan ningún impuesto porque el inversor no recibe nada, únicamente disminuye el capital en la compañía de la que es accionista. Hipotéticamente, al haber menos acciones, el valor de la compañía subirá en bolsa y pagará más impuestos porque obtendrá una mayor plusvalía cuando venda estas acciones. Pero está claro que la Hacienda estadounidense no quiere basar su recaudación en hipótesis de plusvalías futuras.

Conclusión: ¿Dónde invertir la próxima década?

  • Sobreponderar la Renta Fija vs Renta Variable
  • ¿Coste de oportunidad u oportunidad sin coste?
  • Huir de los Value Trap
  • Añadir gradualmente duración a las carteras
  • Valorar la industria como inversión
  • Se acerca un ciclo de materias primas
  • La gestión alternativa es eso una alternativa pero lo importante es la gestión
  • Hacer asset allocation más atomizados
  • La liquidez tiene mucho valor
  • La parte mala del apalancamiento
  • El ROCE hace el cariño
  • La importancia de los dividendos sostenibles
  • Conocer bien la regulación

Desde el Covid el mundo ha cambiado más en tres años que en una década. Cuando has vivido los años 80 y 90 se es consciente que estamos en un mundo más regulado, donde al caer la renta media y verse una clase media en declive, emerge frente a la propiedad el pago por uso.  No se tiene coche sino renting, no se compra música sino una suscripción mientras se pueda. Las empresas buscan recurrencia y los consumidores cambian bienes por servicios. Estas tendencias son claves para el posicionamiento de las inversiones. No son temáticas sino cambios brutales.

Hay años que definen épocas. Basta mencionar 1789 (la Revolución francesa), 1945 (el fin de la Segunda Guerra Mundial) o 1989 (la caída del muro de Berlín) para denotar profundas transformaciones. Así las cosas, cabe preguntarse, ¿cuál será el primer año icónico de nuestro accidentado siglo XXI? Como señala Moisés Naim, hasta hace poco, 2016 era el candidato más claro: el año de Brexit (el 23 de junio) y la elección de Donald Trump (8 de noviembre) fue el punto de partida de una nueva ola global de populismo, polarización y posverdad que amenaza con acabar con la democracia en muchos países. Pero también ocupa un lugar importante en la lista de fechas históricas aquel fatídico 13 de marzo de 2020 en que el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos oficialmente declaró que estamos siendo atacados por el COVID. Nos quedamos con este año, comienzo de década y que genera un cambio brutal a la hora de invertir.

Se están modificando los parámetros de gestión máxime cuando tras diez años sin coste de oportunidad la subida de tipos redefine la distribución de activos. La gestión activa puede ser una fuente de rendimientos, pero los plazos aquí suelen ser a más largo plazo, especialmente en muchas estrategias de renta variable activa. Para que en rentabilidad riesgo la renta variable sea un activo razonable hay que mantener una “asset allocation” estructural. Por ejemplo, en tiempos de concentración extrema del índice como el actual, los gestores de renta variable activa, por razones de inversión y a veces regulatorias, pueden encontrar difícil tener posiciones concentradas en acciones individuales. Es clave tener una visión clara a largo plazo y para ello es importante tener un marco estructural. La renta variable cotiza en un estrecho margen que no se veía desde la burbuja tecnológica del 2000 y la crisis del Covid de 2020, ya que los valores megatecnológicos registran prácticamente toda la rentabilidad del mercado. El tema de la inteligencia artificial (IA) ha cautivado especialmente la imaginación, disparando los precios de las acciones de las Big-tech.

Mirando las 30 mayores posiciones del índice growth, en 2001 representaban un 64% del índice, y en 5 años cayó hasta el 35%. Hoy en día, el mismo índice, las 30 principales compañías representan un porcentaje incluso mayor. Cuando nos encontramos mercados tan concentrados, en los que el comportamiento se dirige por 10-15 nombres, en los siguientes 6 años, únicamente 4 ó 5 compañías suben, frente al resto que caen, y eso pasó en 2001.

No obstante dentro de los ganadores vemos ciertas empresas de semiconductores y a Microsoft y Google pero quizá hayan descontado con excesiva prontitud ingresos muy lejanos.

