Una de las historias que, como alumno, no suele olvidarse jamás es la «paradoja de la frugalidad» o del ahorro, que fue formulada por (John Maynard) Keynes.

Es frecuente pensar que lo que es bueno para el individuo lo es también para la sociedad como un todo(eso se recoge muy bien en la película  “ una mente maravillosa cuando en un bar descubre el premio nobel la dinámica rectora pero era aplicable en técnicas de negociación y teoría de juegos, no en temas macro) donde en muchas ocasiones ocurre lo contrario. En una conferencia retransmitida por la BBC en 1931, durante la Gran Depresión, Keynes explicó esta paradoja. Uno puede pensar que, en momentos difíciles, las familias deben ahorrar, como forma de protegerse ante la adversidad. Sin embargo, si durante una recesión todos hacemos lo mismo, acentuaremos aún más la recesión.

La paradoja del ahorro o paradoja de la frugalidad o paradoja de la austeridad sugiere, según la vertiente económica keynesiana, que si en una recesión todos los habitantes tratan de ahorrar más, es decir, dedicar al ahorro un porcentaje mayor de sus ingresos, la demanda agregada caerá, la producción caerá y el ahorro total de la población será igual o más bajo.

La mayoría de estos ahorros procede de la frugalidad. Lamentablemente, el ahorro se ha ido concentrando, durante las últimas décadas, entre los más ricos dentro de cada país. Como es lógico, los hogares más prósperos tienen mucha mayor propensión a ahorrar, de manera que en Estados Unidos entre 1983 y 2019, el porcentaje de renta de los 10% más ricos se habría elevado en 15 puntos porcentuales. También las grandes empresas han ido acumulando ahorro, a una tasa del 15% anual desde 1980. Una buena solución a esto sería gravar 0 el impuesto de donaciones y no igualarlo el de sucesiones pues con el incremento de la esperanza de vida se ahorra más y no se trasmite la riqueza hasta una edad en dónde el receptor no tiene ninguna propensión a emprender.

La noción de «exceso de ahorro» (savings glut) fue utilizada por primera vez por el ex presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, en 2005. Sostuvo que economías como China, Japón y los países productores de petróleo habían acumulado grandes superávits en sus balanzas comerciales y esos “exceso de ahorro” habían inundado los EE.UU. para comprar bonos del gobierno, manteniendo las tasas de interés bajas.

A Martin Wolf (ver interesante artículo adjunto)  y otros keynesianos les ha gustado esta idea porque sugiere que el problema de la economía mundial es un exceso de ahorro, que provoca una «falta de demanda».

En una recesión la variable más volátil y afectada es la inversión empresarial. La baja en el consumo de las familias generada por el aumento de los ahorros en tal condición, se ve acompañada por una disminución de la inversión de las empresas motivada por las malas perspectivas económicas, que es, lo que en definitiva, impide que los mayores ahorros de las familias puedan pasar a la corriente del gasto a través del sistema financiero convirtiéndose en inversión en el corto plazo, compensando la baja del consumo en dicha corriente

Cuando el problema no es el ahorro sino la falta de inversión

Wolf concluye que la causa de la Gran Recesión «fue un exceso de ahorro (o más bien de escasez de inversión); desequilibrios mundiales; aumento de la desigualdad y crecimiento débil del consumo que le acompaña; bajas tasas de interés real en activos seguros; búsqueda de rentabilidad; y el diseño de activos financieros teóricamente seguros, pero de relativo alto rendimiento».

La inversión es de lejos la parte más importante de la dinámica de una economía capitalista. Como dice Wolf: «Las empresas generan una enorme parte de la inversión. En las seis grandes economías de ingresos más altos (Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido e Italia), las empresas aportaron entre la mitad y poco más de dos tercios de la inversión bruta en el año 2013 (el porcentaje más bajo en Italia y el más alto en Japón)». Hay que cuidar la empresa y darle incentivos a la inversión. Se han creado incentivos perversos y problemas de agencia.

Así que la conclusión es clara: no ha habido un exceso de ahorro (o beneficios) en general de las empresas, sino escasez de inversión. No ha habido demasiados beneficios, sino muy poca inversión. Con la subida de tipos todo cambia.

Momento de invertir en países industriales y en compañías ligadas a la inversión

Es el momento de invertir en Korea del Sur, Taiwan, Alemania, Japón, Brasil etc. En semiconductores, en baterías, en materias primas industriales.

