Hoy hemos conocido que Netflix va a comprar una compañía histórica del sector audiovisual, Warner Bros Discovery. La compañía dominante en el servicio de streaming compra uno de los estudios cinematográficos más antiguos y con más solera de Hollywood. Compra los estudios, la plataforma HBO y el catálogo de películas. Valoran el equity de la compañía en 72.000 millones de $ y si incluimos la deuda en 82.700 millones de $.
Tras unos años donde hemos visto pocas fusiones en 2025 hemos comenzado a ver un repunte significativo, y creemos que podemos estar en un nuevo ciclo de fusiones y adquisiciones, M&A en inglés.


¿Por qué el M&A ha vuelto?
Incertidumbre a la baja. Tras el “shock” 2020–2024 (COVID, inflación, subidas de tipos, elecciones), el marco de política se estabiliza. La inflación se modera frente a los picos, los bancos centrales han iniciado o preparan ciclos de recortes y el mercado ha internalizado el nuevo nivel de tarifas y reglas comerciales. Para los equipos directivos, el “no saber” pesa menos que antes.

Financiación disponible y mercados abiertos. Tanto en grado de inversión como en high yield, los mercados primarios muestran apetito, con los spreads de nueva emisión inusualmente bajas pese a volúmenes elevados. Eso, unido a entradas netas en fondos y a la reactivación de CLOs y seguros/annuities, sugiere capacidad para absorber deuda de M&A sin dislocaciones severas.

Políticas favorables. Aunque cada geografía avanza a su ritmo, todas van en la misma dirección. Los bancos centrales relajan (política monetaria), los supervisores afinan las guías para no estrangular financiación (política regulatoria), y la política fiscal—con déficits todavía elevados en EE. UU.—impulsa la demanda agregada y, con ella, la confianza corporativa.
Un superciclo de capex tecnológico e infra de datos. La inversión en data centers, semiconductores, software de IA y electrificación crea “hubs” de valor que muchos preferirán comprar antes que construir, acelerando M&A en TMT, utilities/infrastructure y componentes industriales.
Distintas fuentes apuntan en la misma dirección: Dealogic y Mergermarket reportan aceleración de megadeals en 2025 y un 3T particularmente dinámico; la consultoría estratégica (PwC, McKinsey) habla de estabilidad/selección pero con “momentum” mejor de cara a 2026; y plataformas de ejecución ven pipelines más profundos en América y EMEA, incluso con Asia-Pacífico normalizando tras dos años débiles.
Quién compra
El mix del M&A de 2025 está dominado por compradores corporativos (frente al private equity), un patrón amable para el crédito: más uso de acciones como moneda, menores niveles de apalancamiento incremental y operaciones con sinergias operativas reales. Esta mezcla explica por qué, pese al repunte de M&A, no hemos visto un deterioro sistémico en spreads de crédito—que, de hecho, han mostrado estabilidad inusual frente a la volatilidad de las bolsas.
El capital privado está sentado en cash: el conjunto de mercados privados gestiona 13,7 billones de dólares con 4,2 billones en disponibles para operaciones (31% del total), lo que equivale a ~8 billones de poder de compra considerando apalancamiento. Aunque esa cifra ha descendido desde máximos por menor fundraising y más distribuciones, la base sigue siendo colosal y el tono directivo en gestoras líderes (BX, KKR, Brookfield) se ha tornado más constructivo, con pipelines crecientes y salidas que comienzan a acelerar respecto a 2023.

En LBOs, el crédito privado ha ganado recientemente una cuota abrumadora en recuento de operaciones (cerca del 85–90% por número), sobre todo en mid-market y tickets sub‑$1.000 millones. El mercado de préstamos sindicados y high yield, sin embargo, ha reabierto con fuerza para refinanciaciones y para financiar operaciones de mayor tamaño cuando las condiciones acompañan, y las concesiones de nueva emisión en IG se han mantenido en zonas históricamente bajas pese a meses de oferta récord. En suma, hay dos tuberías activas y competitivas para financiar M&A.
Una regulación más permisiva
En Estados Unidos, el giro no ha sido la rescisión de las Merger Guidelines 2023, sino su continuidad con un énfasis de la nueva dirección en “previsibilidad, transparencia y seguridad jurídica”: el presidente de la FTC, Andrew Ferguson, ha dejado por escrito que las guías siguen vigentes y que el objetivo es aplicar la ley con claridad, evitando tácticas dilatorias de “dejar morir” operaciones sin llevarlas a los tribunales. En la práctica, se ha pasado de “litigate to kill” a “litigate if necessary; otherwise, get out of the way”. La gran tecnología seguirá bajo lupa, pero la señal para el resto del universo corporativo es pragmática.
Los bancos de inversión y advisors reportan pipelines al alza y apetito transaccional en grandes corporaciones estadounidenses, con énfasis en operaciones transformacionales para reforzar posiciones competitivas en industrias intensivas en capex tecnológico (TMT, data/IA, utilities digitalizadas, healthtech) y en negocios con ingresos recurrentes. El contexto de tipos a la baja y mercados primarios “anchos” refuerza el atractivo de monetizar sinergias con balance robusto.
Europa también envía señales de modernización: la Comisión ha iniciado la revisión del Reglamento de Concentraciones y de las Horizontal Merger Guidelines, con el objetivo de ganar flexibilidad y acomodar objetivos de innovación, digitalización o autonomía estratégica. En paralelo, casos recientes—como Orange/MásMóvil en España y Vodafone/Three en Reino Unido—han terminado con aprobaciones condicionadas pero viables, incluyendo remedios de espectro, roaming y compromisos tarifarios temporales. El mensaje: se acepta la consolidación cuando se preserva la competencia efectiva, y los tiempos de análisis tienden a agilizarse.
Europa se beneficia del arrastre global, pero con rasgos propios: sectores fragmentados, necesidad de escala para competir a nivel mundial (defensa, telcos, business services) y balances aun relativamente prudentes. La aprobación condicionada de Orange/MásMóvil y la fusión Vodafone/Three marcan un precedente relevante en mercados históricamente reacios a pasar de 4 a 3 operadores, y podrían reactivar lógicas de 4→3 en otros países, siempre con remedies que habiliten competidores fortalecidos (p. ej., Digi en España).
Catalizador de las small & mid caps
Tras años de liderazgo de megacaps, las small y mid caps cotizan a descuentos históricos versus las grandes: en EE. UU., métricas como P/E o P/B muestran gaps no vistos desde finales de los 90; análisis de sell-side y casas de índices hablan de descuentos del 20–45% según metodología y periodo. En Europa, aunque el descuento es menor, las small caps también presentan descuento frente a las grandes compañías, cuando históricamente no ha sido así. Eso convierte a las SMIDs en “targets de valor” y/o en plataformas de consolidación sectorial.