Vamos a un mundo en dónde el trabajo será muy bien retribuido, pero también grabado para poder mantener a las personas jubiladas y las que la tecnología excluya. Para que no sea un brutal desincentivo al trabajo se grabarán injustamente las sucesiones y donaciones y surgirán nuevos impuestos. En las reuniones de las grandes potencias ya se vislumbra este escenario. El Estado del Bienestar será muy costoso. Se sustituirá, en cierta medida el capitalismo de accionistas por un capitalismo de “stakeholders” donde las empresas deberán estar pendientes además de los accionistas de los proveedores, empleados, sociedad etc. Pero para ello se las debe incentivar la inversión. La recompra de acciones se grabará para tratar de que se incremente la inversión de las empresas. Se medirá la creación de valor con criterios ESG y a largo plazo. Si las empresas deben aportar al plan de pensiones de empleados y darles seguro médico se está dando por sentado que el sector privado es eficiente en la asignación de recursos, que lo es. Para ello hay que ayudar a las empresas.

Los márgenes de las empresas tenderán a caer. No los subestimemos.

Una cosa es la temática y otra poder ganar dinero con ella. Las recientes innovaciones en el campo de la inteligencia artificial (IA) no son una moda transitoria cuyas consecuencias se están exagerando. Son tecnologías transformadoras con las que va a convivir la humanidad por mucho tiempo. Esta ola de innovación cambiará al mundo, afectará a ricos y pobres, demócratas y autócratas, políticos y empresarios, científicos y analfabetos, así como a cantantes, escritores y periodistas, y a todo tipo de actividades, profesiones y estilos de vida. En Bolsa habrá ganadores y perdedores. Por eso hay que ser cautos.

Todo esto está pasando muy rápido. Un informe del banco UBS reporta que ChatGPT llegó a tener más de 100 millones de usuarios activos solo dos meses después de su lanzamiento. TikTok tardó nueve meses en alcanzar esa cifra, mientras que Instagram tardó dos años y medio. El ChatGPT es la tecnología de más rápida adopción en la historia.

El 30 de noviembre del 2022, la empresa OpenAI develó su ChatGPT, una tecnología que finalmente gana la Prueba de Turing: un robot que responde el idioma natural con tal fluidez que sus respuestas son indistinguibles de las de un ser humano. Esto es lo que el fundador de la computación moderna, Alan Turing, había definido como “inteligencia artificial” en un lejano ensayo publicado en 1950. A partir de 2022, esa alocada elucubración es una ineluctable realidad. Porque el ChatGPT no es un software o una plataforma más de esas que regularmente nos anuncian los magos de las industrias digitales. La inteligencia artificial va a tener un impacto sobre las industrias del conocimiento tan transformador como el que tuvo la introducción de máquinas durante la Revolución Industrial. O quizás más.

El problema es que no se puede dejar de lado ni la meritocracia ni la retribución del riesgo. Si no ¿quién emprenderá? Hay que premiar al empresario y no demonizarlo. Ahora el empresario además de crear empleo y riqueza tendrá una labor social, medioambiental y educativa. Se tratará de empresas, sostenibles, perdurables y se retribuirá peor a los accionistas pues deberán mantener reservas para poder defender la ventaja competitiva y crecer.  No obstante, si los intereses son deducibles para las empresas las ampliaciones de capital deberán tener ciertos incentivos para los accionistas. El problema es que los clientes todavía a la hora de comprar solo valoran el producto no estos otros conceptos.

Ustedes dispondrán de su propio proceso de inversión. Pero para muchos, comienza con la construcción de una asignación estratégica de activos diversificada, con exposición a un conjunto diverso de fuentes de rentabilidad: bonos del Estado, bonos corporativos, acciones, etc. Esta teoría está también en continua evolución y hay que repensarla teniendo en cuenta que las correlaciones tienden a 1 cuando el mercado cede y que hay momentos como el actual en que un activo como la renta fija presenta esperanzas rentabilidades únicas.

Estos activos generan rentabilidad en parte debido a sus vínculos con el crecimiento económico en general, pero también porque los inversores han fallado con frecuencia en la prueba de mantener posiciones a largo plazo; son la recompensa por mantener el rumbo a través de los altibajos de la economía y los precios de mercado. El behavoral finance y el arbitraje del largo plazo juegan un papel fundamental como lo demuestran inversores como Warren Buffet.

Casi todas las clases de activos tuvieron un rendimiento negativo durante 2022, pero muchos inversores que resistieron obtuvieron un rendimiento positivo hasta ahora en 2023. Y a largo plazo, las primas incorporadas a estas clases de activos para compensar el riesgo han proporcionado en general sólidos rendimientos. Esa es la base de la asignación estratégica de activos y ha funcionado para la mayoría de los inversores. Quizá llegue el momento de asignación táctica. Cuando hay coste de oportunidad todo cambia. Ahora el tipo de interés es el precio del dinero de verdad.