Se nos ocurren varias explicaciones de la débil inversión empresarial: como indicábamos, el envejecimiento de las sociedades, que ha frenado el potencial crecimiento; la globalización, que ha alentado la reubicación de las inversiones de los países de altos ingresos; la innovación tecnológica, que reduce la necesidad de capital; o unos directivos, que no son recompensado por invertir sino por mantener el precio de las acciones. La famosa recompra de acciones que tanto daño ha hecho.

Las consecuencias son claras, valor lo hará mejor que crecimiento. La inversión real  mejor que la financiera:

LA subida de tipos ayudará a canalizar el ahorro a inversiones productivas , a evitar buscar Tires de proyectos apalancadas, a que las empresas industriales lo hagan bien, a que se genere más empleo. Nos encontramos con que la contrapartida de la disminución de los recursos destinados a la inversión han sido aumentos de los pagos a los inversores en forma de dividendos y recompras de acciones debido a una mayor acumulación neta de activos financieros.

Como resultado, las empresas han utilizado sus «ahorros» no para invertir en activos productivos como fábricas, equipos o nuevas tecnologías que hubieran podido impulsar el crecimiento de la productividad (que se ha reducido al mínimo), sino para pagar más dividendos a los accionistas, subir los salarios de los altos ejecutivos y recomprar acciones para aumentar su valor en bolsa. Y las multinacionales han hecho gran parte de esto endeudándose con créditos con tasas cercanas a cero. Una subida de tipos como la del año pasado era normal y su daño es mucho mayor cuando suben del 1% al 4% que del 4% al 7%.

No hay un «exceso de ahorro», sino una «falta de inversión». Al caer la rentabilidad, la inversión disminuyó y el crecimiento tuvo que ser impulsado por una expansión del capital ficticio (crédito o deuda) para mantener el consumo, que a su vez alimento la especulación financiera e inmobiliaria improductiva. La razón de la Gran Recesión y la posterior débil recuperación no ha sido una falta de consumo (el consumo como porcentaje del PIB en los EE.UU. se ha mantenido cerca del 70%), sino un colapso de la inversión.

Con tipos 0 todo voló y la gestión no aportó valor. El que estaba invertido en las FANG era el mejor Gurú del mundo.

Invertir en infraestructuras, redes y telecomunicaciones

Dentro de la renta variable para nosotros estos serán los proxys de bono y los sectores clave a medio plazo.

Pero esto ha terminado con la subida de tipos. Las infraestructuras se acometerán por empresas sólidas. Es buen momento de invertir en infraestructuras pues surgirán proyectos con mejores TIRes.

En Europa, tanto la Unión Europea como el Reino Unido posterior al brexit están revisando las normas de Solvencia II que rigen sus sectores de aseguradoras, y ambos pretenden animar a estas a realizar más inversiones a largo plazo en activos reales nacionales.

En su declaración de otoño del año pasado, el canciller de la Hacienda del Reino Unido, Jeremy Hunt, fue explícito al afirmar que se estaban reescribiendo las normas para liberar «decenas de miles de millones de libras esterlinas» para su inversión en infraestructuras.

Todo ello debería respaldar un crecimiento económico más amplio y también crear oportunidades en la inversión en infraestructuras y otras áreas. Apoyará a muchos sectores de la economía, pero quizá recompense a diferentes partes del mercado bursátil que los líderes recientes. Se está produciendo una gran transformación. No es normal que la volatilidad de la renta variable sea tan baja. Es buen momento para cubrir carteras sobre volatilidades de índice. También debe caer la correlación entre acciones y bonos.

Con la publicación de resultados momento de cubrir carteras. La publicación de resultados confirmará que Europa haga un mejor relativo que USA y que el Nasdaq bata el S&P

Según Bernstein, las estimaciones de beneficios del consenso para Europa por fin están retrocediendo. En EEUU llevan tiempo haciéndolo. El consenso espera ahora que los beneficios no crezcan en Europa ni en EEUU en 2023 pero que crezcan con fuerza en 2024.

El mercado estadounidense se encuentra más avanzado que el europeo en el ciclo de rebaja de estimaciones.

Las previsiones de crecimiento de los beneficios en 2023 han descendido un 12% desde su máximo en EEUU. Frente al 8% en Europa.

El consenso ahora espera que los beneficios no crezcan en 2023 ni en Europa ni en EEUU.

Consenso espera BPA -0,4% yoy en Europa y +0,3% yoy en EEUU.

Pero espera que el BPA repunte con fuerza en 2024

Consenso espera BPA +10% yoy en Europa y +14% yoy en EEUU

No obstante, el consenso suele errar más que un 50% de las veces.

