Mucho se ha hablado de la decepción que ha causado la salida de China de las restricciones por la Pandemia Covid-19. Después del largo confinamiento que sufrieron los ciudadanos de este país, se esperaba una euforia consumidora desmesurada, que no ha ocurrido. El consumo en China supone un 53% del PIB, comparado con EE.UU. que supone cerca de 2/3 de su economía. En esta medida China es el país 156 de 168 en ranking de consumo sobre PIB.

Como comentamos en uno de los anteriores escritos “el consumidor estadounidense representa un peso económico mayor que el de China y tiene aproximadamente el mismo tamaño que las economías de Alemania, Japón, India, Reino Unido y Francia juntas.” Las contribuciones de China a la economía mundial son dispares. Por un lado, contribuye a un 32% de la inversión global y un 18% del PIB global. Por otro lado, únicamente supone un 13% del consumo mundial. Incluso si comparamos estas cifras con países emergentes, China consume un 7% menos que Brasil, aun produciendo más del 40%.

El consumo lo es todo para las economías y los gobiernos lo saben, por esta razón China está comprometida, aunque sin éxito, a aumentar el consumo interno desde hace 20 años. La demografía decreciente de China no ha ayudado a un aumento del consumo. Entre los economistas asiáticos se comenta que “en China se han hecho viejos antes que ricos”.

Analizando EE.UU. Desde que empezaron las subidas de inflación y por consiguiente de tipos de interés en EE.UU.  la gran pregunta era ¿cuánto podría aguantar el consumidor estas subidas? La gran sorpresa ha sido la resiliencia de este mismo. Desde que empezaron las subidas, los consumidores que más han sufrido han sido los más jóvenes, teniendo unos ingresos menores, más deuda y por consiguiente menores puntuaciones de calidad crediticia.

La delincuencia en tarjetas de crédito en los más jóvenes ha experimentado subidas no vistas desde la Crisis Financiera. Lo mismo ha sucedido en la delincuencia de créditos por automóviles. Además, se ha experimentado un gran aumento en las suscripciones a plataformas de pagos a plazos. La gran preocupación es los niveles actuales de delincuencia con un desempleo (4,1% actualmente) en mínimos de la media a largo plazo (5,7%). Y nos preguntamos ¿qué pasará si el desempleo aumenta considerablemente?

Además, cuando analizamos los ahorros de las familias desde antes de la Pandemia, los percentiles más bajos de ingresos han consumido los ahorros y están en niveles inferiores a pre Pandemia. No obstante, en EE.UU. el percentil 20 de más ricos supone un 39% del consumo. Este grupo todavía sigue en euforia consumidora, con gastos elevados en experiencias (conciertos, viajes, partidos de futbol…).  El consumidor americano está llevando una tendencia muy curiosa y drástica no vista desde hace tiempo, este está prefiriendo dejar de pagar sus deudas en tarjetas de crédito y automóviles, pero siendo muy diligentes a la hora de pagar sus hipotecas. Esto se debe a que el 95% de las hipotecas están a tipos fijos a 30 años y los consumidores saben que refinanciar las mismas serían rotos para sus economías familiares. Por otro lado, el precio de los activos que tienen las familias han subido en valoración, tanto el precio de los hogares, como la valoración de los activos en bolsa (el mercado de acciones americano ha subido 12,5tr desde noviembre de 2023).

Otra preocupación del mercado frente a las subidas de tipos de interés era la sostenibilidad en este nuevo entorno de las empresas altamente endeudadas y con baja calidad crediticia. Sin embargo, también ha habido enormes sorpresas por este lado, no habiendo visto numerosos defaults o liquidaciones, descendiendo estos mismos hasta menos del 30%. Como alternativa las empresas con estas características han acudido a reestructuraciones, un 70% de las empresas se encuentran en restructuración. Todo esto ha ayudado a mantener la tasa de paro controlada.

Y aquí es donde a comparamos a China con EE.UU. . Mientras que el primero experimenta deflación, un aumento de defaults en real estate y por consiguiente una confianza del consumidor por los suelos, el segundo esta todavía en un periodo de inflación, inferior a la de los últimos meses, y pleno empleo, con una confianza fuerte, aunque ligeramente inferior a la del último año y medio. El sentimiento es esencial para las economías, un aumento de tasa de paro no solo reduce el consumo de las personas que se ha quedado sin empleo, también afecta enormemente a sus familiares, amigos y vecinos. Y por esta razón China y EE.UU. llevan caminos opuestos actualmente.