Hay mantras que quedan de generación en generación. Ni es cierto que los padres viven mejor que los hijos ni que los trabajos que la digitalización ha destruido han sido sustituidos por otros de mayor valor añadido.

En un mundo tan polarizado se generarán revueltas sociales. Habrá que reconstruir Ucrania. La riqueza devastada de un país puede ser equivalente a 10 veces su PIB. Hay que invertir en industrias.

¿Tiene futuro el metaverso?

Los descubrimientos científicos y las innovaciones tecnológicas con frecuencia se presentan como avances inéditos o como la fuente de enormes cambios. Pocas, sin embargo, cumplen su promesa. Son desbordadas por nuevos conocimientos o tecnologías que superan lo que se había anunciado como un indeleble aporte histórico. Hay que entretener a la población. Se le adormita. Con las redes sociales y el metaverso se anestesia. Donde había un buen libro, una buena película o una buena excursión ahora hay inmediatez en forma de relación virtual. Atendiendo a su etimología, metaverso es la combinación resultante del término “meta” (más allá) y “verso” (derivación del universo), es decir, se definiría como la convergencia entre el mundo físico y el digital.

La tecnología, la innovación y la apuesta de las grandes plataformas son fundamentales en este proceso. Para poder adentrarnos en esta realidad paralela son necesarios, en primera instancia, un avatar como representación digital del usuario físico y unas gafas de realidad virtual (VR) con las que obtener una experiencia más sensorial y realista.

España tiene claro este concepto. Un estudio elaborado en 29 países por Ipsos, en colaboración con el World Economic Forum, le sitúa como el primer país europeo con mayor conocimiento del metaverso -el 63% de la población está familiarizado con el término-, once puntos por encima de la media en todo el mundo, fijada en un 52 %.

Entre las oportunidades que genera, el mayor impacto en España se prevé en el ámbito de la educación y formación virtual (63%), seguido por el entretenimiento (61%), los videojuegos (57%), las reuniones de trabajo (55%) y los recursos relacionados con la salud (54%).

No obstante, dicho informe fija a Europa como el continente con menor conocimiento sobre las oportunidades relacionadas con este nuevo ecosistema, algo que llama la atención en potencias económicas como Alemania y Francia, donde apenas un 30 % y un 28 % de su población, respectivamente, comprende las implicaciones que puede generar el mundo virtual.

Conclusión: ¿Dónde invertir la próxima década?

  • Sobreponderar la Renta Fija vs Renta Variable
  • ¿Coste de oportunidad u oportunidad sin coste?
  • Huir de los Value Trap
  • Añadir gradualmente duración a las carteras
  • Valorar la industria como inversión
  • Se acerca un ciclo de materias primas
  • La gestión alternativa es eso una alternativa pero lo importante es la gestión
  • Hacer asset allocation más atomizados
  • La liquidez tiene mucho valor
  • La parte mala del apalancamiento
  • El ROCE hace el cariño
  • La importancia de los dividendos sostenibles
  • Conocer bien la regulación

Los modelos de negocio cambian. La digitalización y la pandemia han traído consigo grandes transformaciones. Cuando vemos los restaurantes llenos y la mejora de la ocupación hotelera pensamos que la economía va bien. En un mercado emergente es la antesala de una recesión profunda. En España, la demanda interna y la inversión están cayendo y es el sector exterior gracias a la caída de las materias primas de las que somos importadores netos el que nos permite presentar mejores cifras. Entre estas, el gas y el crudo son las que más nos han beneficiado.

El lujo lo ha hecho muy bien pues es más asimétrico y el exceso de ahorro llevó a una propensión marginal al consumo mayor. Inditex ha presentado unos grandes resultados porque es semilujo en la mayoría de los países y tiene un modelo de negocio diferencial.

Sin embargo, si vemos las cifras de ventas de terminales móviles, ordenadores, zapatillas de deporte, etc. vemos como las clases medias han pasado de una filosofía de tener a una de vivir y disfrutar. A pesar de la obsolescencia programada, se pospone el cambio de electrodomésticos, terminales móviles o vehículos, pero no de los temas más ligados a disfrute y satisfacción. Se está dando un cambio de hábitos.

La mayoría de las empresas buscan la recurrencia en ingresos vía servicios pero la renta media obliga a elegir. No se puede tener todo. La gente ya no compra música. Se suscribe a Spotify o va a conciertos. Se busca ser poco intensivo en capital. Las aerolíneas ya no tienen aviones en propiedad, las hoteleras llevan la gestión y tienden a vender hoteles, las aplicaciones móviles como Booking tienen retornos brutales.