Las rápidas y fuertes subidas de tipos de interés han desencadenado una crisis bancaria, provocando reacciones tanto de los bancos centrales, encargados de realizar las políticas monetarias, como de políticos, e inversores. La rápida aparición de inestabilidad financiera es motivo de preocupación para los inversores. Empeora las perspectivas de crecimiento y debemos tender a favorecer los posicionamientos defensivos.

El impacto retrasado de unas políticas más restrictiva está elevando el riesgo de accidentes y rupturas en el sistema. Sin embargo, los peores temores que se apoderaron de los mercados el viernes pasado han disminuido. La única señal que permanece atascada en niveles angustiados son los CDS bancarios a 1 año, un instrumento ciertamente ilíquido con pocas operaciones que mueven materialmente los mercados. La avalancha de informes financieros que refuerzan la estabilidad financiera de los bancos europeos, la expansión de las facilidades crediticias en los EE. UU. y la actividad de fusiones y adquisiciones entre los bancos estadounidenses, han relajado la situación. La liquidez que ofrece la Fed ha vuelto a ser sustancial. Los reguladores han aprendido mucho en los últimos años sobre cómo gestionar una crisis de confianza en el sistema.

No hacemos varias preguntas, ¿hasta qué punto lo sucedido en las últimas semanas en el sector financiero cambia las perspectivas y condiciones de la economía? ¿En qué medida debería cambiar la política económica y particularmente la monetaria? La respuesta es compleja, y posiblemente a día de hoy nadie lo sepa. Valoremos lo que si sabemos. Primero hablemos de las cifras que se están escuchando en prensa continuamente sobre la fuga de depósitos, y segundo de la importancia de los bancos pequeños en USA.

Es una realidad que se están transfiriendo fondos de los bancos pequeños y medianos, a bancos grandes, y en parte a fondos del mercado monetario. Este ultimo actor, vuelve al escenario después de años de ausencia. Cascabel al gato.

Los bancos pequeños en USA perdieron $120bn. Son datos semanales, publicados el viernes. De esa cantidad, unos $50bn los perdió Signature Bank. Es sólo un 2% de los depósitos de los bancos pequeños. Los bancos grandes ganaron cuota en depósitos. Se calcula que tuvieron inflows de unos $200bn, procedentes de bancos pequeños y de bancos extranjeros, pero en neto solo ganaron $67bn de depósitos porque también tuvieron entradas a otros productos como fondos monetarios.

En absoluto, son cantidades que impresionan, pero pongámoslo en perspectiva para mejorar el enfoque.

Source: Goldman Sachs, Haver Analytics, December 2022

En los EE. UU., los últimos años se han visto crecimientos masivos en los depósitos bancarios. Esto se aceleró durante la pandemia debido al nuevo impulso monetario aportado por la Reserva Federal, y el apoyo fiscal que se ofreció. Los depósitos crecieron más rápidamente que la capacidad de los bancos para otorgar préstamos, y, por lo tanto, ese exceso se invirtió en activos financieros. Eso no tiene nada de malo desde el punto de vista crediticio, ya que los valores en cuestión eran bonos del Tesoro y activos respaldados por hipotecas. Sin embargo, esto también significó asumir un gran riesgo de tipos de interés. Como podemos observar, el crecimiento de los depósitos en USA en llegó a alcanzar los 18 trn$. Por lo tanto, las últimas salidas, siendo elevadas, no podemos afirmar que señalen a riesgos sistémico, y posiblemente nos ayude a entender a Yellen cuando trata de calmar, pese a no garantizar los depósitos en USA por encima de los 250.000$, como se hizo en SVB.

Durante años, los bancos no han pagado remuneración a los clientes por mantener sus depósitos, especialmente porque en los últimos años no ha habido una competencia real (tasas de interés bajas, abundante oferta de efectivo doméstico y corporativo). Ahora, sin embargo, los tipos son más altos y existe la oportunidad de invertir en fondos del mercado monetario o letras del Tesoro y obtener más rendimiento. En teoría, eso abre la puerta a la fuga de depósitos fuera del sistema bancario. El riesgo es probablemente exagerado para el sistema, pero los bancos más pequeños podrían ser vulnerables, ya sea por la caída de la confianza (los depósitos se trasladaron a los bancos más grandes que se perciben como más seguros) o por la disponibilidad de tipos más atractivos en otros activos.

Los depósitos en el sector bancario han disminuido en casi 600 mil millones$ desde que la Fed comenzó a aumentar los tipos de interés, la mayor salida de depósitos del sector bancario registrada.

Que, en gran medida, han ido a fondos del mercado de monetario, cuyos tipos, vuelven a ser competitivos.

En segundo lugar, hablemos de la importancia de los bancos pequeños y medianos en la economía americana.