Por qué importa para el M&A: el equity de los compradores estratégicos está caro, mientras que los objetivos SMID están baratos, reduciendo el coste relativo de adquisición, elevando las sinergias por euro invertido y facilitando que el mercado reciba mejor las emisiones en papel/mixto para financiarlas.
Asimetrías de capacidad: comprar capacidades en vez de construirlas
En horizontes con tecnologías “disruptivas”—IA, Machine Learning, automatización, ciber, nube, computación de borde—muchas grandes compañías no pueden esperar: el time to market y la necesidad de talento/producto empujan a comprar. ¿Dónde están esos activos? Desproporcionadamente en SMIDs: software vertical, data ops, ciber especializada, nichos industriales con propiedad intelectual, clean-tech modular… Este patrón ya aflora en las encuestas a analistas y en los transcripts corporativos, donde la motivación “adquirir capacidades de IA” es recurrente.
El desplazamiento de los fondos mega‑buyout hacia tickets medianos ante la escasez de mega targets y el coste de la deuda ha aumentado la competencia en el mid‑market, elevando múltiplos de transacción y creando entornos de subasta más concurridos. Para los accionistas de SMIDs cotizadas, eso significa más probabilidad de take‑outs a prima. Para managers/boards, abre alternativas: dual‑track (venta vs. IPO), take‑private con private equity, o venta a estratégicos.
El antitrust actual—EE. UU. y Europa—sigue siendo estricto con “concentraciones horizontales” entre colosos en mercados ya concentrados, pero es bastante más predecible y benigno con adquisiciones “bolt‑on” o “Large buys Small” que no alteran sustancialmente la estructura competitiva. Es exactamente el patrón que favorece el corporate venture/M&A en SMIDs.
¿Cómo se está financiando la ola?
Por ahora el equity está siendo la principal forma de financiar las operaciones. Con el costo de la deuda aún superior al earnings yield de muchas grandes (aunque a la baja), el mercado “premia” papel y combinaciones mixtas (como en el caso de Netflix y Warner Bros Discovery), sobre todo cuando hay sinergias creíbles.
En la parte de la deuda, tanto IG como HY, la demanda estructural (seguros, mutual funds, CLOs) mantiene spreads comprimidas incluso tras meses de oferta récord; en levfin, los underwriters vuelven a abrir ventanas para LBOs selectivos con estructuras disciplinadas (más equity que en 2006–07). En paralelo, el direct lending sigue supercompetitivo y habilita cierres ágiles sin riesgo de sindicación. El M&A optionality favorece bonos con cláusulas de cambio de control a 101 y pricing por debajo de par.
Riesgos a vigilar: qué podría torcer el ciclo
- Crecimiento decepcionante o shock exógeno. Ningún ciclo de M&A sobrevive a una recesión clara; el caso base que presentan los analistas asume “desaceleración con crecimiento” global. Un giro abrupto (empleo/beneficios) frenaría las operaciones.
- Reversión de certidumbre política o comercial. Tarifa‑shock, tensiones EE. UU.–China o giros fiscales podrían también finalizar el ciclo de M&A.
- Capacidad de crédito más limitada de lo previsto. Hoy los indicadores (flujos, spreads, concesiones) son favorables; un air‑pocket en insurance buying o CLOs por curva demasiado plana podría encarecer la financiación rápidamente.
M&A como herramienta de reasignación eficiente
El M&A es a menudo caricaturizado como ingeniería financiera; sin embargo, en fases como la actual actúa como mecanismo de reasignación: capacidades y activos que valen más en manos de quien puede escalarlos; spin‑offs que liberan valor reprimido; salidas ordenadas para negocios sub‑escala; y—para los mercados—una vía para cerrar brechas de valoración injustificadas. Cuando el entorno provee financiación, previsibilidad regulatoria y motivaciones estratégicas genuinas, el resultado es un ciclo que crea valor económico sostenible.
El “renacer del M&A” de 2025 reúne esas condiciones. Y, por construcción, su onda expansiva cae con mayor intensidad donde la relación precio‑valor es más atractiva, donde el ticket es accesible y donde la capacidad de mover la aguja de un comprador grande es mayor, las small y mid caps.