El modelo básico de análisis DuPont es un método que descompone la ecuación original del ROE en tres componentes: eficiencia operativa, eficiencia de los activos y apalancamiento. La eficiencia operativa se mide por el Margen de Beneficio Neto e indica la cantidad de ingresos netos generados por cada dólar de ventas. La eficiencia de los activos se mide por la Rotación Total de Activos y representa la cantidad de ventas generada por cada dólar de activos. Por último, el apalancamiento financiero viene determinado por el Multiplicador de Fondos Propios.

Recuerden que el ROCE hace el Cariño y el ROE enamora.

El origen de la empresa DuPont está en la Francia de la Ilustración. Pierre Samuel du Pont de Nemours, un hugonote parisino nacido en 1739 que fue relojero, economista, editor y político. Pronto renegó de los orígenes relojeros de su padre y su ambición le acercó a la corte de Luis XVI. Allí se hizo un nombre como economista, y sus escritos atrajeron la atención de intelectuales como Voltaire y sus ideas sobre el libre comercio fueron alabadas por el propio Adam Smith.

La saga de los du Pont no quedó ahí, y el nieto de Éleuthère, Pierre S. du Pont (en honor a su bisabuelo), quien había tomado las riendas de la compañía en 1915, fue presidente de General Motors después de que DuPont tomara una participación en la automovilística de más del 40%. Bajo su mandato logró convertir a GM en el mayor fabricante de automóviles en 1920, aunque en los años 50 las autoridades forzaron a DuPont a vender su participación por motivos de competencia.

Pero quizá lo más importante de la relación entre DuPont y GM tenga que ver más con la contabilidad. Donaldson Brown, comercial de explosivos, emitió un informe interno en 1912 proponiendo una fórmula sobre el retorno de la inversión, una fórmula que todavía se conoce como la fórmula DuPont y que con el tiempo se ha convertido en el famoso ROE (siglas de return on equity) que conoce cualquier persona familiarizada con unas cuentas empresariales.

La rentabilidad es una medida de la capacidad de una empresa para generar beneficios en relación con sus gastos y otros costes. Es una de las métricas más importantes para la evaluación del éxito de una empresa. La rentabilidad de los fondos propios (ROE) es un ratio contable comúnmente utilizado para evaluar la rentabilidad de una empresa. Representa la cantidad de beneficios devueltos como porcentaje de la cantidad de dinero que invirtieron los accionistas. El ROE se calcula mediante: los ingresos netos divididos entre el capital ordinario.

El ROE puede proporcionar información útil sobre el rendimiento de la empresa, ya que podemos definir fácilmente el punto de referencia para esta medida. Por ejemplo, si es un inversor que busca nuevas oportunidades de inversión, puede comparar fácilmente el ROE de diferentes empresas y elegir la que tenga la métrica más alta, ya que promete devolverle el mayor beneficio por la cantidad de dinero invertida.

El modelo de Tu Pon Se basa en una aplicación que te pone en contacto con un servicio. Booking se lleva el 30% de lo que pagas por una casa rural. Es mucho, pero quizá sin ella no habría cliente. Es la teoría del restaurante de menús. O me posiciono en lujo o roto mucho. El lujo te obliga a márgenes muy altos y a defender una ventaja competitiva sostenible. El menú compite por precio pero una misma mesa puede dar cuatro comidas al día. Margen o rotación. Hay modelos basados en por favor entre en la tienda. Si se lleva unas gafas le regalamos dos, pero por favor, entre.

El modelo de Tú Pon se basa en buscar un servicio y en agregadores, portales especializados, etc. buscar el mejor precio. El cliente es el que se lleva parte del beneficio de cubrir los costes fijos de la empresa. Muchos modelos de negocio se gestionan como una línea aérea en el que dos personas con el mismo asiento pagan precios muy diferentes. El problema es cuando se llega al umbral del dolor. Siempre habrá gente que podrá comprar entradas para un espectáculo diferencial, pero llega un momento en que se renuncia a comprar ciertos terminales móviles, cuchillas de afeitar, etc. si hay un elemento sustitutivo que justifica cambiar por calidad/precio.

En el modelo Tú Pon compites en precio. Suele basarse en volumen, last minute, liquidación de inventarios, o rebajas. Se basa en la espera de la oportunidad. Hay empresas que buscan una suscripción fija para poder acceder a estas oportunidades. Para ello es necesario tener un buen sistema de control de gestión. De este modelo huyen las grandes franquicias con una ventaja competitiva sostenible clara.