La renta variable europea lleva unos años estando mucho más barata que la americana. Es una de las conversaciones junto con las posibles bajadas de tipos más frecuentes en la industria. Menos comentado, pero no por ello menos anómalo, es el descuento que presentan la pequeñas y medianas empresas, pero fundamentalmente las pequeñas frente a las grandes compañías. Este descuento está presente tanto en el viejo continente, como al otro lado del Atlántico.

El descuento ha llegado a ser tan aberrante, que muchos inversores están analizando el activo para entenderlo y para ver si está justificado, o si por el contrario deben invertir en el activo.

Las small caps históricamente han cotizado con prima sobre las large caps, por su perfil de mayor crecimiento. En estos momentos, con la economía creciendo moderadamente en Estados Unidos y razonablemente en Europa, los mercados americano y europeos en sus máximos de 15 años, las small caps, no solo no cotizan con prima, sino que cotizan por debajo de su media histórica.

Creemos que no hay un único factor que explica el descuento de las small caps, sino que es la suma de varios:

Los índices cada vez están más concentrados, y las mega caps, como los 7 magníficos son las que impulsan el mercado y aumentan su valoración. En Estados Unidos si excluimos las mayores compañías, los índices de grandes compañías no estarían tan caros y estarían más en línea con las small caps.

Inversión pasiva. Con la popularización de la inversión pasiva, los inversores invierten mayoritariamente en los mismos índices, lo que concentra la inversión en los mismos valores y aumenta su valoración dejando al resto de lado.

Las small caps europeas, donde no existe un mercado de high yield muy profundo, dependen más de la financiación bancaria que las grandes compañías. Tienen la mayor parte de su deuda a tipos variables, y la subida de tipos les ha afectado en márgenes sustancialmente más que a las empresas grandes, que aprovecharon el entorno de tipos bajos de los últimos años para financiarse a tipos fijos muy bajos a largo plazo en el mercado de capitales. En Estados Unidos, los bancos regionales tienen un peso importante en el índice de small caps, y han lastrado su comportamiento. Esto se debe a la subida tan abrupta que han tenido los tipos, que les ha afectado de dos maneras. Por un lado, por las dudas de su liquidez al tener gran parte de sus activos en bonos de largo plazo con minusvalías latentes, por otro lado, porque al subir los tipos la Reserva Federal tan rápido, los consumidores no están solicitando créditos, y los bancos no están consiguiendo colocar créditos a los tipos actuales.

Las pequeñas compañías tienen menos poder de fijación de precios. En un entorno de inflación alta como el que hemos vivido las pequeñas compañías tienen mayor dificultad para trasladar las subidas de costes a los clientes que las grandes empresas.

Falta de M&A. Tradicionalmente el M&A ha sido un catalizador de las small caps, pero con el aumento de los costes de la deuda, las empresas grandes no han querido apalancarse, y no han comprado pequeñas. Los fondos de Private Equity tampoco están comprando nada, ya que les está costando levantar capital, y con la subida de tipos su negocio de comprar compañías y apalancarlas al máximo se ha vuelto inviable.

Falta de liquidez. Los fondos de inversión cada vez compran menos smalls caps. Los reguladores han puesto el foco en la liquidez de los fondos, y la negociación en los mercados de muchas small caps es irrisoria. Los fondos tienen que estar varias semanas, sino meses para liquidar posiciones. Otro factor que afecta a la liquidez es que las small caps cada vez tienen menos cobertura de analistas, por lo que menos inversores invierten en ellas.

Estos motivos explican por qué están más baratas las small caps frente a las grandes compañías. Lo que creemos que es más complicado es prever cuando esta situación se va a dar la vuelta. Las small caps llevan estando baratas varios años, y pueden continuar estándolo varios trimestres más. Algunos de los factores explicados creemos que son irremediables a corto plazo, como la inversión pasiva o la falta de liquidez.

Nosotros en el corto plazo no creemos que la situación cambie. Para ponernos positivos en el activo tendríamos que ver bajadas de tipos, que favorecería un aumento del M&A y una reactivación industrial. De ponernos positivos en small caps, lo más probable es que fuera en Europa, ya que consideramos que la valoración es más aberrante y nos ofrece un mayor perfil de seguridad.