Un informe de Goldman Sachs pone de relevancia la importancia de los bancos medianos y pequeños en la generación de oferta de crédito en Estados Unidos. De acuerdo con este documento, estos bancos son responsables de aproximadamente el 50% de los préstamos comerciales e industriales de EE.UU., el 60% de los inmobiliarios residenciales, y el 45% de los préstamos al consumo. Adicionalmente, los bancos pequeños USA representan el 67% del total de préstamos a CRE (Commercial Real Estate) por lo que se entiende la preocupación de un escenario tensionamiento, y restricción de acceso al crédito.

Pero es probable que las restricciones al crédito afecten no solo a los bancos pequeños. Los grandes bancos están sometidos a una regulación más estricta que los pequeños, ya que se les exige que dispongan de más capital y de más liquidez. Si añadimos la probabilidad de que incluso los bancos que no han sufrido una retirada masiva de depósitos, se vuelvan mucho más cautelosos, es probable que nos encontremos ante una importante reducción del crédito.

Como se deriva del análisis de Goldman, con un 40% de los depósitos en bancos medianos y pequeños superando el límite de 250.000 dólares asegurados por la FDIC, la liquidez va a ser su prioridad más importante. Dado que son precisamente estas instituciones las que tienen una mayor propensión a conceder préstamos, parece casi inevitable que se cierre una importante fuente de crédito para el sector privado.

Las instituciones bancarias estadounidenses y europeas se han visto afectadas por una ola de angustia durante este mes de marzo. Los responsables políticos de ambos lados del Atlántico reaccionaron con una serie de intervenciones, algunas dirigidas a instituciones individuales, otras diseñadas para apuntalar el sector bancario en su conjunto.  Hay un informe del NBER (National Baureau of Ecomic Research) que está generando interés. Se analizan 2000 intervenciones de los reguladores en el sector bancario. Adjuntamos link, por si alguien quiere profundizar, y destacamos algunos puntos, por ejemplo, la combinación de garantizar depósitos y garantías de emergencia a préstamos apenas se ve en un 6.5% de los casos y cuando se produce en el 80% de los casos está relacionado con una crisis sistémica.

https://www.nber.org/papers/w31066?utm_campaign=ntwh&utm_medium=email&utm_source=ntwg13

Las secuelas del colapso de Silicon Valley Bank (SVB) en los EE. UU. y la compra de Credit Suisse por parte de UBS, son aún más inciertas sobre las perspectivas económicas y de mercado a corto plazo. En cuanto a Estados Unidos, nos descartamos que en los próximos meses se reduzcan las previsiones para el PIB estadounidense por los efectos de la volatilidad reciente en el sector bancario.

La repentina erupción de incertidumbre en el sistema bancario es una señal de que la política monetaria ha endurecido significativamente las condiciones financieras. La incertidumbre sigue elevada y coincidimos con el presidente de la FED, en que intentar predecir el impacto del endurecimiento del crédito tras los acontecimientos recientes, es hacer conjeturas. A medida que seguimos analizando las consecuencias de la reciente crisis de confianza en el sector bancario, conviene seguir muy de cerca la situación de Europa, donde el crédito bancario al sector privado roza el 115% del PIB de la eurozona, frente al 66% del PIB en Estados Unidos.

En este sentido, nos centramos en identificar las áreas del mercado que, en nuestra opinión, se verán más afectadas, por las últimas turbulencias.

Primero, tradicionalmente, las small caps dependen más de la financiación bancaria que las grandes. Nuestra expectativa es que los bancos pequeños restrinjan el crédito más que los grandes, lo que afectará principalmente a las pequeñas compañías. Ya se está notando en mercado. En el mes de marzo, el Nasdaq bate al Russell 2000 en más de 10%. Aunque una parte de este comportamiento puede deberse al rally en duración, los inversores se decantan por empresas grandes ante un incierto entorno macro y de mercado. Mientras que vemos como grandes beneficiados a los bancos americanos de mayor dimensión (por ejemplo JP Morgan, Citi), a los que se dirigirá una parte de los hoy clientes preocupados de los bancos regionales, y las compañías tecnológicas consolidadas (por ejemplo Amazon, Alphabet, Microsoft).

Un último dato. Hoy cerramos mes de marzo y trimestre, y será la primera vez en 20 años que el MSCI World suba a pesar de una caída de más del -10% en el sector financiero. De cara al futuro, esperamos que los mercados se vean presionados cuando las tendencias macroeconómicas y de beneficios comiencen a debilitarse. Si bien esto aún no está sucediendo, la historia sugiere que las condiciones y los estándares crediticios más restrictivos arrastrarán tanto el crecimiento económico como el de los beneficios a futuro.