En gestión es muy importante detectar qué modelos generan valor. En Welcome tratamos de identificar contra consenso empresas con ventaja competitiva sostenible que han superado un problema o que presentan un potencial diferencial. Gestionar no deja de ser ir contra consenso y acertar. El consenso está en el precio y en el corto plazo no hay valor.

En nuestra opinión, el mercado, se polemiza en exceso sobre si va a haber subida de tipos en junio. El debate, creemos que debería ser sobre qué viene después. Cabrían tres posibilidades: una pequeña pausa para seguir subiendo, un pico con posteriores bajadas, o un escenario meseta antes de decidir futuros movimientos.

Desde Welcome AM creemos que el escenario será la tercera opción, el escenario meseta, a ambos lados del Atlántico. Aunque por razones distintas.

Respecto a la Reserva Federal parecería lógico esperar los efectos de la mayor subida de tipos, en un periodo tan corto de tiempo, desde los años setenta del pasado siglo. Estamos hablando de 500 puntos básicos en 15 meses. A ello, habría que sumar el endurecimiento de las condiciones de crédito propiciado por la reducción de balance de la FED, y el producido tras la reciente crisis de bancos regionales en EE.UU., actores fundamentales en la concesión de crédito a pymes y crédito hipotecario en USA.

La inflación empieza a ralentizarse. A la estabilización de precios en bienes, se suma la caída de estos en el sector inmobiliario. Faltaría una mayor ralentización en servicios. Por todo ello, sería lógico pensar en un parón en este ciclo de subidas de tipos. Y el mercado piensa que se producirán bajadas durante el próximo semestre (se descuentan 50 pbs y se ha llegado a descontar 100 pbs hace pocas semanas). Nosotros, no estamos de acuerdo con esta visión. Creemos que la Reserva Federal permanecerá observando la situación antes de futuras bajadas.

Por un lado, tiene mucho margen ante la fortaleza del mercado laboral americano. Con una tasa de desempleo del 3.7% (publicado hoy, gráfico de abajo a la izquierda) y unas vacantes sin cubrir de 10.100.000 puestos (gráfico de abajo a la derecha), tiene tiempo antes de realizar futuras bajadas de tipos. Todo ello por mucho que la normativa laboral americana sea muy laxa y el desempleo se dé la vuelta muy rápido.

Por otro lado, en la mente de los miembros de la Reserva Federal todavía resuenan los ecos de la crisis de la década de los setenta y no quieren pasar a la historia repitiendo lo ocurrido entonces. Como se aprecia en el círculo rojo, tras subir 750 pbs en 18 meses, los volvieron a bajar en los 9 meses siguientes. Lo que provocó la debacle posterior con una subida de 1500 pbs y una crisis económica que padecimos durante más de una década.

En el caso de Europa, todo parece indicar que tendremos una última subida de 25 pbs a mediados de junio. Después parecería lógico que los mantuviera estable durante cierto tiempo. El mercado descuenta mayores subidas, pero no estamos de acuerdo con ello.

Vemos un entorno de caída de la demanda interna próxima, ya que por un lado el consumo privado se está sosteniendo sobre el ahorro, por otro ya se empieza a plantear claramente la necesidad de una cierta reducción del déficit público, y por último, tras la publicación de los últimos datos de crédito por el ECB se observa una importante contracción, con una caída en la demanda de crédito del 38%.

En este contexto de caída de la demanda interna, la economía europea debería apoyarse en el sector exterior, especialmente en una economía tan abierta como la europea (las exportaciones alemanas representan un 45% sobre su PIB).

Respecto a este punto nos estamos encontrando con una recuperación en China muy inferior a la esperada, y hay que tener en cuenta que nuestro competidor en exportaciones es Japón, que exporta lo mismo que Alemania, industria con valor añadido, como se puede ver en los gráficos de exportaciones de abajo, Alemania a la izquierda, Japón a la derecha:

Con un BCE haciendo política monetaria restrictiva y un Banco de Japón expansiva, el EURJPY se nos ha ido a 150, lo que pone en graves problemas al sector exterior. En resumidas cuentas, si eres un australiano que se va a comprar un coche, uno japonés será un 25% más barato que uno alemán hace un año.

Por todo ello, no parece muy lógico que el BCE continue subiendo tipos en un entorno de inflación algo más controlada y de ralentización económica. Parecería razonable esperar a ver el efecto que termina de tener las recientes subidas de tipos.